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El lunes por la mañana, Peyton despertó alarmada y corrió a encerrarse en el cuarto de baño al ver la hora que era

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El lunes por la mañana, Peyton despertó alarmada y corrió a encerrarse en el cuarto de baño al ver la hora que era. Tomó una ducha rápida y luego salió hacia la habitación pasando una toalla por su cabello, secándolo un poco, mientras buscaba ropa para vestirse. Empujó la gran puerta corrediza del guardarropa encastrado en la pared y tomó la falda negra, una camiseta blanca de mangas largas, el suéter negro del uniforme escolar y comenzó a cambiarse con prisa.

Le dio una rápida mirada al reloj que colgaba sobre su cama: 7:48 am.

Otra vez tarde.

Recogió un broche de la cómoda y enganchó los mechones delanteros de su cabello hacia atrás de su cabeza dejando lo restante suelto. Las puntas negras comenzaban a ondularse mientras la humedad del baño abandonaba su cabello, pero no le dio importancia y dejó que cayeran hasta el final de su espada. Tiró de su bolso sobre el escritorio y guardó unas cosas antes de bajar a la sala.

―¿Mamá? ―la llamó urgente, bajando las escaleras a trompicones.

―¡En la cocina!

Dejó el bolso en el sofá y corrió a saludarla, y con suerte ver si tenía algo de tiempo para desayunar. Con algo de prisa, terminó pronto y subió otra vez a su cuarto para lavarse los dientes. Su carrera no paró hasta que estuvo de regreso en la sala, y finalmente tomó el bolso del sofá.

Sonia la observó con una ceja alzada y de pie en el umbral de la cocina.

―Mamá, voy tarde, lo que quieras decirme me lo dices cuando regrese, ¿bien? Te amo ―Le dio un fugaz beso en la mejilla y se dirigió hacia la puerta.

―Peyton ―la detuvo Sonia, siquiera antes de que la chica pusiera un pie fuera de la casa.

Peyton bufó. En verdad estaba llegando muy tarde.

―¿Qué, mamá? ¿Qué quieres?

―¿Saldrás así?

La chica frunció el ceño.

―Uh, ¿sí? El suéter es abrigado, estaré bien ―dijo antes de intentar salir y ser detenida nuevamente.

Sonia se cruzó de brazos.

―¿Y tus pies?

Fue entonces cuando alguno de sus sentidos, que aun tenia adormecidos por haberse acostado tan tarde, parecieron activarse haciéndole sentir la fría madera del suelo bajo sus pies cubiertos solo por un par de cortas medias blancas hasta los tobillos.

Déjame Salvarte [anteriormente Falling] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora