Capítulo 29

110K 6.6K 3.5K
                                    

[En Multimedia: Emma y su "fiebre amarilla"]

¡¡PÁGINA 400, OH SII!!

He estado muy perdida, lo sé, 12 días desaparecida. Me disculpo de antemano, he tenido días de locos con todo: familia, trabajo, proyectos personales. El sábado y domingo finalmente pude sentarme a terminar de escribir el capítulo.

Sé que quieren leer, así que en este momento continuaremos con el capítulo 29 y al final les tengo un par de noticias.

¡Disfrútenlo!

----

Me quedé dormida.

Sé que me quedé dormida porque tuve una horrible pesadilla: Oliver se presentaba en la Mansión Sinclair, caía en sus redes manipuladoras y luego parecíamos ser felices por siempre y para siempre mientras que unos animalitos (que no eran los de Blanca Nieves sino otros repugnantes) bailaban a nuestro alrededor una danza acompañada de una música muy heavy metal.

Lo sé, fue espantoso. Casi que una película de terror en mi mente.

El sonido de una madera siendo golpeada hace que abra los ojos, pero con dificultad. Isabella ya no está dormida a mi lado, ni siquiera me percaté cuando se fue.

Intento levantarme de mi cama, pero mi cuerpo parece no responderme. Siento un calor intenso que se esparce por todo mi organismo desde la cabeza hasta los pies y un ardor en mi garganta que no me deja tragar.

Los golpes se detienen. La puerta de mi habitación se abre de pronto, pero en vez de atender a la persona que está entrando, decido estirar mi sábana hasta que llegue a mi rostro porque tengo mucho frío.

—Parece que alguien me dejó plantado anoche—es la voz de Matt.

Quito una parte de la sábana de mi rostro para contemplarlo. Está con su ropa deportiva, con semblante serio, denotando un poco de enojo.

—Mmm...—ni siquiera puedo articular palabra.

—Aunque debo felicitarte—Matt camina de lado a lado—. Has logrado, en menos de un mes, hacer todas las cosas que una chica jamás me había hecho.

"Las cosas que una chica jamás le había hecho".

Trago, como puedo, y hago el recuento:

1. Le salvé la vida (con una caja registradora de metal)

2. Lo hice armar un librero que todavía no he usado para el propósito que tenía (poner fotos entre las repisas).

3. Me emborraché dos veces en su presencia (en la primera me vio vomitar y en la segunda, se lastimó el hombro).

4. Por mi culpa tuvo que besar a una extraña de Internet (a quien le tuvo que pagar también)

5. Le gané en ping-pong (delante de mis padres)

6. Uno de mis chistes oscuros lo hizo saltar de la 'Aguja Espacial' de Seattle (en plena segunda cita)

7. Lo dejé plantado (en su propia casa).

Sí, creo que he logrado establecer un récord. Tres hazañas más y estoy lista para competir con sus diez estúpidas reglas de felicidad.

Una repentina jaqueca intensa invade mi cabeza.

—Basta... no me siento bien—mi voz suena más grave de lo normal. No puedo escucharme bien tampoco.

Matt niega con la cabeza.

—Oh no, no, no—dice rápidamente—. Ni te esmeres en buscar excusas, ya dormí solo, no voy a trotar solo también.

Se acerca hasta mí para agarrar la sábana que me protege de todos los males de este universo tan cruel y la tira hacia un lado descubriendo mi cuerpo.

Factura al corazón © DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora