Capítulo 23

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Lauren's POV

Cuatro meses habían pasado y la tripa de Camila estaba un poquito más grande. Era una niña, y cuando Camila se enteró, se pasó el día entero llorando como una magdalena. No seguido, claro. Lloraba primero, por la alegría. Luego porque no quedaba limón, después porque un cocodrilo había cazado una cebra en esos documentales de la tele. Aun así, era bastante adorable vivir con Camila.

Eran las cuatro de la mañana, y en aquél momento no podría despertarme nada. Comencé a notar que algo se movía a mi lado, y encogí el cuello porque me estaba haciendo cosquillas, pero la voz de Camila se escuchaba de fondo hasta que sentí su mano impactar contra mi mejilla. Me había dado un guantazo. Abrí los ojos lentamente enfocando su rostro.

-¿Tu manera de despertarme ahora es pegarme? –Fruncí el ceño y bostecé, acariciándome la mejilla con cuidado.

-Lo siento... Es que llevo media hora llamándote. –Apoyó la barbilla en mi hombro y cerré los ojos un momento, lo suficiente para sentir que me daba un golpe en los dos hombros. –PERO QUE NO TE DUERMAS. –Volví casi a saltar en la cama como un gato al que le dan con el pie para despertarlo, y la miré.

-QUE NO ESTOY DORMIDA. –Dije agitada, provocando su risa y mi desconcierto. Volví a tumbarme en la cama y ella se acercó a mi oído.

-Lolo.. –Quería algo. No me llamaba Lolo excepto que quisiera algo y lo quisiera ya. –Cómprame una hamburguesa.. –Apreté los ojos y me giré en la cama. –Vamos Lo..

-Son las cuatro de la mañana, Camila.. –Me movió el brazo con las dos manos.

-Lauren, tu hija tiene hambre.. –Esa frase conseguía derretirme el corazón cada vez que la decía, y aún más con aquella voz tan tierna que tenía Camila. Giré la cabeza hacia ella y abrí los ojos para mirarla. Suspiré.

-Está bien... -Dije sintiendo sus labios besar los míos, con besos rápidos y cortos, pero no era capaz de responderlos porque estaba demasiado dormida.

-Eres la mejor mujer del mundo. –Asentí dándole la razón incorporándome un poco.

En pocos minutos, estábamos en el coche, y mi cara llegaba al suelo entre el sueño y el malhumor que tenía, aunque en el lado opuesto estaba Camila, que desbordaba felicidad a las cuatro y media de la mañana.

-Lauren, ¿tú me ves gorda? –Preguntó con las manos en la tripa. Ya se notaba con diferencia, no cabía duda de que estaba embarazada, y era adorable.

-No, mi amor, no estás gorda. –Dije con las manos en el volante y negué, sin dejar de conducir.

-¿De verdad o lo dices por contentarme? –Preguntó mientras yo conducía intentando no caerme del sueño.

-De verdad. –Me besó la mejilla un par de veces mientras conducía, hasta que llegamos a In-N-Out, que estaba abierto las veinticuatro horas del día.

-Quería una doble cheeseburger, con patatas con queso, palitos de mozzarella y coca cola. –La chica lo apuntó y me miró a mí, que negué lentamente.

-Sólo la acompaño. –Y sabía de sobras que Camila no era capaz de comerse todo eso.

Y volvimos a casa. Camila se sentó en la cama con todo a su alrededor, y en un atisbo de espacio en la cama me abracé a su tripa mientras ella comía y veía la tele. 

-Dios, eres igual que Megan Fox. –Al escuchar eso, no pude evitar soltar una risa aunque estuviese medio dormida. Me comí una patata, antes de acomodarme con la cabeza en la parte entre su pecho y su vientre, aunque, mi mano quedó sobre su tripa, quedándome dormida mientras ella pasaba la noche.

room 72; camrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora