Quisiera poder amarte

Capítulo 9: "Con dos condiciones"

Capítulo 9: “Con dos condiciones”

Tendría que darle una respuesta rápida. Lysander seguía mirándome esperando la respuesta impaciente. Me quedé pensando unos segundos y se me ocurrió algo. Me casaría con él porque mi tía se merecía que la ayudara, además quería darle a mi hermana una buena educación. Necesitaba ese dinero, y, aunque mi corazón quedara destrozado en el intento, tendría que casarme con él y ser su esposa de cara a la galería. Una esposa falsa con sentimientos verdaderos. Pero pondría dos condiciones para no perder la dignidad que me quedaba.

- Acepto- noté un gran alivio en su cara, era cierto que lo necesitaba, que le urgía casarse-. Pero pongo dos condiciones- dije.

- Creo que no estás en condiciones de pedir nada- su expresión se endureció. Pensaría que aceptaría sin más casarme con él.

Se veía que ninguna mujer le había dicho nunca que no a algo o le había puesto condiciones. 

- Supuestamente tú me necesitas, así que puedo pedir lo que quiera, sino ya puedes buscarte a otra a la que usar para salvar tu imagen de hombre de negocios y heredero- le grité.

- No hay otra mujer más cerca que necesite mi ayuda que tú, además quiero que te quede claro que te desprecio por haberme mentido, por lo que vas a tener que aguantar estar casado con alguien que no quieres.

- Sólo si aceptas mis condiciones, sino ya te puedes ir olvidando de la boda.

- ¿Qué condiciones?- preguntó alarmada.

Mi corazón iba a estallar. ¿Cómo se lo diría? Me moría de vergüenza por mencionar una de esas condiciones, pero eran mis condiciones y tendría que aceptarlas.

- Una de mis condiciones es que me dejes trabajar para pagarte todo el dinero que vayas a darme…o más bien prestarme- dije decidida.

- No voy a permitir que mi esposa trabaje, así que esa condición no la acepto. Tienes que comportarte como una esposa sumisa que depende de su marido y punto.

- Entonces está decidido, no me caso.

- Lo harás, sino te destruiré Alejandra. Te lo juro, tu familia y tú iréis suplicando casa por casa pidiendo limosna.

- No serías capaz de hacernos eso- no sé por qué lo dije, por supuesto que sería capaz.

- Es mejor que te lleves bien conmigo y aceptes.

No iba a aceptar no devolverle el dinero. Trabajaría sin que él se diera cuenta. Conseguiría que alguien me llevara al casco urbano y trabajar de cocinera en algún bar de Santorini. Y ya sabía quién podría ser mi aliado: Christos. Se veía una persona muy noble y estaba segura que me ayudaría.  Primera condición casi resuelta.

- Sólo te pondré una condición más, y esta debes aceptarla si o sí- me sonrojé por lo que iba a decir- Nada de compartir cama ni habitación y ningún beso más.