La luna colgaba hermosa en el cielo despejado, las estrellas a su alrededor ayudaban a aumentar su belleza a través de suaves destellos. Ryeowook miraba a KyungSoo caminar de un lado a otro desesperado, su mirada no permanecía en un punto fijo y entre dientes murmuraba cientos de cosas inentendibles. Su amigo parecía desesperado, al borde de la locura. Trataba de entenderlo, enserio lo hacía, pero no estaba enamorado y esos sentimientos no se podían imaginar, ni recrear en su totalidad.
Sentado en el suelo puso su barbilla sobre sus rodillas que mantenía abrazadas, el frío de la madera le empezaba a molestar, pero no hacía ademán de ponerse cómodo. En ese momento lo único que hacía era mirar con detenimiento a su amigo que derramaba ya un par de lágrimas, se sentía como un inútil.
—¿Cómo pueden hacerme esto? — KyungSoo pasó su blanca mano por sus cabellos negros creando un hermoso contraste.
Desde niño Ryeowook siempre lo había admirado, su amigo despertaba las miradas tanto de hombres como mujeres del reino, pero nunca mostraba interés alguno por alguien. Hace unos años había aceptado abiertamente que le gustaban los hombres, cosa que había tomado por sorpresa a los reyes Lee, en especial a su alteza Siwon quien duró unos meses sin hablarle. Él por supuesto lo sabía de antaño, de hecho había motivado a su amigo a decirlo para que no fuese comprometido con ninguna joven contra su voluntad y afortunadamente así había sido. Hasta ahora.
Siguió los movimientos de KyungSoo pensando en los miles de motivos que pudieron tener los reyes Lee para hacer que su único hijo contrajera matrimonio con un desconocido. Podían estar resentidos con KyungSoo por haberse negado a unir con una mujer y estaban dándole una cucharada de su propia medicina; o más bien querían darle a su hijo la oportunidad de unirse a un hombre que había aceptado sus gustos abiertamente para evitar habladurías. En medio de todo eso sólo había una cosa clara: Quién quiera que fuese ese personaje tenía el suficiente poder y dinero para hacer que los reyes Lee entregaran a su hijo.
Aceptaba que tenía muchas preguntas al respecto, a parte de la identidad de aquella persona quería conocer el verdadero motivo del matrimonio. Era algo apresurado, eso quería decir que había ciertos intereses en medio.
KyungSoo detuvo abruptamente sus pasos quedando en medio de su habitación. Ryeowook alzó la mirada ligeramente deteniéndose en los brotes de agua en sus ojos, su amigo se veía tan frágil y desconcertado que en lo más profundo de su corazón se dolió por no poder hacer algo. Su corazón se contrajo al ver aquellas lágrimas rodar, olvidando su posición social delante de aquel que consideraba su hermano se puso en pie y corrió a tomarlo entre sus brazos antes de que se terminara de derrumbar.
—¿Por qué, Ryeowook? —Sollozó ocultándose en pecho del castaño—, ¿por qué han decidido darme en matrimonio cuando los botones del amor ya brotaron en mi corazón?¿Por qué cuando ya hay alguien que es dueño de mi pensamientos?
Ryeowook cerró sus ojos sintiendo aquel dolor que lo apuñalaba. Cerró más sus brazos alrededor de su amigo tratando de darle la paz que su corazón tanto anhelaba. No sabía las respuestas, se hallaba en las sombras y temía tanto como él descubrir la verdadera razón de todo.
—Es la decisión de los dioses.— Se aventuró a decir, supo que aquellas palabras eran incorrectas cuando su amigo se apartó negando de manera reiterativa.
¿Decisión de los dioses?
—¿Cómo puedes decir que es decisión de los dioses?—Le miró con resentimiento—. ¿Cómo puedes pensar que mis sentimientos no valen?
—KyungSoo— Se movió hacia él—, es tu destino hacerlo.
El otro ladeó su rostro. Los dioses podían irse a las profundidades del infierno con sus designios.
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i. El origen del amor
FanfictionMiles de leyendas han surgido en medio de la guerra y la destrucción, pero la realidad se limita a la existencia de un hombre que ha sido capaz de burlar a la muerte. Kim Ryeowook ha vivido en el reino de la familia Lee desde que tiene memoria...