22. Te quiero. +18

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Advertencia ⚠️ Este capítulo tiene escenas sexuales explícitas, es responsabilidad de cada quien leerlo.

Amelia.

Noah y yo habíamos ido a visitar a su madre al hospital, se nos había hecho demasiado noche así que teníamos que irnos ya.

En el carro no platicábamos, me daba vergüenza ver a Noah a los ojos por algo que había pasado la noche pasada.

Algo que jamás pensé que me pasaría.

Había tenido un sueño húmedo con Noah. Y joder, lo hacía tan bien, por lo menos en mi sueño. Pero el punto ahora es que no podía mirarlo, cada vez que lo miraba se me venía a la mente el maravilloso sueño.

—Amelia ¿Me estás escuchando?—Noah me estaba hablando y yo ni me di cuenta por andar pensando en el dichoso sueño.

No voltee a mirarlo porque sabía que me pondría totalmente roja.

—¿Qué decías?—pregunté viendo la ventana.

—Te decía que ya es muy tarde y es peligroso ir manejando hasta la cabaña, te estaba diciendo que a cinco minutos está mi antigua casa en dónde vivía con mi mamá que si querías que nos quedáramos está noche ahí.

Espera ¿Pasar una noche en una casa a solas con Noah? Ay por dios Amelia, ni que fuera la gran cosa, haz dormido en la misma cama que Noah por meses y no ha pasado nada.

—Si, está bien.

¿Qué es lo peor que podría pasar?

Noah cambio la dirección del coche y pronto se estacionó afuera de una casa.

Era una casa mediana, se veía muy acogedora.

Bajamos del coche, Noah se adelantó para abrir la puerta de la casa.

—Si no mal recuerdo, está es la llave—dijo señalando una llave de su llavero, que efectivamente esa fue la que abrió la puerta.

Nos adentramos a la casa, se notaba que hace tiempo nadie la habitaba, había algo de polvo, pero muy poco y el olor a encerrado apenas se inhalaba. Con dificultad Noah trato de hacer que los focos prendieran pero no paso.

—¿Hace cuánto que no vives en esta casa?—curiosa, mientras caminaba por la misma.

Entrando se veía a la izquierda una sala, a la derecha escaleras y al fondo una cocina.

—Como un año—agarro un cojín y empezó a sacudir el sofa.

Una vez que lo sacudio y quitó todo el polvo me invitó a sentarme, cosa que accedí.

La casa estaba fría. Siempre escuchaba a señoras decir que cuando una casa permanecía sola por tanto tiempo se volvía fría.

Noah dió unos cuantos pasos hasta la chimenea y la encendió para tratar de calentarnos.

La luz de la chimenea era lo único que nos iluminaba.

La ropa que traía se basaba en una falda , una blusa de escote recto y mangas que descubrían la mitad de mis hombros. Claramente me estaba congelando.

—Creo que no fue una buena elección de ropa—bromee mientras abrazaba mi propio cuerpo tratando de darme calor.

—Ow—Noah se dió cuenta de la situación—iré a ver si tengo ropa que pueda prestarte.

Se levanto del sofá y subió las escaleras perdiéndose entre las habitaciones.

A los pocos minutos volvió con varias cosas en manos.

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