Capitulo 5

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Dejé escapar el humo de mi boca, estaba exasperado de todo. Miré a mí alrededor. Estaba solo, sentado bajo el viejo árbol del jardín de la Universidad. El recuerdo de mi madre aun no salía de mi cabeza, desde ayer que no se va.
—"Te juro que voy a matarla si no haces lo que te digo. A tu madre se la tengo jurada..."
Sus palabras llenaron mi cabeza. ...l era un cobarde, un canalla. ¡Y maldita sea! Me tenía agarrado de las pelotas.
Sacudí mi cabeza para tratar de pensar en otra cosa y volví a absorber el humo de mi cigarrillo. Esta vez me había ausentado de la clase de contaduría. Chanyeol y Jongin habían decidido quedarse ya que les gustaba la profesora.
Una mujer de unos 30 años que estaba como quería. Pero juro que hoy no tenía ganas de babearme como esos dos.
Miré mi reloj mientras apagaba el tabaco contra el césped. Faltaban 15 minutos para que la hora terminara y el receso del almuerzo comenzara. Tenía hambre...
—¡Ya no se que es lo que quieres, papá! —escuché como alguien hablaba nervioso. Me incliné y vi a Luhan parado a unos metros hablando por teléfono —¡Vine a la maldita Universidad que querías! ¡Estoy haciendo las malditas cosas que quieres que haga! ¡¿Qué más quieres?! —preguntó histérico —¡Sabes donde puedes meterte el dinero! ¿Verdad? ¡Vete al demonio! —le gritó y colgó. Tiró el celular con fuerza hacia mi dirección.
Antes de que me viera volví a mi posición normal. Tomé el pequeño aparatito que, a pesar de la fuerza con la que fue arrojado, no sufrió ningún daño.
Me puse de pie y salí detrás del árbol. Luhan me miró sorprendido. Me acerqué y estiré mi mano para entregarle su teléfono.
—¿Qué haces aquí? —me preguntó y tomó su celular.
—Fumaba y me escapaba de la clase de contaduría —le dije.
Una silenciosa lágrima cayó por su mejilla. Rápidamente levantó su mano y la secó para no mostrar debilidad delante de mí.
Tomé su mentón con mi mano e hice que me mirara. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, que no estaban dispuestas a salir.
—¿Y tú? —le pregunté.
—Lo mismo... menos fumar, no fumo —dijo rápidamente.
—Perdona si soy metido, pero ¿con quien discutías? —pregunté.
Ya sabía que estaba discutiendo con su padre, pero quería escucharlo.
—Con mi padre —dijo en un susurró —Pero no tiene importancia, ya esta.
—¿Te estaba amenazando con que iba a desheredarte, si no haces lo que él quiere? —le pregunté.
Sus ojos se clavaron en los míos. Aun sostenía su mentón con mi mano.
—Si —musitó apenas —Siempre es lo mismo.
—Te entiendo, a mi también me pasa —le dije.
Que buena forma de llegar a él, para así poder ir más allá de un simple beso. Una parte de mí rió por dentro al sentirse ganador de unos 400 dólares. Que mejor que comprender sus problemas, sus vivencias y luego curar sus angustias con un poco de sexo.
Sentí como se alejaba de mi agarre y me concentré en mirarlo.
—¿No tienes demasiadas faltas, como para estar aquí? —me preguntó.
—No me preocupo por ello, cuando haya un examen estudio —dije y comencé a caminar a su lado.
—Que fácil que es la vida para ti —dijo y miró la pantalla de su teléfono para cerciorarse de que no tenía ningún daño a causa de la caída.
—No diría fácil, trato de no hacerla complicada —le contesté.
—Ojala yo pudiera pensar igual que tú.
—Pensamos muy parecido, cariño.
Me miró de costado entregándome una mirada asesina ante mi forma de decirle. Sonreí de costado y enfrenté su despectiva mirada.
—No me llames cariño.
—¿Por qué?
