Capítulo 10: "Secretos del pasado"

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Capítulo 10: “Secretos del pasado”

¿Por qué había dicho que sí a la idea de bañarme en la piscina con él? Pensándolo mejor cuando me estaba cambiando la ropa, “era un tremendo error”. No podía controlar mis impulsos cuando estaba cerca de él, me absorbía y sólo parecía que mi cuerpo tenía sentido junto al suyo. Por otro lado, me daba mucha vergüenza que me viera con uno de los dos bikinis que había metido en la maleta, por eso me puse un bañador turquesa que me tapaba la barriga. Siempre me había dado mucho pudor enseñar esa parte de mi cuerpo porque tenía dos lunares que no me gustaba enseñar, y no quería que Lysander los viera. Eran dos lunares grandes y pronunciados que me afeaban. La pulsera de la suerte “ojo turco”, no sabía si quitármela o no…opté por dejarla. Todo lo que necesitaba en ese momento era suerte. Mucha suerte.

Me envolví en una toalla y salí con un disfrazado valor a la piscina donde me estaba esperando Lysander. Estaba asustada, los latidos del corazón los sentía vibrar por mi cuerpo. Definitivamente me arrepentí de aquello, sobre todo al verlo. Allí estaba, tan hermoso como de costumbre sobre una de las tumbonas que rodeaban la enorme piscina con unas gafas de sol que cubrían sus ojos penetrantes, esos ojos que desnudaban mi cuerpo y mi alma. Esperaba que las llevara todo el tiempo para no perderme de nuevo en su mirada, volverme vulnerable y rendirme otra vez ante el deseo. Pero no fue así, se las quitó al verme, y se levantó para recibirme. Podría ser muchas veces arrogante e insoportable, pero otras era tan amable y caballeroso que resultaba irresistible. Me agarró de la cintura y me condujo a una de las tumbonas para que me uniera y tomara el sol con él. ¿Más sol? Ya había tenido bastante desde que había enfermado de insolación. Lysander parece que recordó lo mismo que yo.

-¿No has traído un sombrero o unas gafas de sol?- su voz sonó suave.

La verdad es que el sol estaba pegando muy fuerte.

- No- respondí avergonzada. Era de tonta no haber metido en la maleta unas gafas de sol o un sombrero a una isla griega en época de buen tiempo.

- No te preocupes- corrió dentro de la casa y al minuto regresó con un sombrero de mujer, que me colocó con dulzura en la cabeza.

Estaba nervioso, su lenguaje corporal lo demostraba. Pero, ¿por qué? No podía ser por mí. Estaba acostumbrado a estar con tantas mujeres y a coquetear con ellas. Era un experto en eso, por lo menos la prensa eso decía. Recordé que una vez mi hermana me había dicho en una de las conversaciones telefónicas que tenías, muy de vez en cuando, que había logrado que un Donjuán sentara cabeza. Que tenía fama de seductor, pero que estaba tan enamorado de ella, que le decía que era la única. Aunque ahora que lo pensaba, tal vez Lysander lo decía porque estaba esperando supuestamente un hijo suyo. O no, tal vez la amaba. ¿La echaría de menos? ¿Extrañaría a Aline? ¿Se haría el fuerte delante de mí? Y lo peor, ¿se acordaría de Aline cuando me besaba? Quizás lo hacía porque pensaba en ella…

- Estás lista- me sonrió y yo le devolví la sonrisa, aunque sin ganas por los pensamientos que tuve. Amaba a Aline, tenía que ser eso.

- Muchas gracias por el sombrero ¿De quién es?- no me resistí a preguntar. Sería de Aline. 

- Es de la mujer de mi vida- dijo firme y convincente. Era cierto estaba enamorado aún de Aline, y yo estaba a punto de casarme con él, sabiéndolo.

Quisiera poder amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora