XIII

7.8K 1.4K 180
                                    


— ¿Estoy demente si te digo hasta ahora que la primera vez que te vi confundí tus ojos con las estrellas? —se dirigió por primera vez a ella con su corazón encogido.

—Tú...—le contestó con voz quebrada.

—Yo—Farid temblaba y con ello su guitarra—...Vi tu señal demasiado tarde.

—No importa—mintió Solange—. Sólo buscaba la canción.

— ¿Y a mí no? —se atrevió a preguntar.

Ella esquivó la mirada, y sus ojos se tornaron cristalinos.
—Sabes, ni siquiera sé tú nombre, no debí imaginar un cuento de hadas cuando te encontraría, sólo quiero saber la canción con toque clásico ¿Cómo se llama?

—No sé—confesó en seco—. Es mía.

—Me imaginé al nunca encontrarla—se limitó a decir.

— ¿Entonces por qué insistías tanto en saber de ella?

Solange alzó los hombros. —Quería saber la razón de tu composición.

—No la escribí—admitió—. Simplemente improvisé, era lo que salía de mi corazón en ese momento. Lo hice para ti, no tenía nada más para ofrecer que mi canción.

— ¡No digas eso! —exclamó con impotencia.

—Es la verdad, tú eras la letra, la nota de la canción...

Solange quería llorar, llevó su mano al puente de la nariz, y apretó los labios.

—Perdón—volvió a hablar—. Ya no tiene caso a estas alturas decirlo. Sólo cantaré en tu baile...

—Por favor—rogó ella para calmar su alma—. Aunque te pediré una última cosa.

Farid la contempló en espera de su petición.

—¿Podrías decirme tu nombre? —quería terminar con aquella inquietud,  aunque eso significase frenar sus sentimientos de una vez por todas.

—Farid—se presentó con una sonrisa torcida.

—Solange—se limpió las lágrimas y extendió su mano.

—Me equivoqué—bufó él y luego endulzó su voz—. No sólo eras la nota de la canción, eras la clave, Sol.

Ella se quedó absorta, el juego de palabras agonizaba su corazón. Las manos le temblaban y sus piernas no lograban mantenerla de pie.

—Fui un tonto—acarició la palma de la chica—. Podía ofrecerte más que mi canción, pude darte mi corazón, porque eres la clave musical de mi vida.

—No sigas—protestó Solange apartándose, no necesitaba la calidez de su mano—. Ya no lo vale, no se puede hacer nada.

—Es una locura, y lo sé—aceptó Farid—. No nos conocemos, pero esa melodía fue suficiente para saber que te amé con toda mi música.

Ella estaba decidida a marcharse y dejar hablándolo solo. Debía ser cuerda y decente.

—No te vayas—la tomó del brazo transmitiendo su temor—. Sabes, mi mejor amigo vive pensando que su vida podría haber sido diferente si se arriesgaba a ir por la chica que amaba, pero no lo hizo. Y yo no deseo hacer lo mismo, es desgarrador, no quiero pensar en qué pasaría si no te dijera que me has flechado, en el que podría estar a tu lado. Piensa por favor, esto no es ficción o una fantasía, esto es real, lo que tanto habías soñado por fin está pasando, nos hemos encontrado. Ahora que sé que eres mi clave de Sol, déjame ser guiado por ti como una nota entre tus líneas, y caminar por tus rayos de luz como un alma que necesita calor, estoy seguro que amas con todo tu ser, estás llena de esperanza y por eso me buscaste, no sé más de ti. No obstante, mi amor es suficiente para los dos, podríamos intentar estar juntos, porque finalmente lo estamos, sólo es cuestión de decidir si comenzamos a tocar nuestra canción.

»Pero te dejaré elegir a ti, tú puedes escoger a tu prometido, o a mí, pero por favor no elijas a la palabra «Hubiera», no existe, no quiero que te arrepientas de nada, prefiero que estés segura y tomes la decisión correcta. Y sea lo que sea, la que tú quieras, yo te elegí a ti a pesar de todo.

Solange comenzó a derramar lágrimas amargas, no sabía con certeza qué decisión tomar, por una parte, estaba su prometido, el cual conocía y le había dado su palabra para contraer matrimonio. Y por otro lado estaba Farid, un desconocido que componía sinfonías en su corazón.

Con temor, caminó devuelta hacia él y se acercó a sus labios. Terminó por depositarle suavemente un beso secreto, de media luna, no podía vivir sin experimentar aquella sensación que quedaría grabada por la eternidad en sus labios húmedos, como una canción imposible.

En clave de Fa ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora