Capitulo 32. Son cosas del amor..

204K 9.6K 3.9K
                                    

Jose miró con aburrimiento hacia la puerta de la clase, ¿cuánto más iba a tardar Nora?

 —El próximo día deberías cocinar con nosotros, es muy divertido.―comentó Evan tomando asiento a su lado y sonriéndole de oreja a oreja.

Ni loco iba a ponerse un delantal rosa y cocinar alegremente mientras escuchaban a Taylor Swift en la radio junto a su padre y Evan. No, no y no. Apoyó los brazos sobre la mesa y se recostó sobre ellos para ponerse a mirar fijamente hacia la puerta.

 —¿Estás desesperado por verla, eh?―curioseó Evan mirando también hacia la puerta con interés, Jose apartó la mirada de la puerta y se centró en el pelinegro que dibujaba corazones en su mesa con el lápiz.―Ya sabes que hasta que no oigamos los gritos de Sonia, Nora aún no entra.

—Deja de dibujar corazones, es irritante.―dijo Jose sacando una goma de borrar y poniéndose a borrar todos los corazones que su amigo había pintado por su mesa y dónde había puesto las iniciales de Nora y de él.―No me gusta.

—Mira ahí está Nora.―indicó Evan mirando hacia la puerta, Jose volteó rápidamente encontrándose con que no había nadie, frunció el ceño y miró a Evan que se reía a más no poder.

— ¿No tienes una novia a la que molestar? ―inquirió Jose entre dientes, Evan asintió pero no se movió de su asiento, sólo le hizo una señal a Bel para que fuera hacia allí; Jose resopló molesto y se cruzó de brazos, ahora tendría que soportar los delirios de la pelinegra.

—Jose, ¿ya te disculpaste con Nora? Anoche casi no duermo nada más que pensando en todo lo que pasó ayer... ¡fue una pasada! ¡El próximo día avisadme que me traigo un paquete de palomitas! Porque estás cosas no se pueden ver así, sin nada que comer; yo necesito chocolate o algo a lo que aferrarme. ―saludó Bel, Jose se masajeó la sien; era demasiado temprano para soportar a la pelinegra; vio como ella se sentaba sobre las piernas de Evan y su amigo le pasaba los brazos por la cintura.―Ayer traté de ponerme en el lugar de Nora, debió ser horrible encontrarse contigo de repente; y no tengo ni idea de lo que debe estar pensando. Por cierto, Evan me dijo que ayer fuiste a su casa, ¿cómo te fue? ¿conseguiste disculparte? Porque tienes que disculparte como sea, sería muy....

Jose puso los ojos en blanco y desconectó. Bel hablaba y hablaba y hablaba.

 Apoyó la mejilla sobre su mano y miró hacia la puerta. Es cierto, ayer había ido a casa de Nora dispuesto a disculparse y a demostrarle al odioso rubio un par de cosas pero por desgracia ella no estaba. No obstante, no se dio por vencido y decidió esperarla sin importar cuánto tiempo tuviese que permanecer allí, aunque el que su padre decidiese limpiar su pistola justo en ese momento lo puso un poco de los nervios. Por desgracia tuvo que irse antes de que la morena regresase así que le entregó el libro de La princesa prometida a la madre de Nora en el que ya había metido una nota en la que ponía "lo siento" y se marchó.

 No sabía si el libro se lo habían entregado a la morena y si ella había visto la nota; era por eso que estaba tan ansioso por verla hoy. 

 —Dan es imbécil, no quiero volver a saber nada más de él nunca, ¡nunca! ―dijo Sonia entrando en la clase, la pelirroja se dio la vuelta con enfado y colocó los brazos en la cadera.―¡Nora! ¡¿Me estas escuchando?! ¡Ya deja ese estúpido libro y ayúdame a insultar a Dan!

Jose miró con gran expectación hacia la puerta, Nora entró segundos después mientras Sonia despotricaba contra ella. Miró esperanzado el libro que llevaba en las manos y bufó decepcionado al ver que no era La Princesa Prometida, ¿podría ser que lo hubiese tirado o quemado o entregado a Angy para que le lanzara una maldición? Esa última idea le produjo un escalofrío.

Tienes que ser tú (TQST Libro #1)© [EN LIBRERIAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora