4:00 pm {Amy}

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¿Qué diría mi padre si llevara a Brenner a cenar?

¿Qué haría Brenner si lo invitara a cenar?

Probablemente haría de todo para impresionar a mi padre. Llevaría su BMW o su Ferrari, se comportaría con muchos modales. Además, creo que se llevaría increíblemente bien con mi padre, un ex militar retirado que trabaja en el servicio postal.

Ambos tan serios y centrados.

Y cómo reaccionarían mis... ¡Un momento! Me estoy adelantando a los hechos.

Nos conocíamos desde hace siete horas. ¡Siete horas! Yo solo hacía eso con los platónicos que veía en la calle. Me sentí estúpida por un momento. Y si era algo estúpido. Uno no podía enamorarse en cuatro horas. Era lógicamente imposible.

Pero Brenner era tan... adorable, lindo, formal, adecuado, serio, centrado y tierno que no podía evitar sentirme de esa manera a su lado. Me sentía como una chica hormonal enamorándose por primera vez y que a parte no medía las consecuencias de sus actos.

Ni siquiera había sido así de adolescente. Ahora prácticamente ya era una mujer adulta con cuentas que pagar y un historial crediticio del asco.

—¿Crees que esto llegue a algo más?

Brenner frunció el ceño.

—¿A qué te refieres?

Bajé la mirada. Yo era simplemente una secre... bueno, una ex secretaria desempleada.

—Esto... el beso.

Brenner se me quedó mirando por un rato.

Tal vez solo... todo esto solo había sido por haber quedado atrapados dentro del elevador. El ambiente solo nos impulsó a sacar más nuestras emociones, mis preguntas también colaboraron a todo esto.

¿Lo que estaba pasando era real o solo producto de nuestros solitarios corazones?

—No lo sé —respondió con un tono apenado.

Debí imaginármelo, ninguno de los dos podía saber que sucedería una vez que saliéramos de este lugar.

—No digas más nada Brenner... déjame aprovechar las horas que nos queden.

Brenner no se opuso y de hecho, esta vez él tomó la iniciativa.

—Entonces... —se intentó peinar el alborotado cabello que le había dejado después del beso—. ¿Qué quieres hacer?

—Tal vez podríamos continuar con las preguntas —miré al suelo—. No lo sé... solo si tú quieres.

Brenner empezó a mirar la punta de sus zapatos caros y de marca. Tal vez estuviera correcto que nos separáramos después de esto, tal vez al final iba a terminar mal y el universo por una sola vez en su vida quería salvarme de ser herida.

—Tengo una pregunta... ¿Por qué Amy?

Lo miré con gran confusión, esta vez era yo la que no entendía sus preguntas.

—¿Ah?

—No tienes cara de Amy... suena demasiado formal...

— ¿Entonces de que tengo cara?

Él encogió los hombros.

—Sunshine... Liberty... Rainbow... no lo sé, algún nombre muy hippie.

Sonreí. No era algo que me preguntaran a diario.

—Pues ¿Adivina cuál es mi segundo nombre?

Brenner pareció intentarlo, pero era un poco difícil de adivinar. Era poco común inclusive en los pueblos pequeños, siempre supuse que mi padre estaba borracho cuando firmó mi acta de nacimiento o algo así. Al final encogió los hombros.

—Me rindo, no tengo ni la más remota idea.

—Amy Sunny Branwell —dije con una gran sonrisa.

Por un momento pareció no creérselo. Me reí un poco de su cara antes de que se empezara a reír. ¡Lo había hecho reír!

—Sunny... ahora puedo descansar en paz —dijo con una gran sonrisa en su rostro.

—Sigo yo... ¿Por qué Brenner? Que yo sepa es un apellido.

Él juntó sus manos y me miró a los ojos.

—Bien, Brenner es un apellido, en eso tienes razón, tiene sus raíces en la nobleza alemana del siglo...

— ¡No más clases sobre historia por favor!

Brenner sonrió.

—Bien, resulta que mi bisabuela era alemana y entonces se enamoró de un soldado americano llamado Ephraim James... Elsa Brenner y bueno, de allí salió mi abuelo Douglas James, pero mi abuela murió después de darlo a luz y mi abuelo prometió que le pondría el apellido y el nombre de mi abuelo a uno de sus nietos.

—Y te lo pusieron a ti... Brenner es lindo.

Él sonrió.

—Y Sunny es uno delos nombres más hermosos que he escuchado. 


El ElevadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora