Uno, dos, tres. " Sorpresa"

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Mavie

Apresure mis pasos hacia el ascensor, pero ella me tomó del pelo y me jaló hacia atrás, colocando una navaja en mi cuello detenido mi huida.

—Porque corres, no te voy a lastimar.—apretó mi garganta—Al menos no por ahora.

—Sabes que el, te matará si me lastimas.

—Lo sé. Sé que Cassian, me matará. No obstante ¿Podré acabar con la debilidad del diablo o no?

—No te llevarás ese crédito—le lance un codazo a su estómago que la hizo soltarme.

—¡Maldita!—me aventó la daga, clavándomela en el muslo.

—Ah—grité.

Ella se incorporó y regresó hacia mi. Tomo la navaja y la introdujo con más presión en mi carne abriendo paso al dolor. Luego me abofeteó, y no le bastó eso; retiró la hoja filosa y me la incrustó en las costillas recobré una bocado de aire. Lleve mi mano izquierda a mi costado, y repare en la sangre que salía sin parar.

—¡Muere insípida desgraciada!

—No me iré sola—retire la navaja de mi costado, y la apuñele en el vientre—Te llevaré conmigo.

Las puertas del ascensor volvieron a abrirse, y pude mirar a Cassian. Perdí de vista todo, y me terminé desmayando. Escuché mi nombre en sus labios.

—¡Mavie!

Cassian

Desesperado por llegar a casa con mi mujer, parqueé el auto en el estacionamiento del hotel. Subí el ascensor con destino a mi piso. En cuanto las puertas del ascensor se abrieron, vi a Alexandra en el pasillo. Esa hija perra. Me acerqué a ella, pero detuve mis pasos al ver que mi mujer estaba sangrando. Ella sostenía a Alexandra como una navaja en su vientre.

Todo pasó en cámara lenta. Agarró an Alexandra del cabello y la lance hacia atrás. Se estaba desangrando. Y no me importaba si se moría, como quiera la iba a matar. Tony apareció contuve mis ganas de matarlo, me había fallado otra vez.

—Señor Rostov—musitó apenado—Salí por unas pinturas para la señorita yo...

—¡Cállate maldita sea!—la furia no me dejaba pensar—Llévate an Alexandra de aquí, sabes qué hacer con ella. No llevaré a Mavie, al hospital trae todo lo necesario para atender a mi mujer aquí ¡Muévete!

—Si... señor.

Desapareció con Alexandra en sus brazos. Revise la herida de Mavie, y suspire con tranquilidad no era tan profunda sentí el verdadero terror al verla toda ensangrentada. La cogi en mis brazos, ingresé al departamento con ella.

—Mi amor, despierta, todo estará bien.

El equipo médico llegó con todo lo necesario. No quería que un hombre tocara, o viera desnuda a mi mujer. Así que traje a una doctora y una enfermera ¿Soy celoso? Si, soy un psicópata. El suelo tenía mis huellas marcadas de todas las veces, que iba y venía; de aquí para allá ansioso por saber de mi mujer. La doctora no salía, y menos me daba noticas me iba a volver loco. No tenía cabeza para atender mi celular. No tuve de otra que hacerlo malditos sean todos.

—Espero que llames para preparar el funeral de tu ahijada.

—Cassian—era la voz de Dilara—Se lo que hizo Alexandra no pienso justificarla. Ella está mal, de la cabeza padece de cambios de personalidad.

—Acabaré con su trastorno mental—dictó—Le pegaré un tiro entre ceja y ceja.

—¿Como está Mavie?—suspiro derrotada sabe que la mataré de todos modos—¿No le pasó nada grave?

"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora