Capítulo 4

7.5K 558 50
                                    



Capítulo cuatro


Si algo no me esperaba, era él me besara. La sorpresa me había dejado completamente inmóvil, sin poder responder al beso o empujarlo y realmente no podía pensar en qué era lo correcto hacer.

Cuando era más joven y mis hormonas se encontraban revolucionadas había pensado en besarlo más de una vez, aunque nunca hubiera tenido suficiente valor como para realmente hacerlo. No puedo negar que es un chico realmente atractivo, y que él no lo sepa lo hace serlo mucho más. Y con el tiempo me prohibí volver a pensar de él de una forma diferente a como una chica ve a su mejor amigo. Decidí que si no cumplía con eso finalmente nuestra amistad terminaría de una forma mala. Y no deseaba que así fuera. Entonces, cuando me encontré viviendo una de mis más oscuras y reprimidas fantasías con los labios de Alex sobre los míos, no supe que hacer.

Describir el beso me resultó ser increíblemente difícil, pues no me sentí capaz de encontrar las palabras adecuadas. No fue como los besos en libros y películas –Demandantes, profundos y desesperados -, fue de hecho algo bastante contrario a eso pero definitivamente mejor. Había sido suave y expresaba todo el cariño que más de seis años de amistar tejieron, había sido breve –extremadamente breve- calculaba que no duró más de cinco segundos antes de que él se alejara de mí. Mi primera reacción una vez que fui capaz de moverme fue dar media vuelta para que él no pudiera observar mi rostro. Él hizo exactamente lo mismo que yo. Ninguno quería enfrentarse al otro.

En el fondo un beso no es más importante que cualquier otro toque entre dos personas, la importancia que tiene es lo que quiere decir. Para nosotros, no estuve segura que era exactamente lo que estaba diciendo, ¿Era un tipo de declaración o sólo cumplió con un impulso? Preferí simplemente pensar que lo que lo había motivado era encontrarse confundido. Que no podía pensar de mí de otra forma que solo como su amiga. Su mejor amiga. La lucha por bloquear y eliminar cada voz en mi mente que me decía que me estaba convenciendo de una mentira era realmente muy dura para mí. No necesitaba que mi mente me torturara con un montón de pensamientos que volvieron a la vida después de años de encontrarse enterrados dos metros bajo tierra en mi propia mente. Y a pesar de saber que me convenía pensar, no había otra forma de acabar con todos mi sentimientos y emocione encontradas que dejar de esconderme en mi propia mente y dar media vuelta para enfrentarme a la causa de todo esto. Enfrentarme a Alexander.

¿Pero que debía decirle? Estaba buscando las palabras pero mi mente no me entregaba mucha ayuda. Me sentí extremadamente triste al percatarme de que por primera vez no sentí suficiente confianza con él para hablar sobre un tema. Nunca antes me había pasado esto, siempre había sido capaz de decir todo lo que pensaba frente a él sin guardar nada. Y Alexander siempre había hecho lo mismo cuando se encontraba conmigo. Me pregunté si él estaba listo para hablar y solo esperaba que yo también lo estuviera o el caos en mí también estaba presente en él. Internamente conté hasta tres antes de girar brusca y rápidamente mi cuerpo hacia donde él se encontraba todavía de espaldas a mí. Me pregunté si en el mundo existía algo que deseara hacer menos que hablar con mi mejor amigo sobre nosotros. Si lo existiera, definitivamente no deseaba averiguarlo.

--¿Alexander? – Susurré a pesar de que no hubiera nadie a nuestro alrededor. Llevé mis piernas hacia mi pecho mientras esperaba que respondiera. Si él no se encontraba dispuesto a hablar, yo no podía obligarlo a hacerlo o a mirarme. Solo supe que él me había escuchado cuando escuché como inhalaba y vi a sus hombros subir como si estuviera armándose de valor. Cuando pasaron algunos minutos desde que lo había llamado recién giró su cuerpo de forma lenta hacia donde yo me encontraba – Yo...

Behind the glassDonde viven las historias. Descúbrelo ahora