Capítulo 21: La espera.

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POV Rose

-Liss todo va bien, siente.-

Puse su mano sobre mi ya abultado vientre.

-Wow Rose, 7 meses no lo puedo creer, parece tan irreal por todo lo que hemos pasado en este tiempo, ha ocurrido tan rápido y yo sigo sin poder verte.-

-Pero si aquí me tienes Liss, solo para ti.-

-Sabes a lo que me refiero, quiero verte en persona, abrazarte, estar contigo durante el parto, ser la primera en cargar a este pequeño cuando por fin venga a este mundo, después de ti y Dimitri claro.-

-Te entiendo, no hay nada que desee más pero ha sido un camino muy difícil el que han tomado para llegar hasta ahí, eres nuestra reina y te necesitan.-

Nadie podía comprender el deseo de mi mejor amiga mejor que yo porque también era el mío pero no podíamos hacerlo realidad, no por ahora. Después de que Zeklos y sus secuaces se confabularon contra la corona creí que el reinado de los Dragomir había terminado pero gracias al excelente trabajo que Lissa había hecho hasta ese momento, la mayoría de las familias reales además de dhampir y moroi se pusieron de su lado. Durante estos meses habían existido varios ataques a La Corte donde se refugiaban todos los aliados de Liss, afortunadamente ninguno había tenido éxito. Sí hubieron bajas sumamente dolorosas, el padre de Mia entre ellas pero los números aún estaban de nuestro lado al menos en cuanto a los rebeldes porque los strigoi eran un asunto muy diferente.

El ejército que se preparaba para atacar desapareció como por arte de magia lo que preocupa mucho más ya que no tenemos idea de lo que pretenden, existen rumores de alianzas entre los moroi extremistas y los strigoi que me buscan pero deben ser solo eso porque ¿qué moroi estaría lo suficientemente demente como para unirse a ellos? Era una locura, tendría que ser alguien completamente desesperado y Zeklos pese a todo no me parecía de ese tipo.

Lissa debía mantener su posición, demostrar entereza y liderar como lo venía haciendo hasta ahora, no podía flaquear, un solo paso en falso y todo podría desmoronarse.

-Lo sé pero es tan difícil.-

Lissa se tumbó sobre la cama, el escenario que había elegido esta vez era el de la habitación que compartíamos en el campus cuando habíamos huido de San Vladimir, parecía que había pasado una eternidad desde entonces. Me acosté junto a ella.

-Como todo en nuestra vida pero al menos no es aburrido. Falta poco, lo presiento, sé que todo se solucionará.-

Volteó a verme con duda en los ojos.

-¿Por qué estás tan segura?-

Llevé ambas manos a mi estómago.

-Porque así tiene que ser, este ser que llevo aquí dentro es fuerte, bueno y poderoso, gracias a él volvimos a conectarnos y gracias a él podremos superar esto, ya lo verás, solo tienes que confiar.-

-¿Cuándo me volví la fatalista y tú el rayo de esperanza?-

-Creo que fue cuando te coronaron amiga.-

Las dos comenzamos a reír como locas, y sentí como mis palabras habían logrado tranquilizarla, ya volvía a ser mi moroi optimista favorita. Comencé a percibir cómo alguien me llamaba desde lejos y la habitación se empezó a hacer borrosa.

-Creo que es hora de mis vitaminas, quisiera quedarme más tiempo.-

-Y yo pero no puedes dejar de fortalecer a nuestro milagro o no se cumplirá todo lo que has dicho, además ya nos veremos más tarde, es lo bueno de los sueños, siempre hay tiempo para ellos.-

Nada es eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora