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Lauren's POV

El primer puñetazo cargado de furia le rompió la nariz. Él ni siquiera sabía dónde estaba. Lo pillé desprevenido den los baños, cuando no había nadie. Retrocedió como una rata a la que pillan en una alcantarilla, escondiéndose en su cueva de mugre.

—Levántate.—Él hizo oídos sordos a mi petición. Lo cogí de la camiseta y lo alcé golpeándolo contra la pared con un juguete roto. Clavé mis uñas en su cuello, él me empujó pero mi patada en su entrepierna fue más rápida. —¿¡Qué se siente cuando te revientan!? ¿¡EH!?—Di una patada en su costado que lo volvió a tumbar casi sin respiración. La rabia corría por mis venas.

Me puse encima de él y comencé a golpearle la cara a puñetazos limpios, directos en la boca que comenzaba a sangrar a borbotones.

—¿¡Te gusta que te peguen palizas!?—Mi puño chocó fuerte contra su oído, contra su ojo, una y otra vez.

Me levanté comenzando a patear sus piernas, salté sobre su rodilla, la punta de mi zapato azotaba su abdomen, y finalmente le di una patada en la cara, aun así intentaba levantarse; pero no lo dejé. Lo levanté yo de un puñado, dándole un cabezazo en su cara ya desfragmentada repleta de sangre.

—Ya sabes lo que puedo hacer. Si te atreves a tocar a alguien más, te juro que.

—¿Qué?—Escupió con la voz seca, ronca, casi inaudible.

—Que volveré a hacerte esto, y aún peor. ¿Te jode que tu novia se muera por follar conmigo, verdad?—Solté una risa socarrona. Él se revolvió y yo volví a estamparlo contra la pared. —¿Sabes qué? Tu novia me besó, me besó estando desnuda, Luis.—Me acerqué a su cara, escupiendo aquellas palabras con el mayor placer que había sentido nunca al decir algo.—Y me dijo que estaba enamorada de mí desde hace mucho. ¿Cómo te sienta saber que mientras follaba contigo pensaba en mí? ¿Cómo te sienta que cuando te la chupaba le daban arcadas? ¿O que cuando se la metías ella no sentía nada?—Me reí entredientes negando.

—CÁLLATE.—Me gritó intentando separarse, pero mi puñetazo en el estómago fue suficiente para que cayese al suelo.

—De momento, voy a hacer que te expulsen del instituto.

Le di una patada para apartarlo de mi lado y metí la mano bajo el grifo que Luis había dejado abierto, limpiándome las manos y la cara de sangre mientras él se removía entre quejidos en el suelo.

Con total tranquilidad salí de allí.

*

—¿Cómo está?—Según me habían dicho, Camila tenía la cara mal. Los ojos hinchados, morados, su aspecto físico estaba fatal. Justo como yo había estado cuando Luis me atacaba de esa forma. Hijo de puta. Mis manos se habían cobrado aquella venganza que de verdad deseaba.

—Bien, está bien. Está sedada porque le duele mucho, pero tampoco nos han dicho nada más. Sólo que... Le darán calmantes para el dolor.—Me senté en una de las sillas del pasillo, cubriéndome la cara con las manos. Aún me temblaban de los nervios al partirle la cara a ese cabrón, pero no me arrepentía de nada en absoluto.

—Y si está bien... ¿Por qué no nos podemos ir ya a casa?—Alcé la cabeza hacia Alejandro, que torció el gesto y se encogió de hombros.

—No lo sé.

Torcí el gesto.

—¿Puedo entrar a verla?—Alejandro asintió, y dejé la chaqueta en la silla caminando hacia la puerta. Abrí sin hacer ruido, aunque ella tampoco me escucharía.

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