Capítulo 8

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Las primeras dos semanas después de que lo hubiesen ascendido habían sido muy ajetreadas para Harry. Su horario de trabajo había cambiado: entraba a las siete y se iba cuando el secretario dejara el edificio. Eso solía ser alrededor de las seis de la tarde pero había días en los que tenía que acompañarlo a reuniones hasta horas más avanzadas. En esos casos se dedicaba a dibujar o entretenerse con el móvil en una sala de espera por el tiempo que durase la junta. Rara vez el secretario le pedía que fuera a buscar algún documento que había olvidado en la alcaldía. Pero en la mayor parte de los casos sólo vagueaba mientras esperaba a que el alfa saliese. Era el momento del día donde se relajaba y disfrutaba de que le pagaran horas extras por no hacer nada.

En la primer semana había tenido que aprender cómo ordenar el despacho del secretario y a contestar sus e-mails, que era lo que más le costaba. Megan no había sido de mucha ayuda así que había tenido que preguntarle a Cara qué tenía que responder a los correos. Pero cuando el secretario se cabreó con él porque no le había comentado sobre un e-mail de un empresario, el cual era aparentemente más importante de lo que suponía, le dijo que no contestase ninguno sin notificarle antes. Así que terminó llevando su laptop al despacho del alfa todas las mañanas para leerle los correos en voz alta.

El primer lunes de Febrero eran casi las ocho cuando se sentó en la que ahora era prácticamente su silla, en el despacho de Louis, frente a su computadora para leerle los correos del viernes. Este había ido a dejarle unos archivos al tesorero unos minutos antes y le había pedido que lo esperara ahí dentro.

Harry sospechaba que no quería que se acercase a otros alfas porque nunca le solicitaba que les pasase algún comunicado a ellos sino a sus secretarias. Le habría parecido algo normal sino fuese porque la asistente de Malik siempre irrumpía en el despacho de Louis para llevarle un mensaje del tesorero. Pero ella era una beta así que no le tenía miedo. Probablemente el secretario no confiase en él después de que había visto como Liam lo acosaba sin que pudiese defenderse. Y eso lo fastidiaba demasiado porque pensaba que tranquilamente podía hablar con alfas. El tesorero, por ejemplo, siempre era amable con él.

Giró su rostro hacia atrás cuando escuchó la puerta del despacho abrirse y seguidamente el olor a alfa conocido inundó la habitación. Reprimió una sonrisa que luchaba por salir de sus labios porque amaba el olor a Louis. El alfa se limitó a mirarlo con el ceño apenas fruncido luego de cerrar la puerta.

- Vamos, dime – escuchó que decía mientras se adentraba en la oficina. El omega volvió a concentrarse en la pantalla intentando ignorar el aroma del alfa.

- El concejal Gutiérrez está de viaje pero quiere una reunión con usted en cuanto vuelva.

Evitó levantar la mirada porque sabía que el alfa ya se había sentado en su sillón y ahora sólo los separaba el escritorio. Aunque se había acostumbrado a la presencia del secretario la cercanía con este hacía que se pusiese nervioso. Por el contrario Louis parecía estar más relajado por las mañanas, cuando le decía qué tenía concertado para ese día o al leerle los correos como ahora.

- ¿Sobre qué quiere hablar? – preguntó el secretario empezando a revolver entre los papeles que tenía sobre el escritorio con sus lentes para leer puestos.

- Dice que tiene pensando un proyecto que podría interesarle – contestó Harry mirándolo de reojo, por encima del monitor.

El alfa dejó de mirar los documentos, se quitó los lentes mientras miraba a un punto fijo en la pared. Harry supuso que estaba pensando en algo importante, porque nunca dejaba de lado lo que estuviese haciendo mientras escuchaba lo que leía.

Asistente (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora