Part 15. Entre sombras y susurros

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Hinata despertó, sintiéndose extrañamente desorientada. La luz suave del amanecer se filtraba a través de las hojas, con cada parpadeo, sus sentidos volvían a la normalidad, lo primero que notó fue una calidez en su mano, algo que la hizo mirar hacia abajo.

Sus dedos estaban perfectamente entrelazados con los de Naruto, lo que hizo que su corazón comenzara a latir fuerte. Nunca había estado tan cerca de él y ese contacto la dejó sin aliento por un momento. Hinata sintió el calor en sus mejillas blanquecinas y estas comenzaron a tornarse de un evidente color rosado.

Intentó soltar su mano con cuidado, temerosa de despertarlo, pero una parte de ella no quería romper ese vínculo. Había algo que hacía que quisiera quedarse así un poco más, pero cuando intentó apartarse notó que la piel de Naruto estaba inusualmente caliente.

Preocupada volvió a tocar su mano, esta vez con más intención. La temperatura de su piel no era normal, estaba ardiendo. Inquieta, se inclinó hacia él, acercando su rostro para comprobar si lo que sentía era real, la cercanía la hizo contener el aliento por un instante.

El suave aliento caliente del pelirrubio rozó su mejilla, enviando un escalofrío por su espalda, cerró los ojos, intentando calmarse, pero la cercanía solo aumentaba su nerviosismo. ¿Por qué su corazón latía tan rápido?.

Con cuidado, se apartó un poco, aunque su mano seguía sobre la de él. Necesitaba hacer algo para bajar la fiebre, pero sin los suministros necesarios, tuvo que improvisar. Se levantó y buscó entre sus cosas un paño, lo humedeció con agua fresca de un pequeño arroyo cercano y regresó a su lado.

Al colocar el paño húmedo en la frente de Naruto, su pulso se aceleró nuevamente. Sus dedos rozaron su piel y la sensación de contacto la hizo sonrojarse, se quedó un momento en silencio, observándolo mientras el paño comenzaba a hacer efecto.

Mientras lo cuidaba, no podía evitar que sus pensamientos volvieran al momento en que sus manos habían estado unidas. No pudo evitar pensar en la forma en que los dedos de Naruto se habían ajustado tan perfectamente a los suyos, en la sensación de sus manos grandes, ásperas, pero a la vez tan cálidas y perfectamente masculinas... El calor que sentía en sus mejillas se extendió rápidamente coloreando toda su cara de un intenso rojo. Se mordió el labio avergonzada por lo que estaba pensando, y trató de apartar esas ideas.

¿¿porque demonios no dejaba de pensar en sus manos??

De repente, escuchó un ruido a la entrada de la tienda cortando sus pensamientos. Era Kiba entrando con hierbas curativas y suministros.

El corazón de Hinata se aligeró al ver a Kiba. Su regreso significaba que tendrían más recursos para ayudar a Naruto.

—Princesa Hinata, me alegra ver que estás bien —dijo Kiba, con un tono de alivio mientras dejaba su pesada carga cerca de la entrada.

Hinata le sonrió agradecida.

—Gracias, Kiba-kun. Me alegra saber que ya estás aquí. ¿Pudiste conseguir las hierbas?.

Kiba noto su rostro apenado, sin embargo decidió ignorarlo ya que no era raro en la Hyuga —Por su puesto — Kiba agotado pero con una gran sonrisa sacó un pequeño costal lleno de hierbas- la ojiperla le ofreció una sonrisa aliviada agradeciéndole.

De pronto su atención pasó a Naruto ya que vio que su cabeza se movía lentamente de un lado a otro. Aunque aún estaba débil, parecía que estaba consciente y mejorando. Su corazón se llenó de alivio al ver este pequeño signo de progreso, y su rostro se sonrojó ligeramente.

Kiba, al notar la atención de Hinata hacia Naruto, se acercó con una expresión comprensiva.

—Hinata-sama , has estado aquí mucho tiempo. Deberías descansar un poco. Yo me encargaré de preparar las hierbas y asegurarme de que todo esté listo para cuando despierte completamente—sugirió Kiba, con un tono amable pero firme.

La Princesa Y El Demonio- NaruHina Sasuhina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora