Capítulo 35 - Trastornado

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ALLIE

Empujo a las personas a mi paso, me deshago de todo lo que me detiene y consigo salir del estadio, tratando de alcanzar a mi padre.

Lo llamo y él no se vuelve, camina más rápido hacia su auto. Quiero ir tras él pero alguien me detiene poniendo su mano en mi brazo.

—¡Suéltame! —gruño, luchando por respirar y alcanzar a mi padre.

—Allie, por favor...

Reconozco la voz de Matt, me sacudo su agarre y niego con la cabeza.

—Mi papá, mi papá —es todo lo que sale de mis labios mientras avanzo unos pasos más inútilmente.

El rugido del motor anticipa el momento en el que mi padre hace chirriar las llantas sobre el asfalto y se aleja a toda prisa. Más lágrimas bajan por mis mejillas mientras sollozo.

—Bonita, escúchame por favor —dice Matt nuevamente a mis espaldas, respiro hondo, ahogándome con el llanto, y volteo a verlo.

Su silueta emborronada está a unos pasos de distancia, como si temiera acercarse más. Me llevo las manos a la boca y gimoteos escapan de mi garganta de manera entrecortada mientras me rindo ante la debilidad de mis rodillas, acuclillándome. Esto es demasiado. Toda esa gente puede decir y pensar lo que les plazca, ellos no me importan ni un poco, pero mi padre... Habría dado lo que fuera porque él no viera ese maldito video.

Los pasos se arrastran despacio, siento a Matt arrodillarse a mi lado y luego muy lentamente colocar su mano en mi rodilla. Cierro los ojos con fuerza y gimo, dejando fluir las lágrimas. Nada de esto es justo, no lo es.

—Allie —murmura con cautela—, lo siento. Lo siento tanto en verdad. Todo esto es mi culpa, lo sé, pero te juro que lo que ellas dijeron allí... te juro... —se detiene y respira hondo—. Nada de eso es verdad. Por favor, créeme.

Abro los ojos, Matt tiene los suyos cerrados y las pestañas húmedas, dos surcos cristalinos le marcan las mejillas, corriendo hasta su barbilla. Llevo mis manos temblorosas a los lados de su rostro y lo atraigo al mío para besarlo.

—Matt, me importa una mierda lo que ellas dijeron sobre ti. Esas fueron sólo palabras, tú me has demostrado con hechos quién eres.

Él abre los ojos, confundido. Respiro hondo, mordiendo mi labio superior y obligándome a contener el llanto.

—Te lo dije desde que empezamos esto Matt, yo creo en ti. Y justo ahora no voy a enloquecer por lo que una arpía venenosa ha dicho con el afán de dañarme. El cómo ella se enteró de cosas y obtuvo ese jodido video no lo quiero averiguar en este momento. Lo único que realmente quiero es hablar con mi papá... Eso es lo único —digo con un hilo de voz.

Él asiente y me ayuda a ponerme en pie, me besa en la mejilla y luego me abraza con fuerza. La gente comienza a salir del estadio, por supuesto que notan nuestra presencia, después de todo no somos invisibles. Entierro mi cara en el pecho de Matt y aprieto mi agarre en su cintura, trato con mi respiración y me obligo a concentrarme en el sonido de su corazón mientras ignoro a la gente y sus comentarios.

Matt se mueve de tal manera que su cuerpo me esconde de los demás, como un caparazón que pretende protegerme. Y mientras me permito estar entre sus brazos, sollozando bajito y con mi cabeza doliendo, sigo pensando en que todo lo que quiero hacer es ir en busca de mi padre.

—¿Ahora quieres jugar al rol del príncipe azul? Sabes que eso no te queda, Matthew —escucho a una voz decir, lo que consigue que el cuerpo de Matt se tense y ponga a la defensiva.

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