Confía en mí

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Erin bajó del taxi, justo frente al gran edificio del Bank of England. Admiró la arquitectura, asombrada. Comenzó a imaginárselo por dentro... Hasta que recordó cuál era su misión. Observó a sus alrededores hasta que divisó la estación subterránea. Caminó hacia ella, y encontró una placa que decía "Bank Station". Reprimió un escalofrío. Las paredes se veían sucias y viejas. Bajó las escaleras con rapidez y entró. La terminal estaba abarrotada de personas, por lo cual tuvo que reducir la velocidad. Su padre la había hecho memorizar esa estación de metro; incluso le había contado su historia. En uno de los muchos corredores, se encontraba un túnel que tenía años abandonado. Y ahí encontraría a Robert Gufford.

Jeff había tenido suerte. Había bajado del taxi justo cuando Erin apenas se dirigía a la estación subterránea. Ya llevaba siguiéndola un buen rato a una distancia prudente. No podía alcanzarla porque había demasiadas personas. Comenzó a sentirse atrapado y desesperado. Quería gritarle a Erin que lo esperara, pero no estaba seguro de que ella lo fuera a escuchar. Después de todo, había demasiado ruido. Su corazón se aceleró cuando observó que Erin se metía a un corredor oscuro.

Erin contó sus pasos, recordando lo que había aprendido. Sentía que tenía la frente llena de sudor. No veía nada. El aire estaba viciado y olía a humedad. A 80 pasos se detuvo, y giró su cuerpo a la izquierda. Ahí debía de estar una puerta de servicio. Alargó su brazo y tanteó la pared buscando la puerta. Sintió que su pulso se disparaba al sentir la manija. Abrió la puerta y entró.
Estaba tenuemente iluminado. El olor a tierra y humedad se incrementó. Las paredes del túnel estaban manchadas por los años. Las vías eran inestables y estaban en pésimas condiciones. Estaba en un lugar histórico. Abajo de todo. Atrapada. Comenzó a sentir una presión en el pecho, y ella se obligó a mantener la calma. Estaba casi segura de haber superado su claustrofobia... Sin embargo, aquel lugar era desconocido para ella. Y había sonidos y olores extraños que tenía miedo de identificar. Sus pensamientos divagaron y se detuvo en seco. Sólo entonces escuchó otros pasos que no eran los de ella.

Jeff se aproximó a Erin. Antes de poder decirle algo, Erin giró y le dio una patada en el torso que lo mando al suelo.

-¡¿Qué demonios haces aquí?!- gritó Erin, alarmada. Jeff se quedó sentado en el suelo, mientras trataba de tomar aire. Estaba adolorido. Seguía impactado con la fuerza que la asesina tenía. El torso le ardía en donde Erin le había enterrado el pie.

-¡Te dije que iba a regresar!- chilló Erin, preparando su pie para otra patada, pero Jeff la tomó del pie y la detuvo. -¡No puedes entrar ahí, sola!- contestó Jeff a la defensiva. Erin se soltó del agarre de Jeff y continuó caminando. El chico se levantó, aún sin aire y comenzó a seguirla. -Iré contigo, así que no tienes que adelantarte- comentó de manera sarcástica. Erin se detuvo y lo fulminó con la mirada. -¡No tienes porque estar aquí! ¡Éste es mi trabajo!- le contestó a Jeff, mientras lo empujaba hacia el lado opuesto. Jeff sujetó a la asesina de los brazos con fuerza. -¡Es peligroso si vas sola!- continuó. -¡No tienes que preocuparte por mi!- se escurrió la asesina.

Jeff comenzaba a perder la paciencia. -¡Estás loca!- gritó cuando Erin le soltó un puñetazo que con suerte pudo esquivar. Erin quería hacerlo entrar en razón. No podía entrar ahí con Jeff. Su parte egoísta pensaba que Jeff podría convertirse en un obstáculo para su misión. Había estado preparándose por años, memorizándolo todo. Sin embargo, también estaba aterrada de que pudieran lastimar al chico; pero eso era algo que se negaba a aceptar. No después de lo que había ocurrido en Las Vegas. Sentía que se estaba haciendo blanda. Sentimental. Y eso la hacía sentirse mal. -¡No lo entiendes, Jeff!- chillaba desesperada mientras soltaba golpes que Jeff esquivaba.

Jeff abrazó con su cuerpo el de Erin. Era la única manera de parar los golpes por completo.

Erin se detuvo, sintiendo cómo se le congelaba la sangre. Estaba pegada completamente al cuerpo musculoso de Jeff.

La Última JugadaWhere stories live. Discover now