Pistas

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"Hola, mi amor. Hoy escuché una canción que me hizo pensar mucho en ti. Recordé cómo desde un principio me diste cabida en tu vida. Me abriste las puertas de tu hogar como si fuera el mío. No puedo hacerte caso, no puedo fingir que te olvido porque eso sería fallarme y fallarte. No puedo ocultar mis ojos "subrayados con agua y sal"... Eso que escribiste me duele...- llanto entrecortado mezclado con un eco extraño- Yo sí quiero volver al lugar donde hemos sido felices. Lo que quiero decirte es que desde que no estás, todo perdió sentido - hizo un corto silencio para acallar sus propios sollozos - nada está en su lugar, solo hay Moscas en la casa; ¿dónde estás? ¿cómo puedo encontrarte? Marcela Valencia me vas a enloquecer , me haces mucha falta - soltó una risa amarga - perdón, estoy muy borracha y ni así puedo dejar de pensarte tanto -las palabras se mezclan con otra voz que grita al fondo. Betty, mija, fue que se durmió, la estamos esperando."

Colgó el buzón de voz y salió del cubículo para lavarse las manos y echarse agua en el rostro. Aura María vio las lágrimas.

-Betty, ¿usted está bien?- se acercó y le pasó un brazo por los hombros - ¿quiere hablar? ¿Necesita algo?

Beatriz solo negó con su cabeza y aunque respiró profundo para contener el llanto, no pudo evitar que salieran las lágrimas.

- Ay, Betty, venga, no llore más - Aura María la recostó en su pecho y comenzó a acariciarle la espalda mientras el cuerpo de su amiga se removía producto del llanto.

- Esto es un infierno, Aura María, yo necesito encontrarla - le dijo con voz suave cerca de su oído - necesito a Marcela conmigo.

- La vamos a encontrar, mire todo lo que hemos avanzado, mija, tranquila.

Al día siguiente todo el Cuartel usaba gafas de sol en la oficina.

-Mijitas, pero la borrachera fue descomunal - dijo Patricia al verlas reunidas tomando café. 

-Ni te imaginas, Patty, nos bebimos hasta el agua de los floreros, con eso te digo todo - respondió Bertha retándola. 

Patricia las miró con desdén y siguió su camino hacia el baño. Estando allí, sonó su teléfono, el cual había llevado en el bolsillo de su saco. 

- Marce, ahora no, estoy en el baño de Ecomoda - dijo casi en un susurro mirando hacia la entrada.

-Patricia, llámame en cuanto puedas - le respondió del otro lado y colgó de inmediato. 

Aura María hizo gesto de sorpresa y salió corriendo hacia presidencia para disimular que había estado espiando. Por otro lado, Patricia salió del baño, estaba segura de que nadie la había escuchado. Fue hacia su escritorio y no se movió de allí, tenía que trabajar o al menos simular que lo hacía. Una hora después, Aura María y Sandra se fueron a los escritorios de Bertha y Sofía y Patricia aprovecho para correr a la Gerencia de Puntos de Venta y poder llamar a su amiga.

-Hola, Marce, perdón, pero tenía moros en la costa  - dijo mientras aseguraba la puerta y se hacía distante a ella.

-Me lo imaginé, ¿cómo estás? - preguntó antes.

-Bien, Marce, bien. Por qué la urgencia - preguntó, aunque ya se temía la respuesta.

Marcela se calló un instante.

- Patricia, ¿ella, cómo está? - preguntó con un tono de voz melancólico.

-Marcela... Marce tenemos un trato -le replicó desanimada.

-Lo sé, sé que no debo preguntar, sé que ese no es el acuerdo - replicó con voz triste.
- Entonces, no insistas, por tu bien, Marce - le dijo Patricia con seguridad.
- ¿Ya te envió Daniel los certificados de pago de las tarjetas? - preguntó para evadir su propia incomodidad.
- No, Marce, Pero su secretaria dijo que hoy lo enviaban.
-¿Segura que todo está bien, Patricia? - trató de generalizar para ver si sacaba algo.
- Todo está perfecto, ¿Fuiste al festival? - necesitaba hacerle ver que ya no debía preguntar por ella.
- Sí, estuvo genial, te compré un libro - le respondió con un tono más animado.
- Ay, Marce, léelo y me lo cuentas- dijo con evidente fastidio hacia la lectura.
- Patriciaaaa, bueno, entonces hablamos en la noche - colgó.

Afortunadamente, cuando Patricia salió de la oficina, el Cuartel no había percibido ninguno de sus movimientos. Se dedicó a trabajar el resto de la mañana. No dejaba de pensar en Marcela, había resistido dos semanas sin preguntar por ella, ¿por qué ahora? En verdad no la entendía, pero habían hecho un pacto, resistir, resistir, al menos mientras Beatriz terminaba su periodo en Ecomoda.

Sobre mediados de la tarde, un domiciliario llegó al área administrativa preguntando a Patricia, con tan buena o mala suerte que Beatriz estaba en el escritorio de Aura María recogiendo unos documentos y que Patricia había ido a uno de los puntos de venta, olvidando ese detalle, ese pequeño detalle. 

-Patricia no está, tuve que mandarla a uno de los puntos de venta, pero yo soy su jefe - le dijo al joven con amabilidad y una sonrisa tierna, mientras extendía la mano.

El joven no lo dudó ni un segundo, ante aquella sonrisa de semejante ejecutiva, entregó el sobre sin reparos y se retiró sonrojado. En cuanto subió al ascensor, Beatriz abrazó el sobre, su intuición la había guiado y espera encontrar algo, solo algo que le ayudara en el camino. Miró a sus amigas con emoción y corrió a su oficina mientras Aura María la seguía con el mismo júbilo. 

Entraron a presidencia todas y esperaron a Mariana, quien dejó a Freddy pendiente por si llegaba Patricia. 

-¿Qué está pasando? ¿Por qué el 911? -preguntó Mariana llegando agitada.

-Es que acabamos de hacer algo que esperamos que nos sirva - dijo Sandra apretándose las manos. 

Beatriz estaba nerviosa y sonreía con esa actitud.

-Es que trajeron un sobre para la Peliteñida y yo tengo la impresión de que es algo de Marcela - explicó Betty mientras abría el sobre. 

- Entonces abra eso, mija - le dijo Bertha acercándose al escritorio. 

Beatriz casi que no podía controlar el temblor de sus manos. abrió el sobre y sacó los papeles, dejó el sobre en la mesa y comenzó a ver el membrete y algunas tirillas grapadas a los mismos. 

- ¡Sí! - casi que gritó - ¡Gracias, Dios mío! - abrazó los papeles. 

-¿Qué es? Hable a ver, me tiene  cardiaca - pidió Sofía y apretaba la mano de Inés, quien sostenía con fuerza su escapulario.

Betty se llevó una mano a la boca para ocultar su sonrisa mientras con la otra les mostraba los papeles.

-Son los extractos bancarios de Marcela - les dijo con la emoción de un niño que descubre la ciencia. 

Aura María y Sandra ni se inmutaron, pero Sofía sí saltó de la emoción.

-Ay, Betty, no pudo caer en mejores manos esto - los tomó y comenzó a ojearlos con rapidez - tenemos mucho trabajo.

-Sí, pero no podemos hacerlo aquí, me da cosa que Patricia llegue y nos vea con esto, Aura María, sáqueles dos copias, rápido y los metemos en el sobre, que no se note que lo abrimos- pensaba muy rápido, necesitaba y tenía el tiempo para dedicarse solo a eso. Tenía la adrenalina al cien, la energía suficiente para lo que fuera. 

- No entiendo para qué sirve eso, pero ya voy - y le arrebató las hojas a Sofía, corrió a la fotocopiadora. 

-Ay, Betty, la verdad yo tampoco entiendo mucho - dijo Sandra - pero usted me dice cómo puedo ayudar.

Beatriz se rio abiertamente.

-Muchachas, en los extractos Bancarios y de las tarjetas están registrados todos los movimientos financieros que se hacen en las cuentas, los pagos, los ingresos, las compras, ¿sí me entienden? -les explicaba con facilidad mientras comenzaba a guardar todas las cosas en su bolso. 

- Y como eso viene bien detallado con fechas, podemos ver qué compró o pagó doña Marcela en estos días que no ha estado - concluyó Sofía.

-entonces ahí se puede saber dónde está - dijo Bertha con entusiasmo.

-Más o menos, depende de cómo ha pagado y a quiénes, pero podemos encontrar algo, un almacén, un restaurante, algo que nos dé una pista - apuntó de nuevo Sofía. 

Aura María volvió agitada con las copias, el original y otro sobre. En un santiamén lo habían preparado todo y le dieron el sobre a Freddy para que le hiciera creer que lo habían dejado en recepción. Betty les pidió que estuvieran al pendiente de todo a las demás mientras ella se iba para una cafetería con Sofía. 





Destino - Marcela y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora