(Eider)
-De verdad, lo siento mucho Eliot- dije por quinta vez.
-No pasa nada, un despiste lo tiene cualquiera- comentó con una sonrisa- Es agua, ya sé secará.
En realidad no fue un despiste, la tiré porque iba a besarme. Pensé en Daemon, no sé porqué, me puse nerviosa y... ¡Adiós agua!
-¿Por donde iba?- preguntó acercándose a mi.
¡Mierda ya no me queda más agua!
¿Y si le digo que le tengo miedo a sentarme en los bancos del parque? Mierda ya estoy sentada, no funcionará. ¿A quien mierda se le ocurre tener una cita en un parque? A todo el mundo que quiere ser besado.
¡Yo no quiero ser besada!
-Como te acerques a ella un sólo centímetro más te mato- gruñó Daemon.
¡Gracias Daemon ya no tendré que besarle!
-¿Y quién eres tú para decirme que no la besé?- Eliot se levantó del banco para quedarse a la altura de Daemon.
Está loco, quiere morir, porque si es para impresionarme... No, definitivamente morirá en vano.
-¡Hey! ¡Esperen!- gritó Tony, que apareció junto a Javier, Alejandro y Dylan.
-¡El que faltaba!- grité exasperada.
-¿Han empezado ya?- preguntó desilusionado mientras se sentaba juntó a mí, rodeandome con su brazo.
-Estaban apunto- confirmé.
-¡Genial! ¡Ya podéis seguir!- gritó sacando un bol de palomitas.
-¿De donde has sacado las palomitas?- pregunté sorprendida.
-Un mago nunca revela sus trucos, mocosa- dijo llevándose un puñado de palomitas a la boca.
-En realidad se las ha robado a una pareja que se estaban dando el lote en el césped del parque- aclaró Dylan riendo. Y la verdad yo tampoco pude evitar reír.
-¡Me importa una mierda! ¡A ella no la tocas!- bramó un furioso Daemon.
-Sh callarse que empieza- susurró Tony emocionado.
-Dame palomitas- hice un puchero.
-Solo porque soy buena persona- me tendió las palomitas- Apuesto diez euros a que Daemon gana. El tal Eliot, porque se llama Eliot, ¿verdad?- me preguntó a lo que asentí mientras comía palomitas- Pues eso que Eliot ya se ha hecho pipí encima.
-Es agua- aclaré con desdén- Se la he tirado porque no quería que me besara y ha dado la casualidad que ha caído ahí.
-¡Esa es mi chica!- gritó chocando los puños conmigo.
-¡Qué no soy su hermano, gilipollas!- bramó otra vez Daemon- ¡Su hermano es éste!- le dio un tirón a Alex hasta ponerlo en frente de Eliot.
-¡Dale caña Daemon! ¡Ponlo en su sitio!- gritó Tony riendo.
-¡Cállate! ¡Y quita las manos de encima de Eider!- le amenazó.
-Amigo tienes un grave problema con compartir, es solo un ratito en lo que tú discutes.
-Eso, eso tú déjalo estoy muy cómoda así- le dije a Daemon- Estamos discutiendo quien ganará.
-¿Ves? Me prefiere a mí, ahora sigue a lo tuyo- hizo el gesto de "Adelante" con sus manos.
-A este paso nos vamos a llevar bien- dije riendo.
-Oh no mocosa, esto es una tregua, después volveremos a discutir ya lo verás- me guiñó un ojo.
Iba a contestar pero los gritos de Daemon me interrumpieron.
-¡Es mi novia, gilipollas!- gritó Daemon señalándome con el dedo.
-¡Pero sí está en una cita conmigo!- también me señaló.
-¡Técnicamente no lo es, pero lo será!- afirmó- ¡Así que vete a la mierda y déjanos en paz!
-Uh de aquí a nada ves a Daemon convertido en lobo- susurró Tony en mi oído.
-¿Por qué susurras?- pregunté yo también susurrando.
-Porque no quiero que Daemon se ponga a pelear conmigo, estoy bien aquí contigo y las palomitas- ambos reimos.
-¡Pues si no te lo crees mira gilipollas!- gritó Daemon acercándose a mí, me arrancó de los brazos de Tony y me besó.
-¡Así, así! ¡Marcando territorio!- silbó Tony.
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La princesa de sus ojos ©
Loup-garouLa historia que está a punto de leer fue la primera narración en forma de novela que escribí en 2016. Recuerdo perfectamente que mi primera "historia" se trató de distintos documentos en los que plasmaba situaciones cotidianas que me hacían sentir m...