2:15 pm {Amy}

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Ja, ja, ja. Seh. Ya podía oler mi cheque de liquidación.

Pero hice lo correcto. Brenner merecía ser defendido porque juzgarlo de esa manera era horrible y nadie merecía eso. Yo lo había vivido y no era para nada bonito.

A la mierda Graham, a la mierda el trabajo esclavizante.

—Gracias Amy... yo... creo que estás despedida —dijo mientras se rascaba la nuca.

Se veía tan tierno. Aunque dudaba que lo supiera, sus mejillas estaban algo sonrojadas y sus orejas también. Además parecía muy sorprendido de que lo defendiera. Aunque para ser sincera, yo estaba aún más sorprendida, no era de esas personas que iba defendiendo a los más necesitados todos los días.

Tal vez si algunas veces al año cuando el clima era bueno.

—No fue nada —contesté intentando grabar su expresión en mi memoria—. No eres una mala persona Brenner, eres una persona a la que le han pasado cosas malas.

Brenner alzó una ceja

—¿Harry Potter?

¡Al fin alguien que conocía mi referencia! Sonreí orgullosa.

—Sí, adoro el mundo mágico de Harry Potter.

—Prefiero la Tierra Media si me lo preguntas.

Me giré lentamente y fruncí el ceño

—¿No te gusta Harry Potter?

—No —dijo negando varias veces—. Sí me gusta, pero prefiero mucho más a la estructura de la Tierra Media y de Narnia, es decir ¿Acaso Harry Potter no se basa en esos relatos?

— ¿Estás diciendo que J. K. Rowling plagió los relatos de Tierra Media y Narnia?

Brenner nuevamente negó. ¿Cómo podía pensar eso? J. K. Rowling era una de las más importantes figuras de la literatura inglesa moderna y contemporánea. Técnicamente era mi heroína cuando era niña.

—No tergiverses mis palabras Amy, solo digo que los trabajos de Tolkien y Lewis son más maduros...

—No... ya no somos amigos Brenner.

Él ladeó su cabeza con el ceño fruncido. Por un momento tuve ganas de besarlo, es que... no lo sé. ¿Estaba mal de que pensara que se veía totalmente sexy de esa manera?

Probablemente sí. Pero no importaba. Si por mi fuera, posiblemente ya estaríamos haciendo "cositas" aquí como había sugerido Artie.

—¿Éramos amigos?

Asentí.

—¡Por Dios Amy! Eres tan dramática...

Lo miré con los ojos entrecerrados. ¿Dramática? ¡Yo no era dramática!

—Y tú tan cabrón algunas veces.

Él encogió los hombros

—Soy así y no puedo evitarlo.

—Podrías si te esforzaras ¿Le has dicho alguna vez por favor o gracias a Gabriel? ¿O a mí por darte la mitad de mi barrita energética?

Brenner rodó los ojos

—Te di las gracias por defenderme —bajó la cabeza, de repente su tono de voz cambió a uno más suave—. Eso no lo hago por muchos Amy, considérate especial.

Y de alguna manera me sentía feliz de que dijera eso. Aunque lo hubiera dicho con su tono de frío y cabrón.

—Bien, pero creo que podemos hacer que tu imagen de maldito cabrón cambie a una más amigable y tal vez... bueno, solo tal vez humana.

Brenner frunció el ceño nuevamente.

—¿Los demás empleados no me consideran humano?

—Neh, algunos pensaban que eras un demonio, otros que eras el diablo y algunos que eras un Hitler muy apuesto —encogí los hombros—. Bueno, esas eran las chicas del quinto piso.

Brenner rió. Cada vez que hacía reír a Brenner me hacía sentir feliz.

—No importa, nunca me ha importado mucho lo que piensen, es decir, a veces es mejor que te teman, a primera muestra de debilidad te comerán vivo.

—Tienes más pinta de príncipe azul amargado a pinta de un troll de las cavernas—dije mientras le revolvía el cabello.

—Tengo más pinta de la Reina Roja que de Reina Blanca —admitió—. Tú vendrías siendo Alicia.

— ¿Soy Alicia para ti?

Brenner tomó mi mano. Un gesto con poca importancia para muchos. Pero viniendo de Brenner era un gran avance. Su mano era grande, suave y tan cálida. Tuve unas ganas locas de besarlo. Pero como dije, debía estar mal de la cabeza. Teníamos cuatro horas de conocernos.

¡Una no se puede enamorar de un total desconocido en cuatro horas!

El ElevadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora