Capítulo 1

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Capítulo uno


No quiero ser tu historia, quiero ser el libro que jamás terminaste de leer


--¡Karma! – El grito de David me despertó. Con mi garganta logré hacer un sonido gutural lo suficientemente alto como para que él lo escuchara. Realmente era capaz de escuchar un susurro en cualquier lugar de la casa – Ven, tienes visita.

-- Di que no estoy – Respondí, tirando de una frazada sobre mi cabeza para protegerme de la luz del sol que se filtra por mi ventana cada mañana. Pero en vez de conseguir una respuesta solo escuché pasos acercándose por el pasillo. En unos segundos David se encontraba dentro de mi habitación seguido por alguien que se quedó en la puerta, observando. Sin decir alguna palabra más, las frazadas que me cubrían salieron volando, él se acercó a la ventana ubicada justo junto a mi cabeza y tiró de la cortina de tal forma que los rayos del sol me cegaron por unos segundos mientras me incorporaba de golpe en mi cama – Le diré a mamá que me has levantado.

-- Deja de lloriquear y levántate de una vez.

Resignada, por primera vez mis ojos se dirigieron a la puerta. Ahí ya no se encontraba solo una persona, si no tres. Mis dos hermanos estaban riendo disimuladamente y luego de que notara su presencia se marcharon rápidamente. Solo quedó ahí Alexander, con sus ojos fijos en el suelo como si realmente hubiera algo interesante que ver en la fría cerámica. Mi padrastro y amigo también se fueron rápidamente cerrando la puerta detrás de ellos.

Tomé la ropa que mi padrastro me tiró y las lleve de regreso al armario sacando nuevas prendas de ropa. Entre al baño del pasillo y después de hacer todo lo que debía, abrí la puerta y corrí escaleras abajo entrando en la cocina. Dentro toda mi familia estaba tomando desayuno, incluyendo a Alex cuya presencia era habitual en esta casa. No lo consideraban siquiera como una visita. Él me sonrió cuando me vio aparecer pero no se levantó ni dejó de comer las tortillas que mi madre le preparó. Tomé un plato de la despensa y puse en él las pocas tortillas que quedaban, caminé a la mesa y me senté.

--En la tarde tendremos que ir todos a la casa central – Mi madre dijo interrumpiendo la conversación de mis hermanos -- ¿Estarás bien sola?

A pesar de que no hay ningún motivo por el cual no puedo ir a la casa central o el hogar de la familia Alpha y Beta donde se hacen las reuniones del paquete, nunca me ha gustado estar ahí. Desde que dejé de necesitar que alguien cuidara de mi me he quedado en casa mientras que el resto asiste a los eventos que programan. Alex, de vez en cuando, puede quedarse conmigo. Pero lamentablemente casi todas las veces que llaman a una junta, es obligatoria la asistencia de todos los hombres lobo mayores de edad de la manada. Y ninguno se atreve a desafiar a su alpha.

--De hecho saldré durante la tarde – Informé. En mí, decir esas palabras no es algo común. Mi vida social no es realmente lo que se puede llamar... activa – Un chico de la universidad me ha invitado a cenar...

-- Será ciego – Murmuró Diego. Por debajo de la mesa me las arreglé para patearle la rodilla. A pesar de saber que solo es un chico de 15 años que hace las mismas cosas que todos los adolescentes de su edad, de vez en cuando me resulta realmente fastidioso. Nadie en la mesa le tomó atención.

-- ¿Por qué yo no estaba enterado de esto? – Preguntó Alexander, por primera vez dejó de poner atención a la deliciosa comida que mi madre le dio, tenía el ceño fruncido y cruzó sus brazos en la mesa, como intentando dejar claro que se encontraba molesto – Ayer hablamos todo el día por teléfono y no pudiste tomarte un solo minuto para decírmelo... Como sea, ¿Quién es él? ¿Lo conozco?

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora