Capitulo 40

1.7K 87 3
                                    

Bárbara: puedo saber por qué te metiste a mi oficina en mi ausencia?

Fernanda: quería preguntarte, que hacia el reloj de Eduardo aquí?

Bárbara se sorprendio, y trato de ser un tanto indiferente a aquella pregunta.

Bárbara: no sé, a lo mejor se le cayó, por qué no le preguntas directamente a él? 

Fernanda: el reloj estaba aquí,Florecita lo encontró.

Bárbara: ahora que lo recuerdo ayer estuvo unos minutos y me hablo sobre la empresa, me explico que sería un  puente de comunicación entre ustedes y yo, seguramente en algún momento perdió su reloj.

Fernanda: si, suena obvio se le pudo haber caído.

Bárbara: Fernanda  tengo muchísimo trabajo, te agradecería que me dejaras sola... ahh y la próxima dile a tu marido que sea más cuidadoso con sus cosas.

Fernanda, salió y cerró fuertemente la puerta, Bárbara se echó a reír.

Bárbara: me pregunto que pensarás cuando sepas que Eduardo estuvo aquí conmigo? .. No entiendo Como pudiste abandonar a un hombre tan bueno.

Bárbara se dedicó el resto de la mañana a trabajar,Eduardo moría por ir a verla pero tenían que disimular, además estaba esperando la visita de su abogado para que entablará la demanda del divorcio.

Mauricio era quien estaría a cargo de aquel proceso, entró a la oficina de Eduardo, de inmediato iniciaron una conversación, Eduardo le pidió que hiciera todo el proceso de divorcio lo más rápido que pudiera, también le comentó que quería anular su matrimonio por la iglesia, ya con sus firmas se dio inicio a aquel proceso.

Fernanda daba un recorrido por la empresa enseñándole a Liliana como era el manejo de todo, se cruzó con Gonzalo y Anibal que estaban hablando con los trabajadores, en el piso de las oficinas aun quedaban Bárbara y Eduardo, ella no aguanto las ganas y entro a su oficina, el parecía muy concentrado en lo que estaba haciendo.

Bárbara: que guapo!!

Eduardo se levanto emocionado sin decir nada y la beso.

Bárbara: ten cuidado, nos pueden ver.

Eduardo: otro más y ya... te quiero comer a besos.

Bárbara: yo también, pero este no es lugar más indicado, solo quería verte.

Eduardo: me alegraste el día mi vida.

Bárbara: por cierto, ayer se te cayó tu reloj en mi oficina.

Eduardo: Como? no me dí cuenta, lo encontraste?

Bárbara: No, lo encontró Flor y se lo pasó a tu esposa.

Eduardo: Y que te dijo?

Bárbara: me reclamo, pero no te apures que estoy segura que la convenci que se te cayó cuando fuiste a la oficina a hablarme sobre la relación mía con la familia.

Eduardo: que bueno... te quería mostrar algo.

Bárbara: y esto que es?

Eduardo: son los documentos  del proceso para divorciarme de Fernanda.

Bárbara: ya firmo?

Eduardo: no! Mi Abogado se encargará de llevárselos hoy mismo.

Bárbara: ojala no se tarde mucho, por que yo ya muero por gritarle al mundo que te amo.

Eduardo: y yo por convertirte en mi esposa.

Bárbara: tu esposa?

Eduardo: a caso no te gustaría?

Bárbara: me encantaría, pero después de divorciarte deberás esperar un tiempo prudencial para contraer matrimonio de nuevo.

Eduardo: lo sé, pero haré lo que sea para que no sea mucho.

Bárbara: es una locura lo que estamos haciendo ( acariciando la mejilla de Eduardo, él, beso su mano)

Eduardo: si, una locura de amor.

Bárbara lo besó

Bárbara: ya me voy, no quiero que las secretarias o alguno de los Elizalde nos vean, te veo en la noche.

Pasaron las horas , ya había caído la noche, todos en Lactos ya habían regresado a sus casa, Bárbara se encargo de Santi y después de dormirlo, se fue a arreglar para salir con Eduardo.

Eduardo paso por ella, se veía preciosa, llevaba un vestido morado realmente corto, podían observarse sus hermosas y largas piernas, se rizo el cabello, se veía sexy, Eduardo apenas parpadeaba al ver tanta belleza.

Eduardo: estas guapísima.

Bárbara: Gracias mi amor, pero tu más, nos vamos?

Eduardo: si.

Bárbara: Antonio, cualquier cosa que tenga que ver con Santi porfa me llamas, te lo encargo.

Antonio: tu tranquila, diviértete, Eduardo me la cuidas.

Eduardo: por supuesto...

Bárbara y Eduardo salieron y llegaron a Un antro bastante alegre, estaba alejado de la ciudad así que era poco probable que alguien conocido los viera, más que bailar se la pasaron un buen rato besándose.

Bárbara: esta si la vamos a bailar, ven conmigo.

Bárbara sacó a Bailar a Eduardo, bailaron durante horas, estaban muy abrazados.

MAÑANA ES PARA SIEMPRE II, El regreso de Bárbara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora