"Nadie más que yo"

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Mavie

El rojo se me veía bien, mejor de lo que podía admitir. El color azul de mis ojos le daba un toque reluciente a mi figura. Mis caderas pequeñas, pechos perfectos y labios rojos eran todo lo que podía encantar. ¿A quién intento engañar? Me puse este vestido para impresionar a Cassian.

—Una cita, Mavie.

Tienes una cita, y deseas que tu acompañante no sea Galan, sino Cassian, me decía mi conciencia, cruel hasta conmigo misma. Deje el departamento, en menos de un minuto ya había cruzado el lobby del hotel y le sonreí al portero. Se había convertido en mi amigo de miradas; un hombre muy mayor y muy amable. Cuando salía, vi a Galan esperando en la entrada.

—¿Me veo mal?—divise mi vestido, en busca de algún defecto.

—Estás... impresionante —expresó, con admiración en sus ojos.

—Gracias. El rojo es un buen color, ¿no crees? —comenté, riéndome ligeramente.

—Definitivamente. Te ves maravillosa. ¿Lista para cenar? —preguntó, ofreciendo su brazo.

—Vamos —contesté, aceptando su brazo.

Galán me condujo a su auto y abrió la puerta para mí. Me senté en el asiento del copiloto y, mientras él manejaba, sentí sus miradas ocasionales sobre mis piernas y mi vestido rojo. Temblaba, un poco nerviosa. ¿Por qué te importa lo que haga, Mavie? Cassian ya dejó claras las cosas, y mi corazón se niega a entender. ¿Desde cuándo siento esto? ¿Cómo pasó de ser odio a otra cosa? Esto ya parece un cliché barato de enemigos a algo más.

—Parece que esta noche lloverá —rompió el hielo—. ¿Estás bien, Mavie?

—Sí —sacudí mi cabello—. Esta noche llorará.

—Conmigo estás segura, cariño.

—Lo sé, Galán.

Él me sonrió y volvió a conducir en silencio. Sin embargo, algo en él me generaba desconfianza. Curiosamente, confiaba más en el abogado, que al menos mostraba quién era realmente, en lugar de esos que aparentan ser buenos pero son perversos en el fondo.

El restaurante

El restaurante era un lugar sofisticado y elegante. Admiraba cada detalle de la arquitectura y el lujo que lo rodeaba. Galan realmente se había lucido al conseguir una reservación aquí. Un joven camarero nos abordó y nos sirvió dos copas de vino. Observé el líquido rojo; nunca había bebido, al menos no lejos de la supervisión de Roxan. Tomé la copa y me la llevé a los labios. El sabor era exquisito, como si fuera un afrodisíaco.

—¿Te gusta, Mavie? —exijo saber, analizándome con interés.

—Me encanta —certificó con una sonrisa, dejando la copa en la mesa.

—Me alegra que te guste. Quería que esta noche fuera especial.

—Lo has logrado —asentí, mirando alrededor del elegante restaurante.

—¿Te sientes bien viviendo con Cassian? —sondeó.

—Sí, me siento bien. Cassian ha sido... bueno conmigo —redarguye, tomando un sorbo de vino.

—Creo que le gustas al abogado —soltó de repente.

Me atraganté con el vino, tosiendo y procesando recuperar el aliento.

—¿Qué? —logré decir entre toses.

—Lo siento, no quise hacer que te ahogaras con mi comentario fuera de lugar. Perdóname —se disculpó.

—Está bien, no te preocupes.

El mesero volvió a aparecer y agradecí a los dioses de las salvaciones por esto. Colocó dos platos de carne ahumada con puré de papas en la mesa. Mi estómago gruñó de hambre.

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora