3.18/PT.1: Trauma y Control

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(EP.2 / TEMP. 3)

CAPÍTULO 3.18

La mañana nos envolvía con su aire fresco, y el sonido de nuestras zapatillas golpeando el pavimento era casi rítmico, como una canción silenciosa entre jadeos, sudor y orgullo.

Yo iba al frente.
Obvio.

Ginny detrás. Respiración controlada, aunque con esfuerzo.
Y Maxine… Maxine venía atrás como si la hubieran obligado a correr por su alma.

—¿Desde cuándo correr es parte del pacto de amistad? —se quejó, medio ahogada, mientras nos alcanzaba en la esquina de la calle.
—Desde que dijiste que querías "tener piernas de bailarina y espalda de nadadora" para el verano —respondí sin siquiera mirarla, manteniendo el trote hasta parar al final de la calle.
Me giré entonces, y la vi doblarse con las manos en las rodillas, los rizos pegados a la frente por el sudor.

—Estás disfrutando esto demasiado, ¿no? —me dijo, levantando la cabeza. Tenía los labios rojos, entreabiertos. La piel húmeda. Los ojos brillantes.
Y yo... no debí mirarla como la miré.

—Un poco. —contesté, encogiéndome de hombros, pero mi voz sonó más grave de lo habitual. Más… honesta.

Ginny, bendita mediadora, se sentó en el borde de la acera para estirar las piernas.
—Fue un buen trote. Y solo se quejan porque no son Alex. Ella no corre, ella caza.

Max se dejó caer a su lado, sin dejar de mirarme.
—Sí, claro. Corre como si todavía tuviera cosas que probar... —Dejó la frase suspendida, con veneno dulce, mirando justo a mi boca y luego a mis ojos.
Yo caminé hacia ellas, y me agaché frente a Max.

—¿Algo que decir, Maxine? —le pregunté, suave, sonriendo. Pero no era una sonrisa inocente.
—No, no... para nada. Solo observo. —dijo, con esa voz suya cargada de intenciones que siempre sabían dónde pegar.
—Observa todo lo que quieras. Pero recuerda que en esta carrera, ya te dejé atrás una vez. —le susurré.
Sus cejas se alzaron.

—¿Ah, sí? Yo juraría que quien terminó mirando atrás… fuiste tú.

El aire se congeló. Ginny levantó la cabeza como si sintiera el cambio de presión.
Yo mantuve la mirada.

Cercanía. Labios a pocos centímetros.
Y tensión. Esa tensión que tiene historia, heridas sin cerrar… y ganas.

—Deberíamos irnos ya —dijo Ginny, mirando a ambos lados como si una explosión emocional fuera inminente.
—Sí, antes de que alguien… tropiece otra vez. —dije. Max sonrió como si supiera exactamente a qué me refería.

Nos levantamos, y mientras Ginny caminaba delante, Max se quedó un segundo más cerca de mí.
Sus dedos rozaron los míos.
No fue un accidente.
Pero no los tomó.
Solo eso: un roce. Apenas. Como una provocación.

—La próxima vez… tú detrás. Yo al frente. —susurró, sin mirarme, antes de seguir a Ginny.

Y yo me quedé ahí un segundo más, respirando hondo, preguntándome cuánto más iba a seguir jugando ese maldito juego.

Y peor aún… si quería que terminara.

——

Las escaleras crujieron bajo mis pies mientras subía, aún con el sudor de la mañana pegado a la piel y el corazón latiendo más rápido de lo que debería tras la carrera.

No por el ejercicio.
No solo por eso.

Me quité la camiseta al entrar en mi habitación, lanzándola sobre la silla como si me pesara más de lo normal. Cada músculo ardía, pero no era por el esfuerzo. Era por... ella.

𝕎𝕙𝕖𝕟 𝕊𝕙𝕖 𝕃𝕠𝕧𝕖𝕕 𝕄𝕖 - [Maxine Baker ¦ Ginny & Georgia] [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora