Capítulo 3.

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Las pesadillas de Louis no disminuían, él aún seguía soñando con un hombre alto y de ojos negros. Cada noche se despertaba con sudor en su frente y un frio recorrerle la espalda.

Suspiro tratando de tranquilizarse, se había quedado solo en su casa mientras su madre y hermana iban al mercado a comprar algunas cosas. Trato de concentrarse en el cuaderno que tenía en las manos, pero no podía, no podía ni siquiera entender lo que estaba leyendo, y necesitaba estudiar para poder salir bien.

Volteo su cabeza hacia atrás, sintiendo la horrible sensación de que alguien lo observaba. Pero como cada vez que volteaba, no había nada, ni nadie.

–Estas solo, Louis –hablo, tratando de calmar sus nervios que crecían más–. No pasa nada, es solo tu imaginación.

Un fuerte golpe en la puerta hizo que diera un brinquito donde estaba sentado. Respiro profundo tratando de tranquilizar su corazón que comenzó a latir fuertemente y fue a abrir.

Mala idea.

–¡Louis, querido!

Su respiración se tranco al ver al hombre que había arruinado por completo en su vida.

–¿Cómo estas, cariño? –El hombre al ver que el castaño no le respondía entro en la casa–. ¿Estas solo?

–¿Qué hace aquí, señor Lazaros?

–¿No puedo visitar a mis amigos, como está tu padre?

La sangre de Louis hirvió al oír eso.

–Que descaro –siseo–. Hablar de mi padre, decir que es su amigo. Cuando usted no tiene amigos.

Lazaros lo miro con una sonrisa burlona, y levanto una ceja.

–No me mal intérpretes, querido. Vengo de visita.

–Lárguese.

El hombre soltó una carcajada. Luego su expresión de coloco seria.

–Mira, Louis –hablo duro, con frialdad–, es mejor que colabores conmigo si no quieres salir mal parado de todo esto.

–No se olvide lo que soy capaz de hacer.

Él se rio del castaño, rodando los ojos.

–¿Vas a matarme, Louisito? –le mostro los dientes, en lo que aparentaba ser una sonrisa–. ¿Cómo te va en tu conciencia? ¿Cuántos más has matado?

Louis parpadeo, recuerdos horrorosos llegando a su memoria.

–Fue en defensa propia.

–Sí, ya lo creo. Deber ser feo que te...

–¡Cállese! –Grito–. Es mejor que se vaya, si no quiere que pierda los estribos.

A Lazaros no le gustaba que le gritaran, y eso fue la gota que derramo el vaso.

–¡A mí nadie me grita! –ahora el que gritaba era él–. ¡Y mucho menos un jodido carajito!

De la orilla de sus pantalones saco un arma plateada, cargada con unas cuantas balas. Louis se mantuvo serio. No era la primera vez que lo apuntaban.

–¿Qué va a hacer? –reto–. ¿Me va a matar?

El hombre sonrió. Le asombraba la valentía del chico.

–Podría meterte una bala en medio de la frente –dijo simple–. Como lo hice con tu querido padre.

Como que si una luz se prendiera en su mente. El hombre dio un grito de felicidad. Rápidamente guardo de nuevo su arma. Y miro a Louis.

–O simplemente podríamos hacer algo mejor –dijo feliz.

El castaño vio como que llevaba sus manos al broche de su pantalón y comenzaba a quitárselo. Dejando expuesto su bóxer y una asquerosa semi erección.

–¿Quieres jugar conmigo, amor?

La respiración de Louis comenzó a volverse pesada. Trato de que el suficiente oxigeno llegara a sus pulmones y no ahogarse en el camino. Su cuerpo comenzó a temblar y sus manos a sudar.

–¿Asustado, cariño?

Lazaros dio un paso hacia delante, comenzando a tocar su pene. Se detuvo y miro a las escaleras. Y extrañamente su sonrisa creció más.

–Así que estas con un amigo –dijo–. Eso es mas interesante, Louis. Siempre quise hacer un trio.

Louis arrugo el entrecejo al mismo tiempo que respiraba por la boca. ¿Amigo? Pero si él estaba solo.

–Pero si yo...

Se quedó callado al ver como una figura alta –más que él-, pasaba a su lado. Su espalda era ancha y tenía un largo cabello rizado.

–Oye tu... –Lazaros no pudo terminar de hablar cuando la mano del chico estaba en su cuello.

–Aléjate. de. él.

Su voz fría. Mierda. El cuerpo entero de Louis se congelo en su sitio. Sintiendo un extraño calor en su interior.

El hombre comenzaba a ponerse morado por la falta de aire. Boqueo como un pez, pero el chico apretó más su agarre.

¡Lo va a matar!

–¡Suéltalo! –Louis grito.

Le hizo caso y lo dejo caer al suelo. El hombre llevo sus manos a su cuello, tratando de respirar y se hecho hacia atrás.

Vio sus ojos negros y luego unos afilados colmillos. En una esquina distinguió sombras y del miedo se...

–Se orino encima –Louis abrió su boca sorprendido.

Lazaros agarro sus pantalones acomodándoselos y saliendo corriendo.

El hombre alto de rizos seguía de espaldas a él. Louis trago saliva ruidosamente, intentando controlar su miedo. Pensó en cómo salir corriendo el también, en llamar a la policía, o en... vio el arma de Lazaros en el piso. Podría defenderse con ella.

Secretos jadeo.

–Deja el arma en el suelo –la voz ronca raspo sus tímpanos, haciendo que se le erizara la piel. ¿Cómo supo que iba a tomar el arma?

–¿Quién eres?

Escucho una sonora carcajada y luego un gruñido.

–Mi nombre es Harry.

Lentamente se dio la vuelta. Louis ahogo un grito. ¡Era el hombre de sus pesadillas!

–Tu-Tu...

Tartamudeo sin saber que decir. Se pegó a la pared buscando algún apoyo.

Harry sonrió mostrándole los colmillos. Esos colmillos que tantas veces soñó que los tenía clavado en el cuello.

–Soy el demonio de los secretos, tú no me convocaste por completo aquella vez que jugaste "No mires tres veces hacía atrás", y...

Sombras. Sombras negras aparecieron por toda la casa al sentir el miedo de Louis. Lo querían, lo querían a él. Era carne fresca. Harry gruño, haciendo que se detuvieran, asechando.

Él no iba a permitir que le hicieran daño.

Nos vemos.

Y en un parpadeo Louis pudo ver unos bonitos ojos verdes. Pero luego todo desapareció.

No mires tres veces hacía atrás {Larry Stylinson}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora