Capítulo 38 - Te extrañé

32.9K 3.3K 599
                                    


◆ALLIE◆

Trato de moverme pero todo mi cuerpo duele. Matt está parado en la puerta, solo está mirándome. Lo último que recuerdo es haber pensado que nunca más lo vería de nuevo. Ni a él ni a ninguna de las personas que me importan. Aunque siento cada parte de mi cuerpo entumecida, trato de sonreírle.

Quisiera decirle algo, pero sé que no puedo. Hablar en este momento me resulta complicado. Lo intenté cuando abrí los ojos y vi a mi madre, pero lo único que conseguí hacer salir de mi garganta fue un sonido horrible que además me lastimó.

—Despertaste —murmura él, se acerca a mí muy lentamente, temeroso. Sus ojos azules están irritados y me sorprende el momento en el que un par de gotitas escapan de ellos y bajan por los lados de su cara.

En la puerta, es mi hermana la que se asoma ahora lentamente. La veo llevarse las manos al pecho y respirar con alivio cuando me ve.

—Despertaste, bonita, despertaste —repite Matt, sujetando una de mis manos muy lentamente antes de llevarla hasta sus labios y dejar un beso allí.

Me siento algo mareada y débil, pero verlo aquí me hace sonreír. Me hace querer sonreír. No puedo hablar, no puedo decirle lo mucho que me alegra verlo, así que solo aprieto suavemente su mano y él vuelve a llevar la mía hasta sus labios.

Mi madre entra a la habitación de nuevo, viene acompañada de una doctora, misma que se encarga de sacar a todos de la habitación casi de inmediato a pesar de las protestas. Solo puedo darle un apretoncito más a la mano de Matt antes de que él se incline, bese mi frente y salga con mi madre y mi hermana.

La doctora me hace algunas preguntas, me habla lento, como si de esa forma se asegurara de que entenderé cada palabra que dice, y no deja de mirarme a los ojos en ningún momento.

Mientras la escucho hablarme sobre todo lo que ha pasado con mi cuerpo mientras estaba inconsciente, no puedo evitar cerrar los ojos un instante y agradecer en mi interior por el hecho de que sigo viva.

***

04 DE SEPTIEMBRE DEL 2011

Mamá está dormida en el sofá que está pegado a la ventana de la habitación, ella fue a la única a la que le permitieron acompañarme a pasar la noche.

Todo es muy incómodo con mi cuerpo en este momento. Tengo un tubo conectado entre las costillas derechas, costurado a mi piel, y eso es malditamente doloroso. Cualquiera pensaría que dormir tanto tiempo es sinónimo de descansar, pero realmente no es así. Estoy agotada y adolorida.

Cada vez que cierro los ojos y trato de dormir de nuevo, veo a mi padre y escucho la explosión del arma. Y me duele como si la bala impactara nuevamente en mi cuerpo.

Tengo la mirada fija en un punto del techo mientras pienso y siento la tibia humedad recorriendo los lados de mi cara hasta llegar a mi cuello, mojando todo a su paso.

Aquella fue una noche de pesadilla. Mi padre estaba fuera de control, creí que mataría a Matt y entonces la que acabó con una bala en su cuerpo fui yo. Sé que no fue intencional, sé que no buscaba herirme a mí, pero no puedo creer que todo haya llegado a este extremo.

Él se guardó lo que sintió con el embarazo de Lena, decidió actuar indiferente y limitarse a desconocer a mi hermana, pero todo ese coraje y resentimiento seguían dentro de él. Y todo salió a la superficie con ese jodido video mío y de Matt. Se embriagó; y el alcohol, acompañado de sus violentas emociones, le hizo perder el juicio, le llevó a ser capaz de convertirse en un asesino sin detenerse a pensar en la gravedad de sus actos.

UnplannedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora