"Gemelas Rostov"

85.8K 3.8K 591
                                        




Cassian

"Carajo, carajo" decía entre dientes mientras sostenía la mano de mi mujer, el auto en camino hacia nuestra casa en el bosque. Niñas. No era que no las quisiera, no era eso. Era el peso del peligro que ahora significaba para mí. Tengo tres debilidades. Ya no solo es su madre. Ahora hay dos pequeñas formándose en su vientre. Dos vidas que también son mías. No importa cuántos años pasen, ni qué tan grandes sean. Serán siempre mis hijas. Y a mis hijas las va a proteger su padre, incluso del mundo entero si hace falta.

Todavía resonaban en mi cabeza las palabras de esa fastidiosa doctora "Son niñas." Estamos esperando niñas. Tengo que comprar vestidos diminutos, biberones, peluches, tiaras, una jodida casa de muñecas. Maldición, tendré que construir una fortaleza para proteger a mis mujeres. Nadie, absolutamente nadie, les hará daño. Mataré por mi mujer, los desviviré vivos por mis hijas. Me volveré un paranoico si es necesario, un obseso pero voy a proteger a mis mujeres.

Volví al rostro de mi esposa, y antes de que dijera algo, la sorprendí con un beso largo. Niñas, niñas la frase seguía dando vueltas en mi cabeza.

—Amor —jadeó, todavía confundida—Estabas muy callado cuando salimos del hospital.

—Niñas, vida. Mí mujer me dará niñas.

Cuando llegamos a la residencia, los hombres de seguridad colocaron nuestras pertenencias dentro para después despedirse con una reverencia. Yo seguía absorto y mudo con la confirmación del sexo de mis hijas. Niñas era lo único que se me repetía en la cabeza. Tomé la mano de mi mujer y entramos al recinto que ahora sería nuestro refugio junto a nuestras hijas.

—¿Estás decepcionado?

—¿Decepcionado?

—Deseabas niños.

—Estoy jodidamente aterrado. Porque ya no solo tengo un punto débil ahora tengo tres. Tres corazones que dependen del mío. Tres razones para volverme aún más brutal si alguien se atreve a mirarlas de la forma incorrecta.

—¿Estás feliz porque serán niñas, Cassian?

—Mujer. Me haces el maldito criminal más feliz de este  mundo.

—¿De verdad?

—No hay imperio, ni poder, ni guerra, que se compare a lo que siento al saber que tendré dos pequeñas que serán tuyas y mías.

—Voy a enseñarlas a defenderse, a pensar como estrategas, a no confiar en nadie solo en su padre.

—Cassian—susurró.

—Y tú amor—dije bajando la mirada a su vientre—. Ya no te mueves mucho. Cargas a mis hijas y eso te hace todavía más sagrada para mí.

La alcé en mis brazos y ella enlazó sus manos alrededor de mi nuca; desde ahora sería más delicado, más considerado infiernos, haría cualquier cosa por mi mujer.

—¿Qué haces?

—Voy a follarte y luego empezaré a diseñar su habitación.

—¿Ya?

—Esta noche no voy a dormir. Tengo demasiado que planear y todo empieza contigo, vida mía.

La transporté hasta el dormitorio y la deposité sobre la cama con ternura. Me coloqué sobre ella, deslizando mis manos por su vientre con suavidad. Fui bajando el vestido con cuidado, acariciando sus brazos mientras lo hacía. Era la madre de mis hijas, mi esposa, ya no tenía escapatoria: era su prisionero, su esclavo, y lo sería por siempre.

—Tengo miedo de que algo te ocurra —Respalde mi frente contra la suya, escuchando su respiración, lo único que me mantenía en pie en este mundo—. Aún tengo miedo, vida.

"El Abogado de la Mafia" © { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏}   𝐁𝐨𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐞𝐜𝐢𝐨́𝐧 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora