House of The Dragón 🐲 † ||• One-Shots• || † 🐲

• Oscar Tully

El río y la llama

Oscar Tully y la princesa

Advertencia: Herir/consolar, besos, tomarse de la mano.

Resumen: Un sacrificio. La única hija de la Reina de los Negros tenía que casarse, y la mejor pareja era el nuevo y joven Señor de la Casa de Tully, quien prometió darle su fuerza a la Reina. Consumado el compromiso y el matrimonio, el fuego se encuentra en las aguas donde ambos jóvenes nobles deben abrazarse para sobrevivir y no quemarse y ahogarse mutuamente.

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Con fuego y fuerza pudo haber nacido, pero cuando los dioses fueron misericordiosos y le dieron algo a su primer esposo en una noche de apatía a través del vino y las pociones, la Reina del Negro concibió a su cuarto hijo de un matrimonio que nunca pudo consumarse.

Nació la primera y propia princesa de la reina, la pequeña niña con la imagen de sus padres: un cabello brillante, más espeso que el sedoso de su madre, y ojos violetas como gemas que cautivaban a todos. Tras ella se alzaban los símbolos del dragón, por lo que fue la única de sus hermanos que conservó el apellido de su madre, una decisión que complicó las cosas y dejó a sus tres hermanos en una situación aún peor.

Pero hubo que hacer sacrificios por la princesa: sacrificios en forma de "asesinatos", nuevos matrimonios y la retirada a Rocadragón, donde la facción de los negros se reunió y reconstruyó a lo largo de semanas y meses.

El legado de la Reina del Dragón Negro recayó sobre su verdadera hija y sus dos pequeños. Aunque Jacaerys Velaryon era su hijo mayor y un joven dispuesto a demostrar su valía para heredar el legado de su madre, sabía que tenía fuerza en la sangre, una sangre que sus dos hermanos poseían, pero no sus medio hermanos.

Así que la familia Targaryen, el partido negro enfrentado a serios problemas, Daemon en Harenhall había estado tratando de reunir apoyo durante algún tiempo, Aegon y Viserys enviados con Rhaena pero ¿qué ahora?

Era necesario forjar una alianza porque, aunque el honor prevaleciera, las casas ya no se ponían del lado de Viserys. Se trataba del futuro de las familias, de la realeza y de los niños; era una decisión que podía significar la vida o la muerte.

- Sin noticias de Daemon, no podemos contar con el apoyo de las Tierras de los Ríos... si permites que se haga la propuesta de matrimonio- repitió el Maestro, quien regresó sin el mensaje de su cuervo.

Pero ni siquiera tuvo que levantar la vista del mapa para oír la respuesta de su madre:

- Imposible- Antes de que Rhaenyra intentara buscar respuestas en los documentos y mapas, no tenía a quien casar excepto a su hija, pero ¿qué madre querría perder a su hija en una zona a la que nunca podría acceder por sí misma? Podría significar su muerte, pero cuando sus ojos violetas se cruzaron, había algo parecido a la esperanza en los ojos de la princesa.

T/N: Si mi reina me permite casarme con el nuevo Lord Tully, estaré protegida por el Príncipe Regente y los señores de las casas circundantes que han jurado lealtad a Oscar Tully- explicó y abrazó la pequeña estatua de metal del pez. Todos habían oído las consecuencias de la muerte y resurrección del jefe de la casa, y era la única solución.

Todo terminó en unas cuantas discusiones, lágrimas y gestos de cariño, pero ahora, tan solo unos días después, allí estaba ella, bajo el estandarte del pez, con su esposo Oscar Tully. A pesar de ser jóvenes y apreciarse mutuamente, él la había recibido sin vacilar. Era sincero y cariñoso... y quizás su corazón latió más rápido de lo que pensaba cuando él le dio un beso en la palma.