Capítulo Tres.

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La mejor noche con Ben.

La despedida de Elleé me dolió como mil cuchillas rompiéndome, diablos, lo peor de esas malditas cuchillas es que no me mataban sino sólo me dejaban ahí rota en mil pedacitos, ¿por qué no moría de una vez?.

─Vamos Ella-Ben tenía una sonrisa reconfortante en su rostro.

─Ella me llamaba Ella-lloriqueé.

─Annabella Grecieé, no lloriquees más, por favor-suplicó.

─Ben, lo lamento. –Me abrazó.

Sonreí y él me sonrió.

Estar con Ben hacía que mis momentos tristes se volvieran felices, habla con Ben era mucho más fácil que respirar (algunas veces).

─Gracias por estar aquí para mí.

─Siempre pequeña.

─Ben, no soy tan pequeña, sólo un año menor que tú-reí.

Ben siempre seguía llamándome pequeña, supongo que era porque quería protegerme a cualquier costo, siempre di gracias al cielo porque Ben no fuera un novio posesivo, simplemente no me gustaba que alguien pensara que mandaba sobre mí. No.

Me sacó la lengua.

─¡Guau!, que maduro Benni-reí.

─Al menos ya tengo mi permiso de conducir y mi identificación, con la que puedo entrar a los night-club-se burló. Él sabía que mi sueño al cumplir la mayoría de edad era entrar a un night-club, sí, ya lo habíamos intentado con Elleé y Celine (mi otra mejor amiga, luego les cuento de ella), pero nunca pudimos entrar con las identificaciones falsas. Hice un puchero.

─No te burles de mí-entorné los ojos.

Él rió.

─Annabella-habló nerviosamente.

Él nunca se ponía nervioso al hablar conmigo exceptuando algunos casos.

─No, tú también te vas del país-abrí mis ojos como platos.

Sus lindos ojos verdes me fulminaron como «ni menciones que alguna vez en la vida te dejaría».

─No, deja que hable Bella, tú siempre sacas conclusiones apresuradas.─1) sí, si saco mis conclusiones sin pensarlo, diablos y 2) él siempre habla nerviosamente o bien cuando me va a dar una mala noticia o bien cuando me dará una muy buena.

Asentí para que siguiera hablando.

─Mis padres me han dado una semana de vacaciones a cualquier lugar que elija-asentí nuevamente y mi sonrisa se esfumó, ¿se iba por una semana?, ¿qué haría sin él una semana?. ─Y quiero que vengas conmigo... -seguro que vio mis ojos abiertos por la sorpresa y agregó rápidamente ─claro, sólo si tú quieres.

Claro que quería, ¿cómo no querría pasar una semana sola con él?.

─Claro que sí Ben-él sonrió satisfecho.

─Por un momento creí que me mandarías al carajo-sonrió y rió.

─Nunca. Y bien... ¿a dónde vamos?.

─Es una sorpresa, lo siento-rió y yo hice pucheros.

─No lo diré ni aunque lo ruegues.

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