16. Besos indirectos saben mejor con nata

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Habla. Llevas más de cinco segundos sin responder y va a empezar que te pasa algo.

Vernon abrió la boca para decir algo, pero no le salían las palabras. Había pasado una noche dormidos uno al lado del otro, habían hablado mucho, y de pronto todo el progreso se había desvanecido en el aire.

Había tomado la decisión de no rendirse con Seungkwan, y con ello habían vuelto su incapacidad de enunciar una frase completa delante de él.

Maldita sea. ¡Responde!, pensó.

―Yo... iba tomar un chocolate. ― nada más decirlo se dio cuenta de lo estúpido que sonaba

―Ah. ¿Estás solo? ― preguntó Seungkwan. Por alguna razón, el ambiente estaba tenso, y eso era extraño porque Seungkwan nunca se cohibía ante nadie. Vernon empezó a preguntarse si se sentía incómodo con él por lo de la otra noche, tal vez se avergonzaba de ello.

―Sí.

Se miraron en silencio, ambos todavía sujetando la misma taza de chocolate. El camarero apareció para romper la incomodidad, se dio cuenta de su error e inmediatamente preparó otra taza.

Seungkwan seguía en silencio, inmerso en sus pensamientos. De pronto se puso irguió y sonrió, quitando la incomodidad.

― ¿Quieres sentarte con nosotros? Estoy seguro que a los demás no les importará.

Pensó en rechazarlo, pero luego recordó su propósito de conseguir gustarle, y supo que tenía que aceptar. Aunque también debería por empezar a no ponerse rojo cada vez que articulase alguna palabra.

―Sí. Me gustaría.



No lo entendía, Seungkwan nunca estaba incómodo, pero de pronto, cada vez que miraba a Vernon, se ponía nervioso. Sólo era él, y lo que pasó la noche del sábado no era nada malo, de hecho, le caía muy bien el chico. Entonces no entendía por qué estaba con los nervios a flor de piel.

Al recibir cada uno su bebida, lo agarró del brazo y lo guió hasta su mesa, pero no paraba de temblarle el brazo, como si sólo tocar a Vernon supusiese un gran esfuerzo.

Estás loco. Seungkwan no lo entendía, el pobre chico no le había hecho nada más que ayudarlo y él se limitaba a ser un raro.

Pero si pensaba que la situación no podía volverse más extraña, ahí estaba Seungkwan, sentado entre Vernon y Soonyoung, con el corazón a punto explotar y no sabía bien por qué. El grupo estaba extrañamente silencioso, a excepción de Jun y Minghao que no paraban de hablar, ajenos de la incomodidad general.

―Bueno, Jeonghan, Joshua, no me esperaba que estuvieseis juntos. Pensaba que tenías algo con Seungcheol por lo del viernes, si te digo la verdad. ― soltó Chan, bebiendo inocentemente de su bebida, sin percatarse de la bomba que acababa de soltar.

Se formó un silencio sepulcral, y todo el mundo miró a Jeonghan buscando una respuesta. Seokmin lanzó una risita nerviosa, y Seungkwan sentía que le iba a dar una embolia si la situación se ponía más rara.

―No. La verdad es que... solo somos amigos. Buenos amigos. Y me emocionó mucho que me salvase. Nada más. ― concluyó finalmente Jeonghan, mirando hacia otro lado, y depositó su mano sobre la de Joshua, intentando reafirmar sus palabras.

Jihoon puso los ojos en blanco, era el único que no parecía afectado por el tema. Estaba devorando un gofre, sin prestar atención.

―Estás mejor si ese idiota. ― agregó. ― Tú mismo decías que te caía mal.

Volvió a reinar el silencio. Nadie más parecía querer dar su opinión.

En vistas de cómo iba la cosa, Seungkwan decidió que no debía desalentar, y siguió con su plan de conquista. Hundió su boca en nata, y se giró hacia a Soonyoung, esperando su tan ansiado beso.



Era tan guapo que quitaba la respiración, o eso veía Jun en Minghao. Era muy dulce, no hablaba con mucha gente, pero una vez que se abría, era un rayo de sol personificado. Su sonrisa podría iluminar una ciudad entera.

Recientemente, el chico accedía a quedar con él, consentía que lo integrase en grupos y estaba muy receptivo. Y Jun había empezado a darse cuente de lo que sentía por él.

Nunca había estado enamorado, pero estaba seguro de que era así como se sentía hacia Minghao. Quería protegerlo a toda costa, conocer el mundo juntos, de alguna manera sabía con él podría conseguir cualquier cosa. Le encantaba la manera en la que se reía, su torpe caligrafía, el hecho de que se mordía el labio cuando no entendía el labio o su pasión por el chocolate.

De pronto, el móvil de Minghao vibró con una llamada entrante y éste al ver el remitente, empalideció. Colgó la llamada, y miró a Jun, buscando su apoyo. No sabía qué le pasaba, sabía que algo lo reconcomía últimamente, pero confiaba en él. Le agarró la mano, debajo de la mesa, y se la apretó.



La tarde acabó en un completo desastre para Seungkwan, mientras que Soonyoung ni se molestó en avisarle de su bigote de nata, esperaba que al menos lo acompañase a casa, pero parecía alérgico a cualquier tipo de caballerosidad.

Se quedaron al final Seungkwan y Vernon haciendo cola, esperando para pagar, los otros estaban a fuera, hablando de cualquier cosa. Suspiró, por más que lo intentase, Soonyoung no parecía fijarse más en él, ya estaba desesperado.

―Oye, te queda bien ese jersey. ― dijo Vernon, a su lado. Estaba envuelto en un abrigo marrón, y estaba mirando al frente, aunque podía ver que tenía las mejillas sonrojadas.

En vez de sentirse alagado, Seungkwan se puso aun más nervioso, y el estómago se le encogió. No lo comprendía, no tenía ningún problema con Vernon, le caía genial. ¿Por qué estoy actuando tan raro?

―Gracias.

Vernon lo miró de reojo, y se quedó mirándolo con el ceño fruncido. Parecía querer decirle algo, pero no le salían las palabras.

― ¿Qué pasa? ― inquirió Seungkwan, que sentía un cosquilleo al saber que lo miraba.

En vez de responder, Vernon se acercó mucho mucho más de lo que debería, hasta casi estar a unos centímetros de su rostro. Seungkwan quiso apartarse, pero estaba hechizado, sentía que no estaba bien, pero no podía moverse.

Vernon alzó un dedo hacia su rostro y lo deslizó sobre sus labios, con suavidad, haciendo estremecer a Seungkwan, y se sorprendió al darse cuenta de que le gustaba. Lo apartó, y vio nata sobre el dedo.

Ah, idiota. No te limpiaste la nata.

Sin embargo, él se metió el dedo en la boca, y saboreó la nata. Vernon sonrió de par en par, se rió y se alejó unos pasos.

―Tenías nata en la cara. ― se explicó, y sonrió con una sonrisa inocente, sin saber que por dentro Seungkwan estaba temblando, se había sonrojado y por una vez en su vida se preguntó a qué sabrían los labios de Vernon.

Maldita sea. Lo de la nata funciona mejor de lo que pensaba, maldijo.


Mensaje de la autora: ¡Gracias a todos los que habéis leído hasta aquí! :D Espero que os esté gustando hasta ahora.  Se me parte el corazón friendzonear a algunos miembros TT ... pero es parte de la historia, aunque yo también sufra.   Gracias por todo carats <3

Angel On FireWhere stories live. Discover now