7. Turno de tarde

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Capítulo 7

Taylor

‒Así que, ¿quién es ella? ‒Me encontraba en la oficina de papá, con Shaw (mi otro mejor amigo), Michael, Lily y el señor Dunbar.

Alguien pareció darse cuenta de que babeaba por alguien (sí, fue Lily) y el interrogatorio no tardó en llegar. Michael le contó a Shaw, que lo comentó con Lily (es que esos dos se llevan muy bien) y finalmente ella con mi padre.

Así que mientras todos trabajan, yo estoy aquí tratando de escapar de su interrogatorio policial.

‒Yo sé quién es ‒habló Michael por primera vez desde que entramos en la oficina. Todos volvieron la cabeza, cual la niña del exorcista, con sonrisas maliciosas en su dirección.

‒Y yo también, pero no por eso les voy a decir. Michael me avergonzó lo suficiente ya- ‒Él asiente, y a Lily parece que se le prende un foco, pues su sonrisa se engancha.

‒ ¡Ya sé quién es! ‒Michael y yo la miramos confundidos, pero Shaw y mi padre la observan con emoción.

‒ ¡Vamos, Lily! ¿Quién es? ‒La apura Shaw, ella se levanta y se coloca frente a la puerta, preparada para huir.

Creo que debería de hacer lo mismo.

‒ ¿Es Amelia, a que no? La chica que se sentó anoche contigo y Michael. ‒El hecho de que la sonrisa se borrara de mi rostro, y quedará completamente blanco de la impresión, fue suficiente para que todos se dieran cuenta de que ella estaba en lo correcto, y Shaw salió disparado a ver quién era la chica.

Los otros tres la siguieron, y a mí no me quedo más remedio que correr detrás de ellos.

¿Es que acaso nunca se cansan de avergonzarme?

Cuando llego al vestíbulo del bar, los cuatro me miran avergonzados y en ese momento reparo en la entrada de la cafetería donde está la chica.

Con un chico.

Y ella le da un beso en la mejilla a modo de despedida.

‒Eres más guapo que él, Tay, no es competencia. ‒Ruedo los ojos y hago mi camino a la cocina, con mi familia pisándome los talones.

‒Yo digo que la invites a salir, total, ¿qué puedes perder? ‒Podía perder el intento de amistad que tenía con la chica, mi dignidad y enfrentarme a la vergüenza y fracaso.

No, gracias.

‒No la invitare, dirá que no. ‒Tomo un par de plátanos, mangos y fresas para cortarlos y tenerlos listos para las malteadas, y tener una distracción para no tener que escuchar a esta manada de locos.

‒Bueno, que yo tengo el perfecto sitio para que la invites, y no se podrá negar. ‒No sé nada de ella, y estoy seguro de que Lily tampoco tiene idea de qué le gusta como para ayudarme.

Cuando ella y mi padre se mandan miradas cómplices y sonríen, sé que él también sabe de qué está hablando esta mujer. Confió en mi padre y en su juicio para las cosas, pero en Lily no.

‒Taylor, de hecho, podemos aprovechar este momento para decirte... una cosa importante. ‒Ya no me da tan buena espina las intenciones del señor Dunbar.

Lily da un aplauso seguido de un salto y sale disparada a la oficina de mi padre. Todos nos quedamos en silencio, mi padre no tiene intenciones de decirme nada, y sé que ni Shaw ni Michael saben una palabra, pues lucen tan desconcertados como yo.

Cuando por fin regresa, tiene una sonrisa que estoy seguro que ni la peor noticia puede borrar. Saca un sobre con una bonita decoración detrás de su espalda, y me lo entrega emocionada

‒Puedes invitarla a nuestra boda.

Ni siquiera conozco tu nombre (Coffee Shop #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora