Capitulo 48: Ferite

5.3K 308 31
                                    

48. Heridas.

Emiliano

Tomé su cara entre mis manos.

—No tengo que perdonarte absolutamente nada.

Ella negó sin mirarme. Enterró su cara en mi cuello y siguió murmurando lo mismo.

No supe que hacer para calmar su dolor. Me había pegado fuerte la noticia, simplemente me quedé mirando a la nada por horas.

Cuando volví a la habitación, ella no estaba en ningún lado. Por primera vez, sentí miedo, desesperación.

Había llamado a Giulio y él me confesó que Alesha volvió a Washington y fue Ángelo, sorprendentemente, quién me dijo que estaba aquí.

Tragué el nudo que se había formado en mi garganta y probé el sabor salado de las lágrimas.

No me gustaba verla así, tan destrozada, eso sólo me destrozó a mi.

—Escúchame—dije, separándola de mi cuerpo.

Ella se vio sorprendida al mirar mi rostro.

—Estás llorando por mi culpa.

Negué con la cabeza y tomé sus manos, dándole besos en el dorso de ambas.

—Eres lo más preciado que tengo. No sabía lo que era amar de esta forma tan devastadora hasta que te encontré—confesé.

—Yo no quiero hacerte sufrir.

Besé el rastro de sus lágrimas.

—Entonces, no me dejes. No te alejes otra vez...

Negó, quitando con sus manos el rastro de mis propias lágrimas.

—No nos ocultemos nada, ya fue suficiente.

—Siento que hayas pasado por eso sola.

—Fue mi culpa, nunca quise decírtelo.

Apreté los labios.

—No lo olvidaremos.

Se abrazó a mi cuello.

—No lo haremos.

—Prometo estar contigo si vuelves a quedar embarazada. No te dejaré cargar con una cosa así sola.

Se separó.

—Tú dijiste...

—Fue una cosa estúpida. Te amo más que a nada, si tú quieres hijos, los tendremos.

Pareció más tranquila.

—Bien, pero no ahora.

—Cuando quieras, será tú decisión.

—Nuestra.

—Nuestra—acordé y sonrió.

La tranquilidad me abarcó.

§

Alesha estaba devuelta en su casa. Me sentía tranquilo después de que habláramos las cosas.

Giulio estaba delante de mi.

—Reaccioné mal.

Enarcó una ceja.

—Me alegro que hayan podido hablarlo, ¿por qué sigue carcomiéndote?

—Antes de...—carraspeé, apretando el vaso en mi mano—No pedí tu permiso, creo que es correcto.

Saqué la cajita de mi bolsillo.

—Yo creo que no importa mi permiso, ella aceptará.

—Yo lo necesito, seremos familia después de todo.

Venenosa Adicción [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora