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Auradon estaba silencioso, demasiado, y eso solo significaba que todo estaba muy mal.

El hechizo de sueño de Audrey parecía haber alcanzado a todo ser humano en el lugar, y al llegar de vuelta a la preparatoria, Thomas solo pudo ver a adolescentes repartidos por todos lugares en un profundo sueño, similar, para no decir idéntico, al sueño eterno que había sido sometida su madre antes de ser liberada de ese hechizo con el beso del verdadero amor que le había dado su padre.

Aunque la atención de todos también se desvió a los adolescentes convertidos en piedra, y era claro que había que resolver todo eso pronto.

—Podríamos revisar la escuela—Habló Uma, caminando junto a los piratas y Celia hacia la entrada—. Aprovechemos que estamos aquí.

—No—Mal les detuvo, con un tono de voz autoritario—. Audrey tiene la corona, por lo que es obvio que irá por Ben y su castillo.

Thomas no pudo evitar sentirse mal ante la mención de su prometido, sintiendo el peso de la preocupación sobre sus hombros y su cabeza, la cual seguía doliendo, siendo un dolor casi anestesiante por culpa de esas voces. Audrey había perdido la cordura, y temía que algo malo le pasara a Ben en manos de su hermana melliza.

—Hay que ir al castillo—Thomas interrumpió la tonta pelea por el liderazgo que se disputaba entre Mal y Uma—. Y me importará una mierda si no quieren ir, pero yo sí lo haré.

Los villanos no protestaron ante la orden del Príncipe, manteniéndose en silencio durante el trayecto hacia el castillo, donde actualmente vivía junto a Ben.

De la misma manera, el castillo estaba igual se silencioso que la preparatoria, y Thomas sintió escalofríos al ver el desorden en el vestíbulo: Los muebles rotos y astillados, al igual que los cuadros que decoraban las paredes, las que también estaban distintas al estar "decoradas" con arañazos gigantes que parecían provenir de un animal salvaje.

Chico, el perro de Carlos, no tardó en seguir el aroma de Ben a través del castillo, y el Príncipe junto a los villanos no dudaron en seguirle, entrando al amplio salón de armaduras.

—No me gusta este lugar—Murmuró Thomas, en voz baja—. Cuando era pequeño, vine aquí de noche y podría jurar que se movieron las armaduras por sí solas. No pude dormir bien por dos semanas...

—No pasará nada malo, Principito—Tom se sobresaltó cuando Harry pasó uno de sus brazos por sus hombros—. Tu novio no está para protegerte, pero sí estoy yo, y soy mucho mejor que cualquier chico.

Mientras Evie intercedía en la pelea entre Mal y Uma, Thomas se dedicó a atravesar todo el salón a paso rápido, teniendo que arrastrar a Harry con él, porque el pirata parecía no querer soltarlo. En ese instante, una armadura crujió y se giró hacia ellos, como si pudiera mirarlos.

—Así comenzaban todas mis pesadillas...—Thomas tragó saliva, viendo como un vapor rosa salía de la armadura—. ¡Dejen de pelear, tenemos problemas!

—Hola, hermanito—La voz de Audrey sonó a través de la armadura—. ¿Te gustan los príncipes, Tommy? ¡Oh! Pero sé que prefieres a un caballero de brillante armadura, pero es mucho mejor cuando son varios.

El resto de las armaduras no tardaron en crujir, dejando su posición de estatua para caminar hacia ellos, rodeándoles en el centro del salón, en posición de ataque.

El grupo trató de escapar por la puerta más cercana, pero fue de esperarse que fueran detenidos por las armaduras hechizadas, no quedando otra opción que pelear contra ellas. Jay les entregó a todos espadas que permanecían a un costado del gran salón, reuniéndose nuevamente en medio de este para luchar.

Era obvia la pelea del liderazgo entre Uma y Mal, pero como si se hubiesen conectado, comenzaron a luchar juntas. Fue como si bailaran, así podía describirlo Thomas: Los villanos se unieron en la lucha como si fueran un solo equipo, derrotando casi con absoluta facilidad al ejército de armaduras hechizado por Audrey.

—No volveré a entrar a ese lugar nunca más—Murmuró Tom, lanzando la espada al suelo, pateando sin fuerza una armadura cercana—. Puedo añadir esto a cosas de mis sueños que se hicieron reales...

—Yo también podría ser un sueño hecho realidad, principito—Un brazo de Harry rodeó sus hombros, siendo arrastrado al extremo del salón donde permanecía Uma y Gil, alejados de Mal, Carlos y Jay.

—¡Eso fue genial!—Habló Evie, asombrada, en medio de los dos grupos—. Fuimos un equipo... Trabajamos juntos para derrotarlos... Debemos romper el hielo. Bien, diremos algo que nos guste mucho de la otra persona, ¿De acuerdo?

—No creo que sea tiempo de hablar de eso, Evie—Thomas se apresuró en interrumpir el discurso de la peliazul—. Audrey no tardará en venir si nos quedamos aquí.

—Tom tiene razón—Afirmó Mal—. Pero ahora debemos separarnos. Un grupo tiene que ir a buscar a Ben, y otro tiene que buscar pistas de Audrey en su habitación de la preparatoria.

—¿Y qué hace ahí en verano?—Cuestionó Uma.

—Tiene escuela de verano—Respondió Thomas—, sus calificaciones no fueron las mejores...

—Con razón se volvió villana—Harry soltó risas burlescas junto a Gil—. ¡Escuela de verano!

Tal y como había dicho Mal, el grupo se separó, y Thomas se fue junto a Carlos, Jay, Harry y Gil en busca de Ben, con la ayuda de Chico, quien seguía funcionando como un rastreador.

Thomas se mantuvo siguiendo constantemente al perro, porque en lo único que pensaba en ese momento era en encontrar a su prometido. Harry y Gil se distrajeron junto a Jay al encontrar un arbusto de moras, aunque le alcanzaron junto a Carlos cuando Chico detectó más fuerte el aroma de Ben.

—Algo apesta aquí—Habló Chico, deteniéndose—. Y esta vez no fui yo.

Un grito de sorpresa se escapó de Tom cuando un hombre saltó desde unos arbustos, aunque no tardó en reconocerlo como una bestia. La bestia se detuvo frente a él y lanzó un rugido. Thomas tuvo que esquivarlo cuando se lanzó a golpearle, mirando a los hijos de villanos a su espalda.

—¡Cuidado, chicos!—Exclamó Tom. Con su aviso, Carlos pudo evitar que Gil fuera atacado, mientras que Jay evitó un golpe en su dirección y en la de Harry.

La bestia saltó a una pequeña colina frente a ellos, volviendo a rugir. Thomas frunció su ceño al notar que la mirada de la bestia iba entre su mano y el grupo, hasta que Carlos fue quien habló.

—¿Ben?—Murmuró Carlos, llevándose un rugido de la bestia—. ¿Audrey te hizo esto?

—Ahora entiendo de donde se me hacía conocido ese traje—Habló Jay.

—Tiene una herida en su mano—Murmuró Gil—, por eso está malhumorado. Mi padre dijo que el suyo no manejaba bien el dolor.

—Bien, iré yo—Soltó Tom, luego de un silencio. Subió a la pequeña colina en pasos cautelosos, porque no sabía como podría actuar Ben, y no quería que escapara—. Hola, Ben. Soy Thomas, aunque siempre prefieres decirme Tom o Tommy...

Retrocedió un poco cuando Ben lanzó un golpe al aire, pero no flaqueó.

—¡Soy tu novio!—Siguió Thomas, extendiendo su mano hacia él—. Más bien, soy tu prometido, y nunca te haría daño porque te amo, y solo quiero ayudarte a que desaparezca el dolor.

Un ruido, similar a un llanto, salió de la boca de Ben, estirando su mano. Tom hizo una mueca al ver la astilla enterrada en la mano de Ben, y no tardó en tomarla entre las suyas, quitando la astilla en un movimiento limpio.

Ben soltó un grito de dolor, pero terminó calmándose al cabo de unos segundos. Un chorro de agua dio de lleno en su cuerpo de bestia, y Thomas no podía creer lo que veía. La forma de bestia de Ben se desvaneció poco a poco envuelto en una estela plateada, dejando nuevamente su forma humana, con algunos cambios. Tom no tardó en rodear su cintura con uno de sus brazos para sostener su cuerpo, sonriendo ampliamente.

—Los colmillos y la barba te hacen ver jodidamente sexy—Murmuró Tom contra su oído, soltando una risita al percatarse del sonrojo en las mejillas del Rey.

Todo estaba bien en ese momento, solo en ese.

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