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Izuku casi muere.

Y no por nada.

Había sido lo suficientemente tonto como para dejar los supresores a la vista. El cenizo los notó y, por su sensibilidad del celo, comenzó a llorar pensando que Izuku ya no quería estar con él.

El alfa se apresuró a calmarlo, abrazándolo y dándole caricias en el cabello. Asegurándole de que solo las había comprado en caso de que el mismo cenizo decidiera interrumpir su celo.

El pecoso era consciente de que ninguno de los dos había avisado a sus empleadores sobre el celo que pasarían juntos, lo cual podría traer consecuencias graves para cada uno. Quería asegurarse de que el omega tuviera la opción de regresar a su trabajo, aunque probablemente no sería así.

Katsuki logró calmarse, aunque el alfa no se salvó de un jalón de oreja. El más alto solo se carcajeó por ello, el oji rubí no era capaz de violentarlo, aunque trataba de verse más grande e intimidante.

Por el atrevimiento de jalarle la oreja, él le dio una nalgada. No se pudo resistir más, el cenizo llevaba puesta una de sus playeras y nada más. Podía ver sus muslitos desnudos y el inicio de sus glúteos.

-Eres un asqueroso pervertido -se quejó mientras se volvía a acercar, observando al alfa y fijando su vista en la entrepierna de este -. Ponme en cuatro.

-¡Kacchan! -su rostro ardió y decidió servir los platos.

Hizo que el omega se sentara; esto hizo refunfuñar al cenizo. Lo miró molesto y se cruzó de brazos, él quería comer otra cosa.

-Come -se sentó junto a él y llevó un bocado a la boca de su pareja, aunque seguramente era él el que necesitaba los nutrientes. -Déjame reponerme un poco, amor.

-Ya qué -rodó los ojos y comió lentamente, no tenía hambre.

Izuku suspiró y comió lo mejor que pudo. Sin ir rápido para evitar dolores de estómago, pero tampoco demasiado lento para poder atender al omega junto a él.

Claro que no pudo lograrlo, Katsuki inundó el ambiente con sus feromonas y se removía impaciente. Jugando con sus manos y posteriormente metiéndose bajo la mesa.

-K-Kacchan -jadeó, sintiendo la lengua húmeda del cenizo pasarse por su entrepierna -. Dame un momento, cariño.

-No -se negó, volviendo a pasar su lengua por el miembro ya semi erecto -Por favor, alfa, te necesito...

Izuku es humano, claro que no se podía resistir por demasiado tiempo. Por lo menos no después de que Katsuki se metiera su miembro a la boca, haciendo garganta profunda y jugueteando con su lengua.

El departamento volvió a llenarse de gemidos y gruñidos, el aroma de ambos ya mezclados en armonía, y el choque de sus cuerpos de forma rítmica y constante.

Katsuki sentía que sus piernas flaqueaban y el lubricante le escurría por los muslos, sintiendo cómo su ahora pareja se adentraba en él y golpeaba el fondo de su ser. Cada embestida lo volvía loco, de la comisura de sus labios salía un pequeño hilo de saliva, acompañado del nombre de su alfa, suplicando por más.

-Q-Quiero morderte -declaró entre fuertes jadeos, susurrando al oído del más pequeño -. Mierda...

-Hazlo, bebé -echó su cadera hacia atrás, tratando de que llegue más al fondo. Chilló por el dolor, pero completamente complacido.

-Kacchan -clavó sus dedos en la piel del cenizo, sintiendo el orgasmo peligrosamente cerca.

Gimió, sin poder controlarse más. Clavó sus colmillos en la nuca del omega, apretando su mandíbula con fuerza y saboreando el muy ligero sabor metálico de la sangre. Las embestidas no pararon incluso si el omega ya había terminado. Lloriqueaba y temblaba debajo del alfa, quien, minutos después, se detuvo. Un gemido fuerte y gutural salió de su garganta, anunciando que había alcanzado el orgasmo.

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⏰ Última actualización: Sep 04 ⏰

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