Quince.

50.3K 5.8K 1.3K
                                    

Vuelvo a publicarlo porque Wattpad está loco.

#MaeDay

Capítulo quince: Desvirtualizar.

Conocer a una persona y poder conocerla por segunda vez.
Es justamente lo que me estaba pasando, seguro la conocía, sabía como era, sabía tantas de sus raras manías, pero a la vez no la conocía. ¿Sabes? Porque nunca terminas de conocer a alguien, cada día aprendes algo nuevo.
Por fin oiría su voz sin interferencia, sin una pantalla que nos separara de por medio.
Romper la distancia, por fin se estaba logrando. Había imaginado tanto ese momento y no sabía cómo saldría. De pronto cada cosa que veía difícil empezaba a lograrse.

Wow.

—Chiqui...
—Perdón, ¿qué decías?
—Que si quieres sopa...
—Ah, eh... Sí, gracias —sonreí sentada al lado de la cocina.

Y es que mucho de lo que había aprendido de cocina había sido por mi abuelo. Uno de mis referentes desde niña.

—Entonces... Mia.
—Sí, ese es su nombre. Recuerdo haberte contado de ella.
—No lo recuerdo, pero debe ser una buena chica.
—Lo es —asentí mientras abuelo ponía un plato de sopa frente a mí— No sé qué hacer, abue.
—Pues ve y tocas su puerta.
—Claro, aja. ¡Hola, Mia! ¿Qué tal? Manejé muchas horas, me quedé en casa de abuelo y vine a verte. Hola.
—Bueno, eso hiciste.
—Claro, pero no creo que sea algo especial. Es muy tosco.
—Bueno, no eres la persona más delicada.
—¡Abuelo!
—Perdón, la sinceridad es mi mejor amiga.
—Por supuesto —sonreí tomando de la sopa. Si Mia supiera que estaba tomando sopa, imaginaba su cara, la podía imaginar.
—¿Entonces?
—Creo que... Sólo iré y veré que sucede.
—Esa es mi chiqui —asintió y volvió a su sopa.

El término desvirtualizar se hacía cada vez más presente y eso me tenía nerviosa.

Pasé todo el día con mi abuelo, porque después de todo, no sólo había llegado a Glasswood por Mia. Estaba pasando unas horas geniales. El otoño empezaba a llegar y las hojas verdes cambiaban de color. Estaba lloviendo.

—Que te vaya bien —sonrió mi abuelo mientras entraba al auto.

Estaba pasando. Antes de encender el auto, tomé el teléfono y empezó a timbrar.

—Hola, Christine.
—Eh... Hola, sí señor, dígame.
—¿Señor?
—Espere, voy al jardín, no le escucho bien.

Estaba con Mia.

—¿Ya puedes hablar?
—Sí, ¿llegaste?
—En efecto, necesito que me des la dirección.

Christine, hermana mayor de Mia. Ella era quien horas antes, se había enterado de todo. Así que me estaba ayudando.

—Mira, podemos encontrarnos en algún lugar y te llevo a casa. Así no te pierdes, no puedo permitir que vayas sola por las calles sin conocer la ciudad.
—Pues algo conozco, mi abuelo vive aquí hace años... De todos modos si no te molesta, sería genial si te veo antes, de verdad estoy muy nerviosa.

Oí una risilla y empecé a morderme la orilla del dedo pulgar. Yo nunca hacía eso, detestaba hacer eso, ¿por qué estaba haciéndolo?

—No te preocupes, ¿conoces la intersección de la calle Weastboot?
—Claro, es la calle más grande de Counterville.
—Bien, entonces te veo ahí en treinta minutos.
—Estoy muy nerviosa, Chris.
—Me imagino que sí, no te conozco físicamente pero siempre me caíste muy bien y... Hay algunos parrafos que están fuera de linea en ese guión. Así que es necesario, señor, que su asistente se haga cargo de aquello.
—Okay, Mia está cerca. Ya entendí, te veo en media hora.
—Muy bien, gracias. Estaré esperando esos papeles, recuerde que son importantes para terminar los preparativos para la reunión con el productor. Buenas tardes.
—Adiós —Me despedí y sonreí colgando.

EternecoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora