"El Abogado de la Mafia" { 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨; 𝟏 𝐂𝐨𝐦𝐩𝐥𝐞𝐭𝐨✅}

"Agonia"

Mavie

Me reí fuerte mientras mi esposo me hacía cosquillas, incapaz de contenerme más. Es la segunda vez; en la mañana que me hace suya, las piernas me tiemblan y su olor me tiene en celo. Despertar siempre con un buen orgasmo; es lo mejor sin duda mi esposo es un divino sexual.

—Para, amor, ya para.—le pedí.

—Dilo, bebé, dilo.

—Tú ganas, ya tú ganas.

Me besó con tanta pasión que temí que me dejara sin aire.

—Eres una pequeña tramposa.

—Señor Rostov, he ganado.

—Te he dejado ganar, amor.

—¿Me darás mi premio?

—Lo que te plazca.

—Esta noche tengamos una cena romántica, solos tú y yo.

—Me convenciste, vida.

—¿Me comprarás un pastel de chocolate?

—Tendré que ir por él a la ciudad, amor, pero te lo traeré.

—Lo amo tanto, señor Rostov.

—No más que yo a ti, pequeña.

Me volvió a besar, en este caso con un ápice más de placer.

Morgana

Golpeé la mesa muy molesta; estos eran unos inútiles incapaces de seguir una sola orden. Cassian Rostov no puede ser un dios al cual no se pueda tocar. Tiene un punto débil y ese punto débil lo cuida más que su propia vida.

—¿Me estás diciendo que es imposible llegar a Cassian Rostov?

—Su seguridad es muy buena, y sus hombres son fieles a él. Cassian Rostov es intocable, Morgana. Si yo fuera tú, no me metería con él. Es peligroso.

—¡Inútiles! —grité—. ¿Cómo es posible que no puedan seguir una sola orden?

—Aunque suene imposible lo es. El hijo de perra de Rostov sabe cuidarse la espalda.

—Cassian Rostov no puede ser intocable —exprese con firmeza—. Tiene un punto débil, y ese punto bajo es su debilidad más grande. Encontraremos la forma de llegar a él, aunque tenga que hacerlo yo misma.

Cassian

Dejé escapar una risita al verla feliz, jugando con los leopardos; descalza y con su gran vientre. Está cada día más enorme y velaré para que nunca esa sonrisa se borre de su rostro. Ella merece el mundo, y yo siempre le recordaré que está a sus pies para ella.

—Señor, hay problemas.

—Odio que les des vueltas a las cosas, Tony.

—El clan Carleone quiere llegar a usted, pero le es imposible. Morgana desea a toda costa alcanzar a la señorita Mavie y lastimarla.

—Eso no sucederá. Le he dado muchas largas, pero terminaré con esto. Nadie toca o lastima a mi mujer. No me importa en qué condiciones se encuentre, yo no soy Dios, no tengo clemencia de nadie.

—Usted es el señor Rostov; no fuera el mismo diablo si tuviera compasión.

—Por eso no la tengo. Sabes qué hacer, Tony.

—Siempre cumpliendo órdenes de mi señor.

Tony se retiró y Mavie se me acercó. La tomé de la cintura y la besé.

—¿De qué hablabas con Tony, bebé?

—Cosas de criminales.

—Mmm, ¿qué cosas?