Capitulo 108

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Bárbara se acercó hacia la mesa donde estaban las fresas que él había traído, su sonrisa era bastante coqueta, por que vio su reacción al pensar que ella iba hacia él.

Eduardo: a que estás jugando Bárbara Greco?

Bárbara sonrió y se dio media vuelta.

Bárbara: yo? A nada, quise comer una de estas antes, quieres?

Señalándole la fresa que se llevaba a la boca.

Eduardo asintió y se acercó a ella. Bárbara puso la fresa en su boca, él la mordió sin dejar de observarla, su mirada revelaba las ganas que tenia de tenerla en sus brazos, Bárbara lo sabia pero le gustaba jugar y provocarlo.

Bárbara: quieres otra?

Eduardo: no quiero otra, quiero comerte a besos, no te imaginas las ganas que tengo de...

Bárbara: si lo sé, pero...

Eduardo: a caso tu no quieres?

Bárbara rio.

Bárbara: tu que crees?

Bárbara soltó las fresas y las dejo en su lugar.

Eduardo: vaya!! Por lo que veo tu quieres llevarme la delantera.

Bárbara: siempre lo hago.

Eduardo: eso me enloquece.

Bárbara se acercó y lentamente desabrocho uno a uno los botones de su camisa, mientras él se quedó inmóvil,recorrió su pecho con besos a la vez que sus manos lo acariciaban, Eduardo disfrutaba aquella apertura a lo que su cuerpo le pedía a gritos, Bárbara levanto la mirada y lo beso, mientras él la tomaba por la cabeza apasionadamente.

Por un momento Eduardo perdió el control y la agarro por la espalda para besarle el cuello, los brazos de Bárbara se extendieron por su cuello, Eduardo halo las tiras del babydoll para poder quitárselo pero no lo logró, necesitaba verla desnuda, así que hizo fuerza y termino por arrancarlo, Bárbara grito, la tensión del momento era elevadísima, el babydoll cayó al piso también, se besaron y en un arranque Eduardo trepó a Bárbara sobre su cuerpo y la azotó contra una de las paredes que estaba al borde de la ventana de la habitación, mientras seguía besándola le desabrocho el brasier y lo lanzó , trataba de quitarse los pantalones pero no era capaz pues aún tenia los zapatos y por el otro lado tenia a Bárbara sobre el.

Bárbara se dio cuenta.

Bárbara: bájame y quítatelos.

Eduardo sólo la observo y le hizo caso,  se quitó los zapatos y se bajó el pantalón sin dejar de ver a Bárbara, estaba concentrado en sus ojos y en sus pechos desnudos.

Eduardo: quiero verte completamente desnuda.

Bárbara todavía tenia la parte interior de su ropa inferior.

Bárbara asintió y se agachó para quirselas, su sonrisa seguía siendo además de coqueta, provocativa, Eduardo estaba en shock, veía de arriba abajo y de abajo a arriba su cuerpo.

Bárbara: ahora hazlo tú, no olvido que te falta dejar en el suelo una de tus prendas.

Eduardo: lo haré solo dame unos segundos, quiero seguir contemplando tu cuerpo.

Bárbara: pero si me has visto asi muchas veces!

Eduardo: lo sé,  es que eres tan hermosa.

Bárbara se dio la vuelta para que Eduardo la viera de espaldas.

Eduardo estaba anonadado como si fuera la primera vez, podía verse claramente su erección.

Eduardo se bajo su ropa interior y la lanzó al suelo, fue en cuestión de segundos cuando corrió donde Bárbara pues mientras ella se daba nuevamente la vuelta él ya la tenía subida sobre él, la llevo con fuerza de nuevo a la pared más cercana de la ventana y se apoyó para poner entrar en ella, Bárbara grito de placer además que era Eduardo quien llevaba el control en todo el movimiento, sus besos estaban poseídos de pasión desenfrenada parecía que se arrancarían los labios el uno al otro, de aquella pared, Eduardo llevo a Bárbara la mesa en la que habían cenado minutos antes y sobre esta siguieron su acto sin parar no sin que antes ella pudiera abrir las piernas y estar cómoda, entre besos caricias seguían amándose salvajemente, cuando esta posición los canso Eduardo subió a Bárbara nuevamente sobre sus caderas y la llevó hacia una silla donde se sentó y la acomodó a ella sobre él, pero ya aquí ya Bárbara dominaba el movimiento mientras Eduardo besaba sus pechos que tanto lo enloquecían, ambos sentían el mayor de los placeres,  por un momento Bárbara se detuvo y se levantó, él se quedó aterrado y con su voz agitada le pregunto que le pasaba.

Bárbara: la noche es realmente hermosa no te parece? Mira la luna, las estrellas.

Eduardo se levantó y la abrazo por detrás.

Eduardo: tú eres más hermosa que todo lo que ves alrededor.

Eduardo la beso detrás de la oreja, ella  dio la vuelta y lo beso, mientras el continuaba besándola dejó su mirada perpleja en la enorme ventana del balcón donde estaban.

Eduardo: no sabes lo mucho que necesitaba tenerte así.

Bárbara: yo también necesitaba sentir sus labios, tus manos por todo mi cuerpo.

Eduardo: me encanta tu olor, tu suavidad.

Bárbara: me encanta estar así contigo.

Los dos yacían abrazados de pie frente a la ventana.

Eduardo: crees que alguien nos allá visto? Lo digo por la ventana, hay muchos edificios.

Bárbara: no lo sé, pero la sola idea de pensarlo me excita, el sentirme en peligro así contigo hace vibrar todo mi cuerpo.

En la hacienda de los Elizalde, Fernanda tomó la decisión de deshacerse de todos lo que le recordaba a Eduardo, quemó fotos, cartas y tiro la argolla que había llevado por meses.

Fernanda: tu representas mi pasado Eduardo, te sacaré de mi vida sea como sea.

Al día siguiente Liliana llegó a la hacienda en Compañía de Miguel su esposo que además era un buen amigo de Fernanda.

Fernanda le contó los acontecimientos ocurridos el ultimo mes, Liliana estaba muy sorprendida.

Liliana: entonces de verdad has renunciado a Eduardo?

Fernanda: el ama a Bárbara y han formado una familia, pronto se irán  del país.

Liliana: no deberías renunciar, Eduardo es el amor de tu vida y fue Bárbara quien se metió entre ustedes tienes que luchar por su amor.

Miguel: Lili tiene razón estas dejando ir tu felicidad.

Era temprano, no pasaban de las 8 de la mañana, Bárbara Dormía plácidamente, Eduardo estaba recibiendo el desayuno en la puerta de la suit, se acercó a la cama y le hablo al oído.

Eduardo: ya es hora de despertar mi bella durmiente, debemos desayunar y recuperar las energías que perdimos anoche.

Bárbara sonrió y Eduardo la beso.

Se sentó en la cama y se puso su bata, juntos desayunaron entre besos y bromas, tomaron un baño juntos y al salir los dos en bata, Eduardo tomo un paquete grande y se lo pasó a Bárbara

Eduardo: toma mi vida, es ropa nueva, espero te guste.

Bárbara: y por qué la compraste?

Eduardo: ayer con las prisas olvidé hacer una maleta así que mientras dormías la encargue a una tienda exclusiva como las que te gustan.

Bárbara: me encanta, tienes muy buen gusto mi cielo, gracias.

Después de unos minutos los dos estaban listos para ir a reanudar su trabajo en Lactos debían entregar cuentas de los últimos meses para dejar todo claro y poder irse a los Estados Unidos, subieron al ascensor del Hotel y cuando iban por el piso número 15 este se detuvo dejándolos encerrados.

MAÑANA ES PARA SIEMPRE II, El regreso de Bárbara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora