Capítulo 6

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Capítulo seis

-- ¿Por qué son tan negativos? -- Pregunté -- Vamos, yo creo que tal vez deberíamos volver y ver que tal son. ¿A caso no desearías dejar él trabajo que has tomado con los humanos? Piensalo mejor.

-- ¿Y si con la ayuda de ellos vuelven a recuperar él anterior paquete? -- Fue Liz quien habló esta vez. La niña se había distraído de su juego y comenzó a poner atención a nuestra discusión -- Quiero ver a mamá de nuevo.

-- Me iré a dormir -- Dije incorporandome y comenzando a caminar hacia las escaleras que dan a mi habitación -- Si pasa algo importante, despiertenme.  

Resultó que aquella noche ellos no llegaron a nada, como ya  era de esperarse. Después de hacer que Damián me diera un completo informe de todo lo que había pasado después de que yo decidiera ir a dormir me di cuenta que fue una buena decisión haberlo hecho.

Todos nosotros tenemos una voluntad de acero y es realmente un trabajo casi imposible hacer que nuestras opiniones cambien. En mi caso, solo es por mi carácter que actúo de la manera que lo hago. Pero para los demás está en su sangre actuar como si siempre tuvieran la razón y me alegra tener una pequeña pizca de paciencia para poder soportar cada discusión que se forma. Y han sido bastantes.

Los únicos que no suelen meterse en las discuciones son Alex y Liz a quienes no les parece interesar en absoluto donde estemos. Y no los culpo, quiero decir, ellos son niños y están muy lejos de comprender las estupideces que los mayores discuten. Incluso yo desearía poder ser indiferente.

De cualquier forma no pasaría todo mi día pensando en el pasado o en el futuro, en vez de hacer eso decidí que haría algo mejor aunque no productivo: Ver televisión. Mentalmente me regañaba a mi misma por hacer algo tan idiota cuando el día estaba tan lindo y tenía una lista enorme de cosas que hacer. Pero mis grabaciones de American Horror Story nunca me aburrían, a pesar de haberlas visto una cantidad incontable de veces. Ver aquello me hacía sentir un poco mejor al saber, al menos, que no tenía tan mala suerte como para encontrarme en alguna situación como las que los personajes vivían.

Aunque la normalidad no era exactamente lo que caracterizaba mi vida. No creo tener que dar una explicación de esto.

-- Hey, Alex -- Damián dijo entrando a nuestra habitación. Él había salido temprano por la mañana a correr para distraerse un poco junto con sus padres y creo que su hermano también, aunque no como un lobo -- Estuve pensando y creo que sería divertido hacer algo en la tarde. Salir, ir a la ciudad o hacer lo que tu quieras.

-- ¿Qué tienes en mente? -- Me incorporé en la cama acercando mis rodillas a mi pecho con una pequeña sonrisa en mi rostro.

--  Nada en particular, pero se me ocurrirá algo pronto. Aunque lo guardaré como un secreto para que sea una sorpresa.

-- Vaya. Entonces, ¿Por qué quieres sorprenderme en una salida? -- Comencé a interrogar. Normalmente nosotros permanecíamos en casa todo el día, y no me quejaba de eso, era cómodo e íntimo. 

-- ¿A caso no puedo consentirte de vez en cuando?

-- Nunca me podría quejar de eso. Pero es sospechoso que lo hagas. -- Me encogí de hombros -- Pero mientras no me ocultes nada grave, realmente no me importa si la verdadera razón es intentar sobornarme.

-- Eres una interesada -- Replicó con una sonrisa.

-- Si, lo soy. Pero me amas así.

-- Tienes razón.

Alpha DamiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora