¿Juntos, jeff? 3.

17.

Narra Jeff.

Después de terminar de hablar con Jack, ya se había hecho de noche. Mire el cielo que está vez no estaba oscuro como siempre, por fin, se veían las estrellas que brillaban tanto como unos ojos grises que yo conozco. Ya estoy pensando en ella otra vez, es que un día me va a matar de tanto pensar en ella. Me di la vuelta para volver a casa, quería primeros ir a ver a Valeria para saber cómo está. Debió haber vuelto hace dos horas.

Hoy al menos no había reunión, por fin. Las reuniones siempre hablan de hacer lo mismo de siempre, secuestrar, asesinar o viceversa. La verdad es que a veces me aburro de hacer lo mismo, quizás Nina tenga algo de razón, puede que me sienta presionado. Antes de que pasará lo de Nina hace años, yo era alguien único que a nadie tenía que andar haciendo favores a los demás, mataba a mi manera y a mi gusto. Ahora solo parezco un perro detrás de Sally y Slender.

Unos golpecitos en la cabeza me hacen querer explotar. Me detengo poniendo una mano sobre la frente, cada vez mi cabeza de calienta más y no sólo eso, puedo oír las voces retumbar una y otra y otra y otra puta vez. ¿Qué falta ahora?, ¿Qué Ben se vista de rosa? ¿Qué Slender me cocine? Es horrible, casas vez más horriblemente asqueroso, pasan los años y a pesar de todo los dolores son más fuertes de lo que antes tenía.

Me quedó unos minutos esperando a que el dolor se vaya. Cuando por fin logré tranquilizarme un poco, respiré profundo y solté algo brusco, me estaba hartando de toda esta mierda ¿Pero qué puedo hacer? Nada, solo tengo que obedecer a todo lo que me obligan hacer y todos somos felices. Después de todo yo elegí esto, sabía que al defender a Nina tendría que atender a las consecuencias. Y está es una de ellas.

Después de aceptar estar con Slender, tenía que empezar a asimilar de que Nina solo era pasado y que Sally sería todo para mí, con la diferencia que sería padre. Jamás amaré a esa niña lo juro, pero Nina dejo algo en mí que me permitió entregar esa mierda que llaman todos los padres... Cariño o algo así. Pero Valeria es sólo la excepción solo porque es mi hija, nada más.

Minutos después llegué a casa con la suerte de que por fin no se oían gritos, gritos pero podía oír los llantos de Valeria. Arruge la frente y camine a largos pasos hacia la casa. Ahora si Sally se las verá, no puede pasar esto todos los días. Cada vez los llantos los oía más de cerca y me ponían más furioso de lo que estaba.

Abrí la puerta bruscamente y vi a Valeria agachada con la cabeza metida entre sus piernas llorando y rogando a Sally que paré, cuando se da cuenta de que estoy detrás de ella suelta el látigo... ¡¿Latigo?! Es que la mato, yo la mato. ¡Y con púas!.

— ¡Ahora vas a negar que le estabas pegando!.- Le grité casi en toda su cara.- ¡Creo que vas a tener serios problemas!.

— ¿Me estás amenazando?.- Dice entre cerrando los ojos y sonriendo.- Y además vienes llegando temprano, mira que milagro por fin lucifer escuchó mis plegarias.- Se ríe, loca, eso es lo que es.

— Basta.- La corto la tonta deja de reír y me mira esperando algún ataque.- Puedes hacerme lo que quieras, puedes pegarme o la mierda que quieras hacer, pero a Valeria no la tocas ni en frente de mis narices ni nunca.- Después de todo por fin me atrevo a decirle algo desafiante.

Sally se cruza de brazos, ahora soy yo la que tiene que esperar a que me ataque.

— ¿En serio? Prefieres eso ¿Otra vez? La defiendes por nada, tu no quieres a esa niña, yo no la quiero y es un desperdicio, un estorbo de mierda que lo único que ha hecho es estroprarlo todo desde que nació y hasta podría hacer un ritual para que se vaya de nuestras vidas...

Años que no hacía esto, pero esa necesario hacerlo, tanta estupidez que dice da rabia. De verdad, Sally esta loca, tiene el alma podrida, ¿Cómo puedo amar y odiar a esta mujer?; Le di una cachetada haciéndola callar. Valeria ahora está parada viéndome nerviosa, ya me había visto así antes pero jamás golpeando a la persona que le dió la vida.