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Al culminar la cita médica Sesshomaru acompañó a Rin a los vestidores para soltar la bata pero esta vez no intentó nada más, tenía mucho en qué pensar sobre lo que había ocurrido ¿Xq aquel par de latidos seguían retumbando en sus oídos y en su propio corazón? ¿Acaso solo era una reacción primitiva del ser humano? ¿Todos estaban genéticamente destinados a reaccionar así ante aquel sonido como una forma del ser humano de preservar la especie? Entre más lo pensaba le parecía más estúpido, pero a la vez le frustrada que aquello le hubiera ocurrido ¿Desde cuándo acá el actuaba así?

—¡Lista!—le dijo al culminar, él la miró, Rin parecía brillar, le gustaba verla así. Al salir nuevamente a la sala de espera ella arrugó la nariz en un gesto de asco, inmediatamente él tomó su mano y la llevó a la salida para que pudiera respirar aire fresco—gracias—dijo apoyada en el auto recobrando poco a poco su color habitual.

—No es nada—ella sonrió.

—Fue mágico ¿No cree? ¡Y dos! Mayor razón para comenzar a preparar el cuarto de los bebés, debo comprar las cunas, la ropa, sus juguetes, me encantaría un móvil con sonido, y cuando crezcan podrán ir a buenas escuelas, vivo en una buena zona…—ella hablaba entusiasmada de todos sus planes y él la oía en silencio, le era fácil imaginarse a Rin corriendo de un lado a otro dándolo todo por atender bien a sus hijos, pero ella no necesitaba hacerlo sola—…al llegar le contaré al señor Naraku —al oír esto Sesshomaru se enserió y se dirigió al lado del conductor para subir—Señor Sesshomaru—él la miró—de verdad gracias por todo.

—Ya te lo dije, no he hecho nada.

—Sí ha hecho mucho, a sido un buen amigo y me he sentido en más confianza que con nadie, nunca hubiera dejado a nadie quedarse en casa, menos compartir un vestidor mientras me desvisto.

—Espero me permitas compartir más contigo.

—Eso me gustaría—subieron al auto y fueron a trabajar.

Al llegar, por la hora, todos estaban allí así que nadie se perdió el verlos llegar juntos, las más observadoras notaron que Sesshomaru usaba el mismo traje que el día anterior.

—¡Rin!—se asoma Naraku—Pasa cuando puedas—ella dejó sus cosas y le dijo a Sesshomaru que pasaría por su lugar para contarle.

—Señor Naraku —le hizo una reverencia.

—Vamos Rin ¿Como que señor?

—Disculpe, Naraku.

—¿Que te dijo el doctor?—le sonríe amablemente.

—Todo en orden y que tendré dos.

—¡Dos! Vaya, te veo muy feliz por eso.

—Sí, bueno, antes estaba sola y ahora no volverá a ser así, tal vez a algunos le parezca difícil pero estoy segura que podré con todo.

—Me conmueve verte así, cuenta con esta empresa, he visto tu trabajo y me complacería tenerte un buen tiempo, contamos con servicio de guardería.

—No lo sabía.

—Queda a una cuadra de aquí, te pasaré la información luego. Por cierto, nunca vi a Sesshomaru tan interesado en una chica, en nadie realmente.

—Somos amigos—se sonroja.

—Amigos, espero me consideres a mi así.

—Gracias por su atención, debo ir a trabajar—le hace una reverencia pero esto le causa un fuerte mareó, el pelinegro rápidamente la sostiene y la ayuda a sentarse—disculpe.

—No más reverencias.

—Sí, se… Naraku—Se puso de pié y salió.

Al llegar al escritorio de Sesshomaru él frunció el ceño y se puso de pié para verla mejor.

Sólo MíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora