La Declaración (Único capítulo)

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El beso de Genos se hacía cada vez más apasionado e inquieto

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El beso de Genos se hacía cada vez más apasionado e inquieto. Se podía sentir el calor del ambiente de la habitación. No se escuchaban gemidos, pero debido a la agitación, al menor le provocaba pequeño jadeos que hacían inquietar a su maestro. Lo que Genos desconocía era que, mientras él disfrutaba del mágico momento, el otro individuo que lo acompañaba estaba punto de sufrir una parálisis cerebral. El más preocupado en esa situación era el mayor, el calvo, el que tuvo cabello pero lo perdió por convertirse en un súper héroe. Su nombre era Saitama, y lo único que rogaba era que Dios se apiade de él, era el preciso momento para aparecer y provocar cualquier tipo de circunstancia que detenga esa situación; podría imaginar a un monstruo atacando su casa, un terremoto de gran magnitud, un tsunami o cualquier otra cosa (bueno no, quizás exageraba) pero lo rogaba enteramente.

Saitama era consiente que el rubio no lo besaba con maldad, si hubiese sido así, ya hubiera metido la lengua hace minutos. Genos era calmado, determinado y un gran escudero y eso a él le gustaba. Genos además de ser su discípulo, significaba su amigo, su compañero de vida, por eso, Saitama lo quería mucho, muchísimo, pero jamás tanto como para encontrarse en su cama a las 4 de la tarde y estar acostado con él y con este casi encima besándolo sin dejar que respire. El beso era intenso, pero no sexual, de eso estaba agradecido, pero ya habían pasado casi 2 minutos y Genos parecía no tener la intención de parar, al contrario, el beso parecía complicarse y ser comprometedora si no lo detenía en ese instante. Tanta era la tensión que Saitama empezaba a sudar frío y su cuerpo a temblar "me dará fiebre" pensó, ya casi cumpliéndose los 3 minutos. Los segundos se hacían eternos, no tenían fin, como si Genos estuviera poseído y olvidándose de la realidad, todo su ser parecía que había viajado a otra dimensión y sin pretender regresar. "Cómo llegué aquí" se preguntó el calvo. Quizás era lo que siempre se preguntaba cada vez que Genos se acercaba a él con la intención de abrazarlo o besarlo. Saitama empieza a recordar con nostalgia lo tranquilo y feliz que era hace solo 2 semanas, no, mejor dicho 1 semana y media, pero es que ya ni tenía la noción del tiempo. Porque cada día era peor.

****

Todo empezó un viernes en la mañana, comenzaba la rutina. Saitama se cambiaba la piyama para hacer las compras del día, se estaba acabando el café, jabón y el papel higiénico, y mientras mentalizaba la lista de cosas por comprar, al fondo en la cocina estaba Genos preparando el desayuno. Nada fuera de lo normal, todo transcurría con naturalidad, hasta las noticias eran comunes, un monstruo atacando la ciudad A, pero por la forma en que narraban la noticia, parecía no ser tan alarmante, la periodista lo llamaba emergencia de nivel "tigre", nada malo, nada que un héroe de clase B o A no pudiera controlar. Saitama había llegado de comprar los productos y mientras acomodaba los nuevos rollos de papel con el logo gigante de "extra grande y resistente", y dejaba todo en su lugar, de pronto escuchó un estruendo en la sala, como si algo acabara de romperse. Inmediatamente se apresuró y fue directo hasta allí.

-¿Genos?

Cuando llega, baja la mirada y observa una taza en el piso hecha añicos y con toda la leche derramada, "maldición, esa era la más cara que tenía" dijo mentalmente Saitama, incluso tenía el dibujo de un panda saludando con la patita arriba.

El manual del amor de Genos (One-shot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora