Cuarenta y cinco.

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MAY DAY MAY DAAAY! (¿entienden? PORQUE ES MAYO JAJAJAJJAJAJAJAJJAJAJAJokayno).

#LastMaeDay

Capítulo cuarenta y cinco: Eternidad.

Pasaron un par de meses después de la obra de navidad en honor a mi madre, mi hermano ingresó a la academia de arte dramático de Counterville y mi papá no podía dejar de decirlo en todos lados. Su pequeño bebé estaba siguiendo sus pasos.

Mia estaba totalmente hermética en la universidad, ya estaba por terminar su primer semestre y se había encerrado como una ermitaña a terminar trabajos.

Yo volví a Eterneco luego de que papá me dejó salir de casa, por fin me habían quitado las muletas y podía caminar con total libertad. Ahí todo seguía igual, solo que Joseph era el cocinero oficial, y yo estaba feliz por él. Faltaba muy poco para graduarnos y estabamos tan sumergidos en exámenes que tampoco daba tiempo a respirar.

Pero entonces pasó algo... los exámenes terminaron, empezamos a reconocer nuestras caras. ¡Había algo más que hojas, letras y exámenes que resolver!

Era increíble.

—Muffin, ¿estás consciente de que nos graduamos en dos semanas? —sonrió mi novio mientras salíamos de clases, caminamos hasta el campus a respirar aire libre.

—Lo sé, no sabía que llegaríamos al final tan rápido.

—Te tengo una sorpresa...

—¿Qué? —pregunté, Joseph alzó las cejas y yo giré... chillé como hacía cada vez que la veía— ¡¿Por qué nunca me avisas cuando vienes?!

—Me gusta dar sorpresas... y tú las odias, ¿ves? ¡es perfecto!

—Eres una tonta, dame mi abrazo —reí abriendo los brazos y nos abrazamos—. Así que tú sabías...

—No, en realidad fue una coincidencia. Estabas de espaldas cuando la vi entrar y decidí decirlo.

—Tú eres otro tonto.

—¿Y a mí no me reclamas un abrazo?

—No uno, todos —Mandé un beso al aire al notar que Mia no quería soltarme.

—Deja a mi novia, niña... alta.

—Tú cállate, tú la abrazas siempre —Mia le sacó la lengua y me abrazó más fuerte.

—¡Mae, Joe! —saludó Tommy acercándose.

—Hola, Tommy.

—Hey... —Joseph lo miró, aún no le caía bien.

—Ella es mi mejor amiga, Mia.

—Hola, Mia —Le sonrió.

—Hola, Tommy —Mia me abrazó aún más fuerte y Joseph entrecerró los ojos.

—Eh, bueno... venía a decirles que me voy antes, no estaré en la graduación, me ofrecieron un trabajo en París y debo aprovecharlo.

—París... quiero volver —Mia estiró el labio y yo asentí.

—Oh, bueno... que lástima. ¿Te vas a vivir allá? —Miré a Joseph negando con la cabeza y logré que Mia me soltara.

—Te extrañaré, Tommy. Espero que te vaya bien allá... y en algún momento iremos a visitarte.

—Yo también te extrañaré, y gracias, Mae. Espero que les vaya bien juntos, chicos. De verdad —Nos toco el brazo a ambos, y luego nos abrazó.

Capi quería libertad, lo veía en su rostro.

—Sí, bueno... que te vaya bien —Joseph se alejó lentamente y reí.

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