—Porque me haces sentir como las chicas y chicos con los que seguramente sales.
—Podrías ser uno de ellos...
—No, gracias —dijo sarcástico —Jamás me metería contigo.
—¿A no? Dime las razones.
—¿Hace falta? —preguntó. Asentí con cabeza —Veamos.... A leguas se nota que eres un Don Juan, creo que no tenemos la misma visión del mundo. Tampoco creo que compartamos gustos musicales, por lo que escuche. Y tampoco algún interés social. Eres blanco, yo soy negro. Tú eres si, yo soy no. Hasta podría decirte que tú eres calor y yo soy frío.
—Mmm, me ves caliente.
—No en el sentido que estas pensando —dijo y soltó una leve risa.
—Así que dirías que somos totalmente opuestos.
—Exacto.
—Por algo dicen que los opuestos se atraen. Si pasara algo entre nosotros, se que el mundo estallaría.
—Ay, y ahora sales con tu parte poética. Eres tan predecible, con razón tienes a todas esas huecas a tus pies. Un par de palabras bonitas, y la noche asegurada ¿No es cierto?
¡Diablos! Va a costarme este castaño. Pero no estoy dispuesto a perder 400 dólares.
—De algo hay que vivir —me disculpé.
—Eso es cierto —dijo embozando una sonrisa.
—¿Ves? —le dije. Se giró a verme —No todas son diferencias entre nosotros.
—Puede ser, pero no interesa. Aunque fueras igual a mí, no me metería contigo.
—¿Qué es Minseok de ti? —la pregunta salió sin permiso de mi garganta.
—¿Min? —dijo mirándome. Asentí, mi repentino interés por saber le tomó totalmente por sorpresa —Es mi ex.
—Diablos... —susurré.
—¿Por qué? —me preguntó.
Llegamos a la cafetería. Aun faltaban 5 minutos para que todo el mundo saliera a almorzar. Luhan se acercó a la mujer de la cafetería y con una leve sonrisa le pidió una manzana. La tomó y nos sentamos en una de las mesas.
—¿Y porque es tu ex?
—Larga historia —dijo simplemente.
—¿Aun lo amas?
—Nunca lo ame —le dio un fresco mordisco a su manzana. Me hizo desear ser aquel fruto.
—¿A no?
—No —dijo algo pensativo —Si lo quise mucho, y aún lo quiero. Pero lo que se dice amor, no.
—¿Por qué terminaron?
Me miró divertido y volvió a morder su manzana. Estiró su brazo para colocar el fruto prohibido frente a mi boca.
Lo miré y luego mire a Luhan. Abrí mi boca y mordí, buena forma de jugar a 'A ver quien seduce más de los dos'
—Larga historia —volvió a decirme.
El timbre sonó y en menos de un minuto todo el mundo estaba allí.
—¿No vas a contarme? —le pregunté.
—¿Para que quieres saber? —dijo mientras terminaba de tragar un pedazo de manzana. Relamió sus labios para juntar el juego del mismo. Y de verdad deseé ser ese jugo.
—¿Y por qué no puedo saberlo? —contesté con otra pregunta. Luhan sonrió suspicazmente.
—Porque no es de tu incumbencia.
Jongin y Chanyeol se acercaron a nosotros, sentándose cada uno en una silla.
—Muero de hambre —habló el afro.
—¿Quieren que vaya por algo para comer? —preguntó amable Luhan, Jongin le sonrió tiernamente.
—¿Serías tan amable? —dijo Chanyeol.
—Claro que si —respondió él y fue en busca del almuerzo
Giré mi cabeza para observar al alto.
—¿Qué te sucede? —le pregunté asustado —Me parece que de verdad te gusta.
—No —dijo divertido —No voy a negarte que esta muy bueno, pero juro que lo veo como a un hermano. Es así como muy tierno, no es mi tipo...
—¿Qué estaban haciendo? —me preguntó Jongin.
—Hablábamos —dije simplemente.
—¿De que?
—De la vida —mentí.
Si ellos se enteraban de que Minseok era el ex de Luhan, no pararían de decirme que él, seguramente, ya se lo ha llevado a la cama.
Luhan llegó con la bandeja, con tres hamburguesas. La colocó en el medio.
—Gracias Luhan —dijo Jongin y tomó una con la mano.
—Pueden decirme Lu.
—¿Y para ti? —le pregunté al ver que no había más comida en el pato.
—No como carne —sentenció. Sonreí divertido.
—¡Luhan! —escuchamos como lo llamaban.
Los cuatro nos giramos a ver y era Minseok quien lo hacia.
—Ahora vuelvo —dijo y se dirigió hacia él.
Volví mi mirada a los muchachos.
—¿Sabes de donde se conocen? —preguntó el afro.
—No tengo ni la más pálida idea —volví a mentir. Chanyeol miró con preocupación en la dirección en la que se había dirigido el castaño —¿Qué sucede? —le pregunté.
—Mira —me dijo.
Giré mi cabeza y Minseok estaba sujetando con fuerza a Luhan de uno de sus brazos, parecía que estaban discutiendo pues él intentaba soltarse mientras le decía cosas nerviosamente. Vimos como Minseok recibía una cachetada de su parte, giró para verlo luego del golpe y lo tomó de ambos brazos... Infeliz.
Me puse de pie y rápidamente me acerque a ellos.
—Será mejor que lo sueltes Kim —le hablé. Se giró a verme. Luhan me miró algo sorprendido.
—Esto no es asunto tuyo Oh. Esto es entre Luhan y yo —me dijo, conteniendo lo más que podía su enojo.
—Pues me parece que necesitas aprender a tratar a las personas —dije y miré el agarre que él estaba ejerciendo en sus brazos. Iba a quedarle la marca si no lo soltaba.
—Yo lo trato como se me da la gana.
Varios recuerdos vinieron a mi cabeza.
—"¡Suéltame Jung Hoon!"
—"¡Cállate! ¡Eres una ramera!"
—"Me estas lastimando, ¡suéltame! Sehun puede escuchar..."
—"¡Que escuche! Así de una buena vez se hace hombre."
—"¡Apenas tiene 9 años Jung Hoon! ¡Suéltame!"
—"¡Esto va a enseñarte que aquí mando yo!"
—¡Suéltalo! —dije elevando la voz. Aquella escena atormentaba mis pensamientos.
Bruscamente lo soltó.
—¿Qué vas a hacer si no lo suelto? ¿Eh?
Apreté mis labios y uno de mis puños se cerró. Miré su rostro y la viva imagen de mi padre apareció ante mí. Hice lo que tenía ganas de hacer desde ayer en la noche.
Dejé que todo el peso de mi cuerpo cayera sobre él en forma de golpe sobre su cara. Minseok cayó al suelo.
—No, no —dijo nervioso Luhan parándose frente a mí, mientras Kim se ponía de pie.
El muy animal iba a ser capaz de tirarse sobre mí con Luhan en el medio, así que con cuidado lo corrí hacia un costado.
Minseok se abalanzó sobre mí y comenzamos a pelear. Todo el mundo se concentró alrededor nuestro. Podía sentir el odio corriendo por mis venas, no soportaba esa situación, nunca pude soportarla...
—¡Sepárenlos! —escuché la voz afligida de Luhan.
Sentí el agarre de alguien que me alejaba de aquel animal.
—¡Suéltame Jongin! —grité e intenté soltarme —¡Voy a acabar con él!
—¡Eso esta por verse! —siguió Minseok desafiándome mientras uno de sus amigos lo atajaba.
Otra vez intenté soltarme, pero... sentí unas pequeñas manos apoyarse en mi pecho. Bajé la mirada y Luhan estaba frente a mí. Su mirada chocolate logró calmarme un poco. Mi pecho se elevaba agitado, mi rabia era incontenible.
—Tranquilo... —susurró.
—¡¿Qué sucede aquí?! —preguntó el Rector abriendo paso entre la gente para llegar a nosotros. Nos miró consecutivamente a Minseok y a mí —Otra vez tú Oh.
Guardé silencio mientras los tres caminábamos detrás del rector. Luhan caminaba en el medio de ambos, pero se encontraba más cerca de mí, como sabiendo que estaba protegido. Levanté mi mano y toqué mi labio, había un pequeño corte justo en la comisura derecha. Pero Minseok no estaba para nada limpio, su nariz sangraba, y cuando mañana despierte tendrá un lindo moretón en el ojo. Mal nacido, se merece mucho más que eso.
Llegamos a la oficina, nos hizo sentarnos y se sentó frente a nosotros.
—¿Y bien?, ¿quién va comenzar? —habló el rector.
Minseok estaba por hablar.
—Yo —dijo Luhan. Solo me limité a mirarlo de costado.
—Resulta que el señor Kim se puso un poco violento. Y Sehun solo... quiso defenderme.
—¿Violento? —preguntó el rector.
—¡No seas cínico! —la atacó Minseok.
—¡Cállate! —le advertí.
—¡Señores, señores! ¡Tranquilos! —dijo elevando un poco su grave voz —A pesar de como hayan sido las cosas, saben bien que no hay que utilizar la violencia.
—Eso dígaselo a él —le dije.
—No voy a suspenderlos, no creo que esto sea tan... necesario. Pero otro problema Sehun, y será el último.
—Pierda el cuidado —dije despreocupado.
Se puso de pie y nos despachó de la oficina. Miré con furia a Minseok, y este también lo hizo.
—Luhan, necesito que hablemos —le dijo él.
El castaño rió sarcásticamente.
—Vete al demonio —le dijo y comenzó a caminar.
Sonreí y le hice un gesto con los hombros al pelele y fui tras Luhan. Lo alcancé y se giró a verme.
—Vamos a la enfermería —sentenció.
—No, ¿para que?, no hace falta, esto se cura solo.
—No seas terco y vamos.
Revoleé los ojos e hice lo que él quería. Se sentó frente a mí, cuando llegamos al lugar, y tomó el botiquín que se encontraba a un lado. Sacó un poco de algodón y lo mojó con alcohol. Con cuidado se acercó más a mí y apoyó el mismo cerca de la comisura derecha de mi labio. Busqué su mirada con los ojos, pero Luhan estaba demasiado concentrado en la pequeña herida. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—No tenías que hacer eso —me habló apenas coloqué mi mirada sobre la suya.
—No tolero a los estúpidos que utilizan su fuerza sobre los demás —le contesté.
—Igual, no debiste. ¿Qué pasaba si te suspendían?
—No te preocupes, cariño —dije y sonreí —Se que quieres verme todos los días, pero...¡Auch!
Apoyó con un poco más de fuerza el algodón en mi herida.
—Mejor cierra la boca —afirmó y siguió curándome.
Dirigí mi mirada a uno de sus brazos, y la marca del agarre de esa bestia estaba sobre su sensible piel.
—¡Es un animal! —rugí y tomé su brazo con cuidado.
—Auch, auch —susurró.
—¡Voy a matarlo! —dije apretando los dientes, mientras el deseo de furia me invadía.
—Tranquilo —me calmó —Yo también le di lo suyo, ¿no crees?
Reí por lo bajo, con mis dedos acaricie el color rojizo de las marcas en su piel. Una idea cruzó mi cabeza para poder besarlo, tenía demasiadas ganas de besarlo, aplastar su boca con la mía, hasta sentir el delicado roce de su lengua.
—Me arde —musité.
Frunció el ceño y alejó el algodón para soplar levemente. Su fresco aliento calmaba el insignificante ardor del corte, pero avivaba el deseo que yo tenía hacia él. Su mirada estaba clavada en mi boca y seguía soplando levemente. Miré bien su rostro... y con cuidado me acerqué un poco más. Un molesto sonido hizo que se alejara de mí. Era un celular, lo tomó y miró frustrado la pantalla.
—MinJee —dijo al atender. Revoleó los ojos —Mamá —dijo y reí por lo bajo —¿Ya te fue con el chisme? Es un tonto, él se lo busco. Estoy cansado de sus amenazas, y de tus presiones también —le afirmó. Al parecer el castaño tiene más problemas de los que aparenta —¿Tengo que hacerlo? ¿Por qué me odias? —preguntó y soltó un agobiado suspiro —Esta bien, veré como hago para llegar, ya no tengo chofer. Luego te cuento, adiós.
Colgó y me miró.
—¿Tu madre?
—Aja —dijo y se puso de pie —Mi padre la llamó para decirle todo lo que le dije. Pero en parte mi madre disfruta de ello.
Me puse de pie y salimos de la enfermería.
—¿Por qué?
—Mis padres se separaron cuando yo tenía 9 años. Desde entonces soy un motín de guerra, y se disputan mi amor, mi odio y todo lo que pueda sentir hacia ellos. Es muy frustrante —aseguró.
—Lo imagino —dije.
—Y ahora quiere que cuando salga, vaya a casa en busca de unas cosas y que se las lleve a la oficina —dijo y suspiró levemente —Y ya no tengo chofer.
—¿Minseok es ese chofer?
—Exacto.
—Yo puedo llevarte —le dije luego de unos segundos de silencio. Se giró a verme sorprendido.
—¿De verdad? —preguntó.
—Si, pero si después aceptas...
—Más te vale no decir nada desubicado.
Reí por lo bajo.
—Parece que tu mente es bastante maquinadora —dije divertido —Iba a decir que si aceptas una invitación para el viernes en la noche.
—¿Una cita? —dijo con duda.
—Algo así —dije y lo miré —¿Aceptas?
—Depende, tengo que ver mi agenda. Además de que no imagino cual es el concepto que tienes de cita.
—Ya lo veras cariño, ya lo veras.
Luego del almuerzo, las horas en la Universidad se me hicieron eternas. No quería estar más en este maldito infierno. Pero todo sea por su bien... El timbre sonó y al fin terminó mi calvario. Me puse de pie y tomé mi mochila para ser casi el primero en salir, sentí una mano apoyarse en mi hombro. Giré y Chanyeol me miró con una pequeña sonrisa. Giré para el otro lado y Jongin también lo hacía.
—¿Qué les sucede? —pregunté sin dejar de caminar.
—¿A dónde vas tan energético? —me preguntó Park.
—A salir de este agujero —contesté.
Divisé a Luhan saliendo de uno de los salones. Le pegué un chiflido y giró la cabeza para mirarme. Rápidamente se acercó a nosotros.
—Apúrate, necesito llegar ya —dijo él. Sonreí por lo bajo.
—Está bien, ve yendo afuera —dije.
—Adiós muchachos, los veo mañana —los saludó con una dulce sonrisa.
Ambos vieron como Luhan se alejaba hacia la salida. Se giraron a verme.
—¿A dónde quiere ir? —preguntó Jongin.
—¿A dónde crees? —le pregunté sonriendo.
—¿Vas a decirme que ya...?
—¿Qué ya que? —dije.
—¿Qué ya te lo estas llevando a la cama? —dijo Chanyeol.
—Eso ya lo verán sucias —les dije y me alejé de ellos para salir hacia fuera.
Lo encontré hablando por teléfono, me miró e hizo una seña para que me acercara a él. Así lo hice.
—Bueno papá, ya esta. Luego hablamos. Adiós —le dijo y colgó.
—¿Papi? —pregunte.
—No estoy para bromas —sentenció —¿Dónde esta tu auto?
—¿Mi auto? —dije.
—Si, tu auto ¿Dónde viajaremos? —preguntó.
—Cariño, delante de tus ojos está la cosa más hermosa en la que podrías viajar —le dije.
Giró la cabeza y sus chocolates ojos se abrieron de par en par.
—¿Una moto? —dijo sin poder creerlo.
—Si cariño, ella es mi bella Betty Boop —dije orgulloso de aquella bella moto.
Se giró a verme y enfrenté su mirada.
—No voy a subirme a una moto —dijo.
Reí por lo bajo y nos acercamos a la moto. Busqué las llaves y me subí en ella para prenderla. Miré de costado a Luhan.
—Vamos —le dije.
—¡No, no voy a subirme a una moto! No me gustan las motos, les tengo terror. Además que ni siquiera tienes un casco —me dijo algo nervioso —Voy a tomarme un taxi.
—Prometo que voy a ir despacio —dije.
Detuvo su paso y me miró dudoso. Seguramente su cabeza estaba debatiendo en aceptar o salir corriendo para ir en busca de un taxi.
—No, no, no. Muchas gracias igual, pero me da miedo ir ahí atrás. Imagina si me caigo —dijo sin dejar de mirar la moto. Revoleé los ojos y me estiré un poco para tomarlo de la cintura y acercarlo a la moto —Oye, ¿Qué haces?
—Te subo —le dije.
Lo senté delante de mí.
—No... no me parece correcto esto y...
—Ahora voy a pedirte por favor que te acomodes bien. Y que pongas tus manos ahí —le dije y le señalé el pequeño agarra manos que estaba delante de él.
Se sentó rígidamente derecho. Sonreí y me acerqué más a él para pegar su espalda a mi pecho. Lo sentí saltar levemente.
—¿Hace falta que tanto contacto?
—¿Quieres caerte? —pregunté.
—No —dijo.
—Entonces, si —contesté. Mi boca quedó perfectamente al lado de su oído. Su exquisito perfume entró por mis fosas nasales y rápidamente llenó mis pulmones —Ahora dime, a donde tenemos que ir —susurré mis palabras, ya que lo tenía cerca.
Vi como la piel de su nuca se erizaba. Y sonreí al saber que podía provocar eso con solo hablarle bajito y profundo. Bajé mi mirada a la posición de sus piernas alrededor de la moto. Ojala yo fuera esa moto, y Luhan estuviera así encima de mí. Sus manos sobre mi pecho, mientras se movía sensualmente sobre mí. Tragué saliva ante el pensamiento, era algo que no podía evitar y me estaba torturando.
—Primero a mi casa, tengo buscar las cosas allí. Pero después no hace falta que me lleves a lo de mi madre, puedo tomarme un taxi —dijo.
—Tranquilo, no tengo nada mejor que hacer —dije, me puse los anteojos y arranqué.
Luhan se tenso, agarrándose más fuerte del agarra manos. Me dijo la dirección y asentí al conocer las calles. Quedaba bastante cerca de la oficina de papá. Trate de no ir tan rápido, eĺ iba a volverse loco si lo hacia.
—¿Estas bien? —le pregunté. Luhan giró su cabeza y me miró de costado. Sonrió levemente.
—En el mejor momento de mi vida —dijo irónico. Sonreí por lo bajo.
—¿Quieres manejar?
—No —contestó rápidamente. Reí divertido y tomé sus manos, cuando estábamos parados en el semáforo —¡No Sehun, no quiero!
—Shhh, tranquilo cariño. No voy a soltarte. Solo quiero que sientas la adrenalina.
—Suficiente adrenalina tengo aquí adelante.
—Vamos, prometo que será divertido —le dije. Me miró de nuevo.
—Si me viera la abuela creo que le daría un infarto —dijo con algo de preocupación.
Reí por lo bajo. Puso sus manos en las manijas. Las miré bien, sus manos eran pequeñas y sus dedos delgados, algunos tenían anillos. Puse mis manos sobre las de él cubriéndolas completamente.
—¿Y ahora qué? —preguntó Luhan nervioso.
—Y ahora, déjame a mí cariño.

Peligrosa Obsesión [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora