Ryeowook caminaba por las calles del pueblo con una mezcla de sentimientos que no lograba descifrar, sentía que su corazón se dividía de una manera que lo estaba dañando, como si una enredadera lo estrujara tratando de llevarlo al límite. Apuró sus pasos callando las voces de su mente, repitiéndose cientos de veces que no debía ser un cobarde y hacer lo que KyungSoo le había pedido ¿No era eso lo que quería? Debía ser fiel a su amigo y demostrar la grandeza de su cariño.
Al atravesar los muros que separaban el palacio del pueblo empezó a caminar más lento, sentía su cuerpo paralizado ante la idea de ver a KyungSoo de nuevo ¿Y si le insistía con aquel plan? Había prometido a la reina Sooyoung protegerlo, pero no sabía hasta dónde podía hacerlo, no sabía cómo hacerlo. Tal vez era demasiado cobarde, no lo sabía. Pero aquello finalmente sería su perdición.
Caminó por los confusos pasillos con agilidad rogando no encontrarse en aquella soledad con Chanyeol o alguien inoportuno, pasaba puertas y atravesaba cortinas hasta hallarse minutos después frente a las puertas corredizas.Con una pizca de determinación se adentró encontrando a KyungSoo practicando su caligrafía, parecía ensimismado escribiendo algo. Éste al percatarse de su presencia alzó la vista y sonrió de manera sutil.
Ryeowook se acercó y se arrodilló junto a él sin apartar la vista del pergamino. Guardando silencio se dejó perder en las letras del papel, pensado en lo que se avecinaba. KyungSoo le hizo una señal y le extendió un pergamino, con una sonrisa lo tomó y se dedicó a escribir aquel poema con el que llevaba días rondando.
Ambos movían su mano suavemente, plasmando la tinta que era absorbida por el papel. Las grandes puertas que conducían al patio se hallaban abiertas iluminando por completo la habitación.
— He planeado un encuentro con Jongin — Dijo KyungSoo, sosteniendo firmemente el pincel sobre el pergamino.
Ryeowook detuvo sus movimientos, observó su letra fina y elegante. Chanyeol -en las ocasiones en que no estaba enojado- lo alababa diciendo que parecían pisadas de una ave sobre el papel.
— ¿Cuándo lo harás?— Dijo, un poco angustiado. No le agradaba mucho la idea de que se vieran, no quería que fueran descubiertos ahora que la situación estaba tan delicada—. Pensé que lo evadirías hasta el día de tu partida.
KyungSoo emitió un suspiro y continuó escribiendo.
— No puedo hacerlo— Alzó sus hombros—, moriría si me alejo de él.
Ryeowook dirigió su mirada al papel ajeno y la regresó al suyo, repasó unos trazos e hizo unos nuevos que completaban el poema que escribía pero no sentía. Miró a su amigo que estaba nuevamente anonado, la estaba pasando mal.
— ¿No crees que sería mejor salir a tomar un poco de aire?— Lo invitó, dejando a un lado el pincel.
KyungSoo lo miró un poco desconcertado.
— No sé, no me siento muy animado—Soltó su pincel y alejó el papel de su vista—. Quiero descansar un poco.
— Anda—Se puso en pie con una sonrisa—, no puedes permanecer encerrado.
Con un suspiro KyungSoo le imitó sin mucho ánimo y salieron de la habitación en silencio. El menor llevaba la delantera con una sonrisa mientras el otro caminaba cabizbajo, sin ganas de nada. Salieron por una de las puertas que daba paso a la entrada principal del palacio, árboles rodeaban el camino de entrada y las flores decoraban el extenso campo. La suave brisa golpeó sus rostros y Ryeowook no pudo más que sonreír por el hermoso día que les esperaba.
Tomó a su amigo de la mano y lo empezó a guiar por el gran terreno que comprendía el palacio, saludaban de manera educada a las personas con que se cruzaban pero no hacían comentarios entre ellos. Se hallaban cerca del lago donde reposaban algunas tortugas cuando de pronto vieron a lo lejos una gran bandera que se abría paso por entre los árboles de la entrada. Ambos jóvenes miraron con curiosidad hacia esa dirección procurando ver algo entre el follaje, pero sólo lograron ver lo que parecía ser un séquito. Ryeowook visualizó armaduras mientras que KyungSoo vio el símbolo de la camelia.
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i. El origen del amor
FanfictionMiles de leyendas han surgido en medio de la guerra y la destrucción, pero la realidad se limita a la existencia de un hombre que ha sido capaz de burlar a la muerte. Kim Ryeowook ha vivido en el reino de la familia Lee desde que tiene memoria...