Sin ti, no somos sextillizos.

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Karamatsu trató de abrir los ojos, nuevamente los sentía pesados, incluso su cuerpo estaba aletargado, estaba incomodo, quería moverse.

Sintió una calidez sobre sus manos, un toque suave, casi como cosquillas sobre sus manos, sobre sus nudillos.

—Mi pequeño. — no tuvo que abrir los ojos para saber quién se encontraba a su lado, ese tacto y esa voz eran de su madre.

—Hola. —la miró, notando como sus ojos estaban enrojecidos por el llanto. — lo siento...

—No digas nada, todo estará bien, ahora solo descansa.

—quiero ir a casa mamá.

—Aún no te dan el alta, la enfermera aviso que apenas despertaras podríamos arreglar tú regreso. — la mujer miró con rostro suave a su hijo. — mi pequeño Kara, tú padre y tus hermanos están afuera, quieren verte.

—No mamá. — sus ojos se llenaron de lágrimas. — no estoy listo para verlos, te lo pido mamá no puedo.

—al menos deja que tú padre te vea, está muy asustado.

solo él.

—Gracias amor. — la mujer depositó un suave beso en la frente de su hijo.

Los 5 hermanos se pusieron de pie al ver a su madre, esperaban que Karamatsu ya estuviera despierto, más tranquilo y que pudieran conversar.

—lo siento ninis, no quiere verlos, solo a papá. — la mujer miró al hombre, quien rápidamente ingresó a la habitación.

—Está bien mamá. — la voz de Osomatsu se escuchaba dura, aunque en el fondo estaba a punto de llorar, su hermano los estaba rechazando, probablemente no les perdonaba todo lo que habían hecho, en como su estúpida actitud había fomentado todo lo que estaba ocurriendo.

Los cinco chicos aguantaron estoicos todo, aunque en el fondo su madre sabía que se estaban aguantando las lágrimas, acaricio la cabeza de Todomatsu, el pequeño había recuperado un poco el color en su rostro, aunque realmente parecía cansado.

—Estará bien pequeños, su hermano es fuerte, la doctora dijo que hablaría con nosotros antes de darle el alta a su hermano, papá debe trabajar, creo que por ahora sería mejor que se fueran a casa.

La psicóloga les explicó cómo serían las cosas ahora con su hermano, debían estar con él, acompañarlo, distraerlo, no permitir que se encerrara en sí mismo, también les explico cómo funcionaban los medicamentos que por ahora serían parte del tratamiento del segundo hermano.

Osomatsu llevó a los menores a la puerta del hospital, junto con su padre que se cambiaría ropa para trabajar. —muchachos, creo que debo quedarme y apoyar a mamá, Choromatsu ve a casa con los demás, coman algo en lo que llegamos.

Osomatsu caminó de regreso sobre sus pasos, no miró a nadie en ningún minuto, miró la puerta recordando un millón de cosas, todas esas veces en las que había reído junto a su hermano, incluso cuando eran niños, en ese tiempo en que lo abrazaba y le pedía que lo cuidara, incluso esas veces en que se habían dormido tomados de la mano.

—Hijo.

—quiero llevar a casa a Karamatsu mamá, sé que es difícil de entender, pero...

—no lo es hijo, eres el mayor después de todo, solo quieres cuidar a tu hermanito.

—quiero llevarlo a casa mamá, no puedo volver sin él.

La mujer sonrió, acariciando la cabeza de Osomatsu.— cuando nacieron eran tan pequeños, fuiste el primero en llegar al mundo, gritaste como loco, pensé que estabas dejando claro tú lugar como hijo mayor desde el principio, pero luego me di cuenta que solo estabas esperando a tus hermanos, les estabas avisando que estabas esperando por ellos, que los cuidarías, que estarías siempre a su lado.

—Mami...

—Luego Karamatsu llegó, no quería llorar, el médico estaba tan preocupado dijo algo de que sus pulmones eran muy pequeños, por un segundo pensé que estaba muriendo, que no sobreviviría, comencé a suplicar, le decía llora hijo, anda llora, muestra que eres fuerte, me dolía mucho tener a tus demás hermanos aún dentro de mí, pero necesitaba escucharlo llorar, no ocurría nada, entonces les suplique que lo pusieran a tú lado, si iba a morir, quería que al menos no lo hiciera lejos de sus hermanos, ustedes habían estado junto tantos meses, que si ahora debía irse quería que al menos no estuviera solo.

—nunca nos lo contaste.

—solo tú padre lo sabía, cuando nació Todomatsu, que era incluso más pequeño que todos ustedes, Karamatsu lloro, pero su llanto era diferente, el médico tenía razón sobre sus pulmones, los iban a separar, en el fondo pensamos que estaban despidiéndose de su hermano, con su llanto les avisaba que se iría, que tal vez no los vería, no los sentiría cerca nunca más.

—Karamatsu...—Osomatsu tragó con dificultad, comprendiendo lo que le decía su madre. — ¿pudo morir?

—Iba a morir, tú padre y yo lo sabíamos, no queríamos resignarnos, una enfermera nos dijo, tienen 5 hijos más fuertes que necesitan de ustedes, tú padre se enfureció, la miró y le dijo, ellos no nos perdonarían jamás si dejamos que Karamatsu muera solo, ellos son sextillizos.

—mamá.

—no queríamos que creyeran que habíamos preferido estar con Karamatsu, pero al menos queríamos poder tenerlo una vez en nuestros brazos antes de que se marchara, sus pulmones se desarrollaron, pudieron trasladarlo con ustedes, fue tan mágico para mi Osomatsu, mis pequeños eran fuertes, pero con el paso del tiempo nos dimos cuenta de que dejaban a Karamatsu un poco de lado, ustedes realmente aman a su hermano, pero no se lo demuestran.

—mamá ¿qué dices? — la mirada del mayor de lo Matsuno se cruzó con la de su madre y por primera vez entendió, sus padres creían que ellos estaban rencorosos por la atención que sus padres le habían dado. — mamá, ni siquiera lo sabíamos, nosotros amamos a...

Osomatsu se quedó en silencio a media frase, la enfermera salió con su hermano en una silla de ruedas, por políticas del hospital Karamatsu debía salir en la silla del hospital, la mirada del segundo hermano dio de lleno con la suyas, fue un contacto rápido.

Karamatsu tiró las mangas de su ropa, tratando de cubrir las vendas en sus brazos. —no lo hagas. — Osomatsu se acercó, pidiéndole a la enfermera permiso para llevar a su hermano. — mamá fue por un taxi, te llevaremos a casa, los chicos ya nos esperan.

— Un taxi es mucho gasto, no quiero ser una molestia.

Ya en la entrada Karamatsu quiso ponerse de pie, pero las fuerzas le fallaron, aún estaba débil, sintió que se iba contra el suelo, cuando unas manos lo sujetaron firmemente.

—Ven Karamatsu, no te dejaré caer.

—Osomatsu nii-san.

El mayor giró el cuerpo de su hermano, rodeándolo en un abrazo. —quiero que tengas algo claro estúpido, jamás en la vida has sido o serás una molestia, de ahora en adelante me tendrás sobre ti a cada minuto, no te permitiré alejarte, no tienes permiso de morir, simplemente no lo tienes, soy tú hermano mayor y te estoy ordenando que no vuelvas a pensar en dejarnos, somos sextillizos y sin ti...— un fuerte sollozo se dejó escuchar, Osomatsu lloraba. — sin ti ya no podríamos ser felices, sin ti ya no somos sextillizos, my Little Karamatsu.

Los brazos del segundo hermano rodearon el cuello del mayor, Karamatsu comenzó a llorar, su hermano era incluso más doloroso que él a veces.

Happy Birthday brothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora