La cena romántica que nunca fue

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Geralmente la diversión en Auradon es sumamente distinta a la diversión de la Isla, así que cuando Ben y Chad llegaron entusiasmados diciendo que la feria había llegado a la ciudad digamos que nuestra reacción no fue acorde con la de ellos, al menos no hasta que explicaron que eran.

Por así decirlo, unas máquinas con el mecanismo de una lavadora pero a lo bruto, montadas en cuestión de una semana, por personas no especializadas y donde te subes a que te centrifuguen a toda velocidad.

El cúmul de la diversión, o al menos eso pensaron Jay y Carlos que nos han estado insistiendo toda la semana, Mal por su parte no le tuvieron que insistir mucho, quiero decir, Ben va y como hija de Maléfica miedo a morir es algo que no tiene, pero yo no voy a ese sitio ni loca, ¿se puede saber qué creen que se me ha perdido en un sitio donde tu vida depende de que un señor que ha puesto una atracción de dos toneladas sobre un ladrillo?

No sé qué clase de gusto suicida les recorre por las venas para querer ir a semejante lugar, pero yo desde luego me quedo y Doug también, bueno no le he preguntado, aunque seguro que tiene el sentido común de no ir, podríamos aprovechar e ir cenar juntos, que entre los exámenes y los pedidos de la tienda no hemos podido estar solos para algo que no sea estudiar o trabajar.

Bajé al comedor a desayunar algo, con suerte los chicos no se habrían despertado lo suficientemente temprano como para estar abajo, bajando o a punto de bajar y no darme hoy el desayuno tratando de convencerme.

Pero al parecer suerte, lo que viene siendo suerte, no tengo, era la última en llegar. Me senté al lado de Doug con un café y unas tostadas con miel, él agarró mi mano y la besó dulcemente.

— Buenos días Evs — susurró Doug antes de soltar mi mano y llevarse un buen sorbo de té a los labios.

— Genial, ahora que estamos todos ya nos podemos organizar bien — habló Ben entre bostezos.

— Yo sigo sin pensar en ir — dije rápimente antes de que puedan pensar en incluirme en su suicidio colectivo.

— Venga, no seas aguafiestas, hasta Doug ha dicho que si viene — Jay me arrojó una bolita de papel mientras me hablaba, no pude evitar la cara de sorpresa al oírlo.

— Una vez con mi prima Hazel y yo hicimos una especie de versión del Barco Pirata con un motor de un desguace, algunos troncos y un par de tornillos — comentó Doug tranquilamente dándole toda su atención al plato de huevos y panceta que tenía delante — fue muy divertido montarse  y supongo que será menos peligroso que lo que nosotros hicimos —

Genial, fin a la cena romántica y ahora, al parecer, mi novio amante de los libros, el primero de la clase, a quien le encantan las noches de pelis abrazados en mi cama bajo las mantas, es el peor de estos locos con cero interés en su propia supervivencia, simplemente genial.

— Pensaba que nos íbamos a quedar los dos — comenté sin pensar y quizás sonando más enfadada de lo que pretendía a juzgar por lo rápido que dejó de comer cuando terminé la frase.

— A ver amor, hace mucho tiempo que no salimos del centro y me gustaría hacer algo que me dispare la adrenalina, variar un poco la rutina — me agarró la mano tratando de enfatizar sus palabras.

— Yo pensaba en ir los dos a cenar, pero si te apetece tanto ir, vamos — lo vi morderse el interior de la mejilla en respuesta, está claro que la conversación que acababa aquí, pero al menos mi comentario había servido para que no tocaran más el tema en todo el desayuno.

— ¿Qué tal os ha ido en el examen final del profesor Loose? — Jane fue la primera en hablar y cambiar de tema antes de que el silencio se apoderase de la mesa — A mi bastante bien, un 7,75 en química no está nada mal —

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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