Capítulo 2.12 | Decisiones Desesperadas

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Aspen Hanson

Al día siguiente

La sangre es más pesada que el agua. Eso siempre lo tuve claro.

Mi hija, mi único familiar vivo, es lo más importante para mi en estos momentos. Por eso estoy dispuesto a todo por recuperarla, aún si eso significa abandonar el legado que mi familia ha mantenido por siglos. Por eso he citado a Tomás Blackwood en mi despacho.

Llegó puntualmente con un traje de rayas hecho a medida que se amoldaba a su cuerpo, no obeso, pero tampoco esbelto. Traía accesorios de oro y y su cabello antes negro, ahora casi totalmente blanco, está peinado hacía atrás.

-Hanson -me saluda acomodándose los gemelos en sus mangas con un gesto altivo.

-Blackwood -le respondí haciéndole una seña para que tomara asiento frente a mi.

-Supongo que pudiste sacar algo de tu reunión con aquel muchachito -dijo con un tono despectivo mientras se acomodaba en la butaca.

-Desgraciadamente no -respondí apoyando mis manos en el escritorio.

-Lo siento mucho, Hanson, tenía la esperanza de que lográramos rescatar a mi futura nuera, Ryan está muy angustiado por todo esto que está pasando, no tiene vida desde que esos malditos se la llevaron.

-Yo tampoco, Blackwood, es cierto que comencé a convivir con mi hija hace poco más de un año, pero siempre la tuve en la mira -comenté con pesar-. La vigilaba diariamente, sabía que se encontraba bien, que estaba durmiendo y comiendo correctamente, esta incertidumbre de no saber nada de ella me esta matando, por eso he tomado una decisión.

Blackwood se inclina hacia adelante mirándome con interés.

-¿Qué decisión has tomado, Hanson? -inquiere, su tono de voz cambiando de compasivo a acusador.

-Le cedere el liderazgo a Poe Verne y aceptaré la inclusión de los humanos.

Un silencio tenso se apodera del despacho, la tez de Tomás se ha vuelto fea y desagradable hasta que larga una carcajada grotesca.

-Es una borma, ¿cierto? -vuelve a reír, sus ojos se achican y se le marcan las arrugas-. Por tu bien, Hanson, espero que se trate de una broma.

—No es una broma, Tomás, es mi hija quien está sufriendo a manos de ese bastardo y no lo puedo permitir más si esta en mis manos que pare su sufrimiento —afirmo rotundamente.

Tomás vuelve a reír, esta vez sin una pizca de gracia.

—Eres un maldito debilucho, Hanson, los Blackwood hemos estado apoyándolos desde el inicio de los tiempo —da un manotazo con su puño cerrado en mi escritorio—. ¡Mi hijo ha sido fiel a ti! esperando que algún día le sedas el liderazgo, ¿o se te olvida que el estuvo ahí antes de que apareciera tu hija? Luego lo echaste a un lado como si nada y si yo no hubiera intervenido y no hubiera enviado a asesinar al padre de esa estupida presa ni siquiera hubieras tenido la iniciativa de ofrecerle a tu bastarda en matrimonio, no solo estas tirando tu legado a la basura, si no el de todos nosotros que te apoyamos desde siempre.

Me quedo quieto por un momento analizando todo lo que me acaba de decir.

Quien sabe cuantas cosas más habrá hecho Blackwood a mis espaldas.

El día que asesinaron al padre de Padme Gray recuerdo haber recibido una llamada de su parte avisandome y susurrandome como una serpiente que mi hija necesitaba el respaldo de los Blackwood cuando asuma el liderazgo, lo cual me pareció lógico en su momento porque no sabía de sus planes.

Ahora me doy cuenta que siempre estuvo en las sombras esperando mi caída.

—Blackwood —digo suavemente aparentando una tranquilidad que no siento—. Mi hija siempre estuvo viva, y tu lo sabías perfectamente, ¿en qué momento se te paso por la mente que tu hijo sería mi sucesor?

—Yo lo sabía, Hanson —sonríe cínicamente—. Pero las personas a nuestro alrededor, no. Veían a mi hijo tan cercano a ti que empezaron a suponer que él sería tu sucesor, eso me dio una idea, si tu pequeña bastarda moría, los Blackwood al final podríamos tener el control, pero siempre la estuviste vigilando y nunca logramos cazarla. Cuando ella se apareció aquí con su manada de juguete, vi la oportunidad perfecta cuando fue sola a la armería, envié a Ryan, pero resulta que el bastardo no pudo hacerlo, al final es más fiel a ti que a su propia familia, porque la estuvo cuidando desde que puso un pie en esta mansión.

—Eres tan patético y rastrero —me burle.

—No más que tu, me importa una mierda que tu hija esté sufriendo, te mataré y tomaré el liderazgo de los novenos —saco su arma de su cinturón y me apunto directamente al pecho.

Me moví lo suficiente para que la bala no importara en mi pecho pero si en mi hombro. Presione mi herida y busque en la gaveta mi propia arma. Blackwood disparaba a lo loco destruyendo mi escritorio y estanterías tras de mi. Me cubrí  con este mientras le quitaba el seguro a mi arma.

—¿¡Sabes lo primero que haré cuando tenga el poder, Hason!? —grito por encima de los disparos—. Decapitare a tu hija y a ese bastardo, disecare sus cabezas y las pondré de trofeo en mi despacho.

Los disparos se detuvieron por un momento, sentí sus pasos acercarse y comencé a disparar para alejarlo. Lo sentí chillar como un cerdo, lo que significa que logré herirlo.

—¡Hijo de Puta! —grito y abrió fuego nuevamente.

No gastare mi energía atacandole. Las guerras se ganan con paciencia y estrategia, no con fuerza si salgo de aquí ahora me acribillara porque esta disparando a diestra y siniestra, pero pronto se cansará y ahí es donde acabo yo.

—¡Sal de ahí cobarde! —grito frustrado—. He cambiado de opinión, te dejaré vivir para que veas como incinero viva a la puta de tu hija.

Eso fue una provocación, una que funcionó porque enseguida me levanté dispuesto a dispararle, pero cuando lo vi, una flecha atravesaba su frente desde la parte de atrás de su cabeza. Tenía los ojos abiertos en una expresión de horror absoluto. La sangre bajo por su rostro manchando su feo traje y finalmente cayó sobre mi escritorio haciendo que la flecha se deslizará dentro de su cráneo para finalmente caer al suelo con un ruido sordo.

Levante la vista para encontrarme con unos ojos parecidos a los míos mirándome con autosuficiencia.

—¿Me extrañarte padre?

Eris Hanson [La historia de una Traidora] -Fanfic de DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora