Lana Sandler

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En un lugar hace bastante tiempo... Se encontraba una gran mansión en la cual vivía la familia Sandler la cual estaba formada por el señor y la señora Sandler, y luego venían los 3 hermanos los cuales eran: Phineas, el mayor, June, la del medio y luego venía la pequeña Lana. Lana era una niña hermosa, el cabello le llegaba a los hombros y era de color fucsia. No era muy alta, pero tampoco era muy baja, era una niña como cualquier otra, y al parecer, el muñeco que abrazaba era su favorito

Como debe uno de suponer, en la mansión también hay sirvientes, varios, pero Lana solo le gustaba jugar con 4. Estos 4 sirvientes eran Andrew, Nina y al final están Chad y Kyle, un par de gemelos los cuales eran los mayordomos.

Lana estaba en su cama abrazando su muñeco preferido. -Buenos días señorita lana. -Dijo una mujer la cual entraba por la puerta tranquilamente con un traje de sirvienta y unos utensilios de limpieza.

Ella es Nina, una de las sirvientas de la mansión, tenía el cabello café amarrado con una cola de caballo y tenía unos brillantes ojos marrones

- ¿Mi mamá te mandó? - Preguntó Lana mientras abrazaba su muñeco. Nina asintió. - ¿Tengo que salir, verdad?

- Si, pero creo que vi a Andy desocupado y algo aburrido. Podrías ir a jugar con él - Dijo la sirvienta sin borrar la sonrisa de su cara. Lana asintió sonriendo y junto a su muñeco salió de su habitación corriendo y esquivando a cada sirviente en la mansión. Como dijo Nina, era el día de la limpieza y todos los sirvientes limpiaban cada rincón de la mansión.

Lana bajó las escaleras a toda velocidad y antes de que se diera cuenta, chocó con la espalda de alguien. - ¿Eh? - La persona se dio vuelta. Era Phineas el hermano mayor de Lana quien estaba de visita, ya que vive en otro país. Era un chico de estatura mediana y cabello rojo, con unos opacos ojos verdes, quien tenía una mirada seria y de odio. - Oh, Lana... - Dijo ladeando la cabeza de lado a lado - Siempre corriendo por la mansión ¿ya deberías dejar de hacerlo, no crees?

- No. - Dijo Lana con su tierna voz. Miró alrededor algo asustada, perdió el muñeco. - ¿Dónde está Fred?

- ¿Fred? ¿Tu muñeco ese feo? No lo sé y no me importa - Respondió Phineas serio. - Tengo cosas que hacer... Con permiso - Phineas salió por la puerta trasera de la casa, esta llevaba a un gran patio hermoso, lleno de flores y demás. Lana buscaba al muñeco de nombre Fred, estaba que lloraba, era su muñeco favorito y lo acababa de perder. Lana se puso de pie y comenzó a gritar.

- ¡Fred! ¿¡Donde estás!? - Dijo con un hilo de voz.

- ¿Que sucede señorita? -Dijo una voz masculina a espaldas de Lana, la que se dio vuelta y vio a un chico de cabellera castaña. - ¿Perdió su muñequito?

Él es Andrew, otro sirviente de la mansión, Lana suele decirle Andy, tiene el cabello castaño oscuro y unos grandes ojos verdes.

- Fred se perdió, Andy - Dijo tartamudeando. Estaba aguantando el llorar pero ya le cayeron varias lágrimas.

- No se preocupe, la ayudaré a encontrarlo. No lloré - Dijo Andy secando las lágrimas de la pequeña. - Usted es fuerte, vamos. - Andy tomó la mano de Lana y juntos empezaron a buscar a Fred por la mansión, pero no lo encontraron. Lana lloró el resto del día, hasta que cayó la oscura noche. Lana estaba asustada, insegura, con ganas de abrazar algo, con ganas de abrazar a Fred.

Lana se acomodaba en su sabana intentando no llorar pero le era imposible. En ese instante, tocaron la puerta de la habitación ¿Por qué a esa hora? ¿Quién sería? ¿Será Fred? Lana dijo con el mismo hilo de voz del día "Pase". Abrieron la puerta, era Chad ¿o Kyle? Era Chad, porque Lana sabía perfectamente quien era quien, ella no los distinguía por sus corbatas, porque la de Chad era roja y la de Kyle era azul, ella los distinguía por su forma de ser, su forma de actuar y todo. - ¿Chad? ¿Qué pasa? -Dijo la chica, y Chad se acercó tranquilamente a ella.

Chad, uno de los gemelos de la mansión, ambos tienen el pelo rubio y unos profundos ojos morados. A veces tienen caras de serios, pero piensan de otra manera. - Creo que esto se le cayó, señorita. - Dijo con su voz seria entregándole a Fred. Chad no parecía mostrar felicidad, ni tristeza, ni enojo. Pero Lana sabía perfectamente cómo se sentía Chad en aquel momento... Sentía felicipenojo. Lana llamaba de esa forma las expresiones de Chad y Kyle, ya que estos nunca se expresaban ante la familia Sandler o algún sirviente. Pero eso era lo que los hacia especiales, Lana los quería tal y como eran, serios, sin expresión, fríos, cabellera rubia.

Lana abrazó el peluche de Fred y luego se levantó y abrazó a Chad. - Gracias. - Dijo Lana. Chad sonrió de manera fría, Lana sintió mucha felicidad ante esa sonrisa. Chad le deseó las buenas noches a Lana y ésta también se las deseó a él.

Muñecos [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora