Capítulo 11~ Roto

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Después de anunciar sus intenciones empezó a besarme el cuello despacio mientras que con una mano bajaba poco a poco el cuello de mi camiseta para acceder a mi clavícula y seguir allí con los besos.

Yo quería hablar con él. De verdad que mi primera intención era preguntarle por el tema. Pero ni pude pensar en hacerlo cuando me vi en aquella situación.

Porque por mucho que supiese que lo correcto era pararle y hablar las cosas, antes siquiera de plantearme lo de montárnoslo en su coche después de una tarde de actitud fría e indiferente... La realidad era que todo eso me importaba bien poco.

Así que decidí que ya lo hablaríamos, porque estaba claro que él me tenía ganas, y que yo se las tenía a él. Y eso pesaba más que cualquier cosa.

Al menos en ese momento sí.

Subí las piernas a los asientos y él se colocó entre ellas, besándome de nuevo y acariciándome las mejillas y la mandíbula.

-¿Y si nos pillan?- Le pregunté en cuanto vi que aquello iba a más.

-Este barrio está muerto en cuanto cae el sol- Me besó- Además...- Dijo sugerente mientras colaba una mano bajo mi camiseta- ¿No te da morbo?

Le miré de arriba abajo, viendo sus labios húmedos y su mirada lasciva. Sentí entonces cómo crecía el bulto en mi entrepierna solo de imaginármelo.

Porque sí, me daba morbo.

Empecé a besarle de nuevo durante un momento. Después le miré a los ojos y ya me decidí a responderle.

-Tú solo ya me das morbo- Apartó la mirada y se rió ligeramente. Y si no fuese porque la única luz que teníamos era la de las farolas de la calle y lo pudiese confirmar, diría que incluso se sonrojó- Pero sí, esta situación también tiene lo suyo- Sonreí con prepotencia y le escuché reírse de nuevo.

-Idiota- Me miró un momento y me dio un beso para después mirarme otra vez.

Esa mirada era para pedirme consentimiento, consentimiento que yo le di asintiendo y después agarrándole del cuello de la camisa para volver a besarle.

Me estaba cobrando todos y cada uno de los besos que no me había dado esa tarde, y la verdad es que Frank estaba muy endeudado, así que no me corté un pelo a la hora de morderle y lamerle los labios.

Aun a esas alturas seguía pensando que sería mejor parar y hablar las cosas, pero entonces llevó sus manos a mi bragueta y empezó a restregar su erección con la mía. Ya no podía pensar en nada más. Ya lo hablaríamos luego.

Llevé mis manos a su trasero, apretándolo con fuerza y después acariciando sus muslos repetidas veces.

Esto por lo visto le incitó a seguir moviéndose y volví a sentir cómo restregaba su erección contra la mía, provocándome el primer gemido.

Sus manos levantaron ligeramente mi camiseta para acariciar mi piel. Y para arañarla también. Segundo gemido. Y ahí perdí la cuenta.

-Gerard, antes de que sigamos- Se separó despacio y se quedó mirándome- Vamos a aclarar lo que vamos a hacer- Sonrió entonces- Que por mucho morbo que dé, si nos llegan a pillar me caería una buena.

-Abusando de un menor y en medio de la calle. No tienes vergüenza- Se rió por lo bajo y negó como diciendo "es tonto pero se lo voy a perdonar".

-Ahora en serio- Se enderezó ligeramente hasta que quedó sentado sobre mi regazo- Sugiero algo que no requiera movimientos bruscos ni sonidos que nos puedan delatar.

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